Bilbao. Quince años después de la redacción del Plan General que ordenó Bilbao, cuando la ciudad apuntaba los primeros pasos para salir de la crisis, ahora ha comenzado su revisión para conocer la situación real de la urbe, las zonas de oportunidad que existen y ajustar la ley a lo que hay. En definitiva, como dice Julia Madrazo, concejala de Urbanismo, "vamos a hacer una nueva foto de Bilbao". Con un enfoque muy distinto. La filosofía que rija el libro de conducta de la ciudad se basará en la tolerancia con lo que ya existe, un urbanismo transversal donde además de la visión técnica tenga cabida la participación ciudadana y cumplimiento de la ley para regular la situación de todas la viviendas que en estos momentos se encuentran fuera de la normativa. La previsión es tener un primer borrador para marzo de 2011. Los primeros talleres de participación entre diferentes colectivos ya se han celebrado.

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de una ciudad no tiene fecha de caducidad, aunque se estima que una vez pasados quince años, conviene ser revisado. Esta es la situación actual de Bilbao. El documento redactado en 1995 ha cumplido en un 70% las líneas que se trazaron sobre papel con respecto a la vivienda, pero necesita una adecuación a los nuevos tiempos que vive la capital. Entre otras cosas porque se construyó una ciudad perfecta en plano pero que ha provocado, con los años, situaciones irregulares como el caso de los 181 edificios que se encuentran en estos momentos fuera de ordenación, con los problemas que eso ocasiona a sus vecinos.

En cuanto a su cumplimiento, el Plan General del año 1995 hizo la previsión de 16.000 nuevas viviendas. Hoy en día, quedan sin ejecutar las 4.500 unidades correspondientes a Zorrotzaurre (3.000 viviendas), Ladera Norte (1.000 viviendas) y suelo urbano (500 viviendas). Por tanto, se ha ejecutado más del 70% de la vivienda prevista en el planeamiento.

En lo que respecta a las áreas de reparto, el PGOU contempló la ejecución de sus previsiones a través de 92 unidades de actuación, de las que ya se han desarrollado el 50% (Bolueta, Ametzola, Zorrotzaurre...), quedando finalmente otro 50% que debe revisarse.

Nuevos criterios "El marco reglamentario en el que se encuadra el Plan General ha sufrido cambios muy importantes que requieren una adaptación. Frente a la foto de postal apostamos por reconocer la pluralidad, la identidad propia de cada barrio", contextualiza la concejala de Urbanismo, Julia Madrazo. Así, la nueva norma planifica una ciudad en la que tenga cabida el pasado y el futuro de la capital, con grandes dosis de permanencia y participación ciudadana.

Los primeros pasos se dieron en febrero de este año cuando se inició una fase de recogida de información y diagnósticos. Una de las consignas ha sido no tratar de llegar a la ciudad perfecta y reconocer la persistencia de lo que existe. Además, se plantea un urbanismo transversal en el que adquiere importancia la participación ciudadana. Parte Hartuz, un grupo consolidado de investigación y formación en democracia participativa integrado por profesores, investigadores, becarios y colaboradores de los departamentos de Ciencia Política, Sociología y Educación de la Universidad del País Vasco, elaboró un documento base que ha servido de guión en los talleres que se han celebrado a lo largo de este año en los que han sido invitados un máximo de 18 personas con puntos de vista diferentes y que han enriquecido el debate sobre lo que tiene que ser Bilbao ya en el siglo XXI.

El suelo está agotado La situación de la que se parte es diferente de las circunstancias que empujaron a Ibon Areso en 1985 a redactar el Plan General de Ordenación Urbana. Para empezar, Bilbao prácticamente ha agotado las posibilidades de suelo para construir y está en marcha un importante plan de accesos que faciliten la entrada a la ciudad. Por otro lado, aunque el documento sigue vigente, según los responsables de Urbanismo, el marco normativo actual es muy diferente del que existía hace diez años. De hecho, el PGOU actual se hizo en base a la Ley del Suelo de 1992 y derogada en la actualidad. Por eso, uno de los propósitos es adaptar a la legislación actual la situación urbanística. "La revisión del Plan General también es una magnífica oportunidad para replantear el concepto de ciudad, los valores que se quieren potenciar, introducir criterios de sostenibilidad y una perspectiva integral, así como acabar con situaciones discriminatorias como son algunos casos de inmuebles calificados en el orden de fuera de ordenación", señala la teniente alcalde de la capital vizcaina.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que en estos momentos hay muchas zonas de Bilbao que se rigen por planes especiales sectoriales, hay nuevos suelos industriales y la configuración de los accesos ha producido cambios importantes en la ciudad. Por eso, cuando se reajuste el plano de la ciudad se verá qué zonas de oportunidad sigue habiendo.