A falta de diez jornadas para el final de la temporada regular de la Liga Endesa, la situación clasificatoria del Surne Bilbao Basket es sumamente positiva, con un colchón de tres victorias, más el average particular, con respecto a la zona de descenso. A ello se le une que el conjunto vizcaino vela ya armas para disputar unas semifinales continentales –juega mañana en Dijon el primer asalto de la antesala de la gran final de la FIBA Europe Cup–, completando así un ecosistema global que cualquier aficionado realista de los hombres de negro habría firmado allá por el mes de septiembre. En este bienestar en la competición doméstica –queda trabajo por hacer, pero la permanencia está muy bien encaminada– tiene un gran peso específico el rendimiento ofrecido por el conjunto de Jaume Ponsarnau contra los cinco rivales que tiene por debajo en la tabla clasificatoria, habiendo derrotado a cuatro de ellos en Miribilla –todavía debe jugar contra el colista Leyma Coruña– y pescando además éxitos vitales en las canchas de los dos equipos que ocupan actualmente los puestos de descenso: el Coviran Granada y el conjunto gallego.

Los cuatro triunfos cosechados por los de Ponsarnau en este 2025 han llegado, precisamente, en esas citas en Miribilla ante sus perseguidores en la tabla. Morabanc Andorra, Hiopos Lleida, Bàsquet Girona y Granada han caído ante la marea negra y en esos partidos de máxima exigencia clasificatoria para no asomarse al peligro de la zona de descenso han dado un paso al frente destacadísimo dos de los jugadores más jóvenes de la plantilla que han sabido asumir con eficacia funciones de liderazgo: Melwin Pantzar y Thijs De Ridder.

El director de juego, fundamental el pasado domingo para poner el lazo a la victoria cuando los de Pablo Pin se acercaron peligrosamente en el marcador, ha ofrecido un rendimiento extraordinario en estas cuatro contiendas, siendo en dos de ellas el máximo anotador de los hombres de negro (20 puntos ante el Granada, 15 frente al Andorra). En todas ellas ha alcanzado como poco los 20 créditos de valoración, con el tope de 33 en el último duelo, y sus promedios han crecido de manera notable: 15,5 puntos, 5,2 asistencias y 4 rebotes. Ha sido en este póquer de victorias en Miribilla cuando el base sueco de 24 años ha cosechado cuatro de sus cinco mejores valoraciones del presente curso. La otra tuvo lugar en la victoria en Granada. Tampoco le ha temblado el pulso al ala-pívot belga de 22 años en estos compromisos de gran trascendencia, ofreciendo además un rendimiento diferencial en ambas canastas en momentos calientes, promediando 12,7 puntos (61,9% en tiros de dos puntos y 37,5% en triples), 6,2 rebotes y 13 créditos de valoración. En tres de ellos anotó en dobles figuras y este pasado domingo firmó sus topes del curso en puntos (19) y rebotes (9), igualando su mejor valoración (21).

Zoran Dragic, tercera pata

El brillo y constancia de ambos ha tenido el acompañamiento de actuaciones puntuales muy destacadas de varios de sus compañeros –26 de valoración de Tryggvi Hlinason contra los del Principado, 18 puntos con cinco triples de Rubén Domínguez frente al Girona y 22 puntos de Marvin Jones frente al Lleida– y de una tercera pata que ha mostrado su oficio en estos cuatro triunfos: Zoran Dragic. El veterano alero esloveno ha sido el tercer mejor anotador, elevando su promedio hasta los 11,2 puntos, y ha figurado en tres de ellos en el podio de los jugadores más valorados del equipo. Contra Granada, Girona y Lleida ha lucido un magnífico 10 de 12 global en tiros de dos puntos. Ante Andorra flojeó con un 1 de 7, pero por contra tuvo su mejor partido en el triple: 4 de 8.