El Bilbao Basket no puede con el físico del Unicaja antes de la gran final de Salónica
El conjunto vizcaino, con enormes problemas para anotar en la primera mitad, se acercó a solo cinco puntos en el tercer acto, pero acabó cayendo por un contundente 96-79
Mientras el PAOK Salónica acumulaba agradecidas dosis de descanso de cara a la vuelta de la final de la FIBA Europe Cup en la que ejercerá de anfitrión el próximo miércoles, el Surne Bilbao Basket tuvo que afrontar en Málaga un duelo que, si en circunstancias normales hubiese sido ya de máxima complejidad, teniendo ya los hombres de negro buena parte de su concentración y energía física puestas en esa histórica cita en tierras helenas, contando con una rotación tocada por las ausencias por lesión de Tryggvi Hlinason, Malcolm Cazalon y Xavi Rabaseda y con Jaume Ponsarnau teniendo que hacer encaje de bolillos para repartir los esfuerzos entre sus piezas disponibles fue un auténtico sapo que no quedo más remedio que tragar, una de esas experiencias que uno quiere que pasen lo antes posible, sin mayores daños y a otra cosa.
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El Unicaja fue amo y señor (96-79) de un encuentro en el que su superioridad física fue inabordable para los hombres de negro, que si fuera de casa acostumbran a perder brío, orden, contundencia y filo este sábado volvieron a cumplir ese guion, limitadísimos en ataque sobre todo en la primera mitad por la enorme complicación a la hora de encontrar situaciones ventajosas y superados en defensa, encajando demasiados puntos sencillísimos en las cercanías de su aro y permitiendo al conjunto andaluz facturar un 17-2 en el epígrafe de puntos al contraataque castigando un buen puñado de pérdidas más que evitables de su rival. Hubo minutos de rebeldía en el tercer cuarto merced a ocho puntos de Amar Sylla y dos triples de Harald Frey y Rubén Domínguez que redujeron la desventaja a solo cinco puntos (56-51), pero a los de Ibon Navarro ni siquiera les tembló el bigote. Recuperaron la distancia de seguridad de dobles dígitos antes de aterrizar en el acto final (63-53) y Killian Tillie, con tres triples seguidos, se encargó de fulminar cualquier atisbo de ilusión que pudieran albergar los visitantes.
Exigencia
Pese a que el encuentro arrancó con una canasta de Kristian Kullamae, fue el Unicaja el que encontró muy pronto muchas mayores facilidades a la hora de mover sus guarismos ofensivos, llegando con demasiada facilidad hasta el aro bilbaino para finalizar a placer. A los de Ponsarnau la enérgica defensa de los anfitriones les obligaba a jugar muy incómodos, alejadísimos de la canasta rival. Entre el estonio, alternando las posiciones de base y escolta, y De Ridder, que dio un buen susto al torcerse el tobillo aunque pudo seguir jugando, reactivaron tímidamente a los hombres de negro, pero cuando Tyson Carter entró en combustión desde la línea de tres puntos, con dos aciertos seguidos, se produjo la primera renta de dobles dígitos (24-12 a 2:41 del final del acto inaugural), cerrándose los diez primeros minutos con un 29-17 tras triple sobre la bocina de Kendrick Perry.
El Bilbao Basket, con la misión de repartir los minutos y evitar percances, suma una derrota inevitable
Ponsarnau pudo cumplir con su deseo de repartir esfuerzos -nadie llegó a los 26 minutos de juego y diez jugadores actuaron entre 25 y 13, con Iker Chacón llegando a casi seis- y tuvo en Thijs De Ridder, su eterno gusto por la rebeldía y la pelea, su principal valor con 19 puntos y 24 créditos de valoración en menos de 14 minutos. Melwin Pantzar y Harald Frey acumularon también buenas sensaciones al igual que Sylla, pero volvió a no haber noticias de un jugador tan importante como Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, que ni siquiera anotó, mientras que Zoran Dragic acabó con valoración negativa.
Tras encajar otras dos canastas más debajo de su aro de Dylan Osetkowski y David Kravish, Ponsarnau tuvo que llamar a capítulo a los suyos a 7:47 del descanso (33-17). Intentar engancharse al partido resultó complicadísimo. Salvo contadísimas excepciones los lanzamientos del Bilbao Basket quedaban limitados a malos triples o situaciones forzadas en el uno contra uno, casi siempre coqueteando con la bocina de final de posesión. Y si no, balón perdido. Los jugadores del conjunto vizcaino se veían incapaces de mostrarse eficientes ante el poderío físico de la retaguardia de los de Navarro. Menos mal que De Ridder -firmó 16 créditos de valoración en los dos primeros cuartos; el resto del equipo, once- tiró de coraje cuando el 41-24 amagaba con abrir un tremendo boquete en el andamiaje de los suyos para firmar tres canastas seguidas y llegar al descanso con un menos dañino 45-30.
Rebeldía
En la reanudación llegaron los mejores minutos de los de Ponsarnau. Su defensa ganó algo más de consistencia y Sylla, con ocho puntos, hizo daño en las distancias cortas. El 56-51 a 2:13 del final del tercer cuarto tras los triples de Rubén Domínguez y Frey invitaba a soñar, pero el Unicaja no estaba por la labor. Los de Ponsarnau cometieron dos faltas seguidas en ataque que los anfitriones castigaron de manera inmediata y en un abrir y cerrar de ojos volvían a gozar de rentas de dobles dígitos, con un 63-53 a diez minutos del final. Poco más duró el Surne Bilbao Basket sobre un alambre del que le derribaron tres triples seguidos de Tillie (76-61). De Ridder intentó devolver los golpes pero ya no hubo manera. El conjunto de Navarro no volvió a mirar atrás y el Surne Bilbao Basket ya puede pensar al 100% en la posibilidad de levantar su primer trofeo continental en Salónica.