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La Torre Iberdrola se eleva con la labor directa de 600 empleados

La Torre Iberdrola se eleva con la labor directa de 600 empleadosFoto: Oskar Martínez

Bilbao. Cuando Carlos Iturriaga se asoma a la ciudad desde la planta 23 de la Torre Iberdrola muestra satisfacción. Es el arquitecto coordinador de esta magna construcción que está permitiendo tener vistas inéditas de Bilbao, al menos para los trabajadores que elevan al cielo la mayor construcción de Euskadi. Las mejores fotos fijas son de los operarios que esta semana están levantando ya los pilares del piso 25. Aunque, la verdad, para que se les quede en la retina en un impasse del trabajo tienen que esforzarse. O se asoman a las dos zonas donde los amarres de las grúas a la estructura dejan libre la vista o miran a través de unas pequeñas ventanas que se han abierto en los paneles que circundan las plantas en construcción. Esas grandes superficies que publicitan al exterior a los promotores de la torre, Iberdrola y BBK, miradas desde el interior, se convierten en paredes de ocho metros de altura que eliminan todo riesgo de vértigo. También de caerse al vacío.

"La seguridad es una de nuestras preocupaciones constantes", indica Iturriaga con el casco y el peto refractante colocados. Por detrás asiente uno de los capataces que trabaja con los encofradores. Levantan una planta cada día, pertenecen a la empresa Fonorte, y componen la contrata más numerosa de la docena de empresas que al final del proyecto habrán utilizado los promotores del rascacielos.

Los hacedores de la estructura suman 115 personas, casi la mitad de la plantilla que en estos momentos están trabajando en el solar de Abandoibarra. Los operarios que están colocando los vidrios de la fachada también contemplan las laderas de los montes del botxo en su horizonte de trabajo. Esta semana están colocando la décima planta del muro cortina, una superficie de cristal de tonos azules que con las diferentes luces del día deja intuir con exactitud cómo va a quedar la imagen del coloso cuando se coloque su piel. A pesar del riesgo que supone la colocación de cada una de las piezas transparentes, los empleados lo hacen como si nada. "Tenemos mucha experiencia en otros edificios de altura y la cuadrilla es gente especializada", indica el encargado Fernando Bello.

Desde la elevación de la nueva planta, a 120 metros de altura, hasta la instalación de componentes eléctricos en los niveles inferiores, a 20 metros bajo tierra, el pasado viernes estaban trabajando 236 personas en el rascacielos. Una cifra que aumentará paulatinamente hasta diciembre, mes en el que se espera acumular una plantilla diaria de cerca de 340 trabajadores: los de la estructura ya con el horizonte puesto en marzo, fecha en que concluirán pilares y solares, los que instalen fontanería y comunicaciones con las primeras plantas apenas iniciadas. Será una autentica aglomeración humana que equivale a la población aproximada de Mendata, Sukarrieta o Ziortza-Bolivar. "Será el punto culminante de operarios ya que prácticamente todas las contratas estarán trabajando a la vez".

cuidado y planificacion ¿Y cómo se mueve esa ingente cantidad de empleados en vertical? "Con mucho cuidado y planificación", contesta el arquitecto coordinador. Los tráficos arriba y abajo se diferencian con dos sistemas de elevación. Por un lado, un gran montacargas de cinco por tres metros capaz de subir de una tacada 2.700 kilos de material. Por otro, cuatro ascensores con capacidad para 20 personas cada uno. Todos tienen horario, de ocho de la mañana a ocho de la tarde, y el montacargas incluso solicitud de uso. Cada contrata tiene que complementar un documento en el que se pide a la dirección de obra, el número de horas que necesitará la plataforma y qué material elevará. "Tiene que estar organizado, sino sería un caos", apunta Iturriaga.

El tráfico vertical de las personas de momento se controla solo. La solicitud a los ascensoristas es lo que marca paradas en plantas intermedias o en los extremos. Únicamente hay una restricción: Los dos turnos de comida existentes. El primero de doce a una del mediodía, el segundo de una a dos. "No sabemos si tendremos que habilitar un tercero en diciembre, es algo que habrá que ver sobre la marcha", apostilla el máximo responsable de la obra. De todas maneras en los tráficos verticales la dirección de obra ha jugado a la mayor. El conjunto de elevadores es el que se utilizó para levantar una de las cuatros torres de Madrid, en concreto la de la Mutua Madrileña, también diseñada por el prestigioso arquitecto César Pelli. "Aquella tiene 250 metros de altura y nosotros 165 con lo que jugamos con holgura", comenta.

sube-baja constante Esta semana el trajín de sube-baja es constante pero no agobiante. De hecho, incluso se ha previsto que los trabajadores no tengan que bajar a las taquillas donde se cambian para que hagan sus necesidades. Cada cinco plantas se han habilitado unos servicios de obra con todos los elementos necesarios. Inodoros, mamparas, lavabos con sus bajantes y conducciones de fecales. Los servicios de las plantas bajas son los más utilizados por los operarios que están instalando ya las estructuras de los 22 ascensores del edificio o también los sistemas de fontanería. En teoría y a pesar del maremagnum de gremios no se van a pisar el trabajo. Iturriaga asegura que "tenemos un calendario concreto que permite un decalaje entre las actividades. Además la torre es suficientemente grande como para que no se pisen".

En la actualidad se ha contratado ya el 95% de los trabajos. Resta solo fichar las empresas que urbanizarán la parcela interior del edificio, los que construirán la escalera escultórica que presidirá el atrio de entrada al rascacielos y la señalética del bloque.

Al final, serán unas 570 las personas que de forma directa construirán el coloso. Todas ellas están comandadas por un equipo de 30 ingenieros y arquitectos. Son los que gestionan el proyecto desde Iberdrola, la Ingeniería Idom lleva la dirección de obra y Euroconsult se encarga de la dirección de la ejecución y el control de calidad. Quedarán para la historia de Bilbao como los 600 de la Torre Iberdrola.