El Surne Bilbao Basket lució una notable actitud de resistencia este sábado en el Nou Congost, pero fue insuficiente para darle la vuelta a un partido que se le puso muy en contra como consecuencia de un horrible segundo cuarto en el que el Baxi Manresa impuso su superioridad física y su juego rebosante de revoluciones para cortocircuitar a los hombres de negro y fabricar una situación de ventaja que ya no abandonaría hasta la última bocina (89-74) pese a los intentos de revuelta de su rival, esforzado y trabajador pero incapaz de ponerse a la altura de los de Diego Ocampo en esos factores tan decisivos. En esos diez minutos previos al descanso, los visitantes sufrieron la expulsión de Jaume Ponsarnau por doble técnica -Javi Salgado se hizo cargo de la pizarra en los 23 minutos finales de contienda- y, sobre todo, perdieron nueve balones y lucieron un muy negativo 3 de 11 en tiros de campo. El 44-34 con el que se llegó al descanso no tuvo ya vuelta atrás.
Y no fue por no intentarlo, por no poner toda la carne en el asador y buscar recursos hasta debajo de las piedras porque de nuevo hubo jugadores con roles protagonistas de los que hubo muy pocas noticias positivas. A tres puntos llegaron a acercarse los visitantes en el tercer acto (57-54) y a seis en el arranque del último, pero los anfitriones siempre tenían una velocidad superior, más madera para su caldera de intensidad y más jugadores preparados , sobre todo el excelente Derrick Alston, para dar un paso al frente cuando la situación lo requería, como se demostró en los minutos finales, con exhibición de robos al jugador que subía el balón y posteriores canastas de Retin Obasohan, una pesadilla para sus pares. En las filas bilbainas volvió a fallar el triple (6 de 23, 26%), pesaron una tonelada los 19 balones perdidos y también los once rebotes ofensivos capturados por el rival, demasiadas concesiones. Solo Thijs De Ridder, con 11 puntos, alcanzó los dobles dígitos en anotación, la retaguardia sufrió en demasiados emparejamientos individuales pese a que tuvo buenos momentos en la segunda mitad y el considerable déficit en todo lo referente a la energía y el físico fue absolutamente imposible de contrarrestar.
PROBLEMAS
El encuentro arrancó con los dos equipos más entonados en funciones atacantes que en las defensivas. Pese a los tempraneros triples laterales de Dani Pérez, el conjunto de Ponsarnau aguantó el ritmo del espídico Manresa porque también pudo correr y porque Muhammad-Ali Abdur-Rahkman y Thijs De Ridder acertaron también desde la larga distancia. Con el 14-16, la situación parecía controlada, pero las prestaciones de la retaguardia bilbaina no fueron las adecuadas. Jugando a tope de revoluciones, los de Ocampo llegaban muy fácil hasta el aro de los visitantes de la mano de Obasohan, Marcis Steinbergs activaba su muñeca con descaro y el parcial de 0-9 colocaba a los visitantes en una situación complicada. La renta manresana llegó hasta los nueve puntos (28-19) antes de que al final del acto inaugural se llegara con un 28-23 gracias a dos buenas acciones de Harald Frey pese a las incomodidades en el ataque de los hombres de negro, obligados a jugar demasiado lejos del aro.
El Surne Bilbao Basket, cada vez más agobiado, arrancó el segundo cuarto con tres pérdidas en poco más de un minuto de juego. Con solo dos puntos en más de tres minutos y medio de juego, su ataque entró en fase de profundo atasco, sin atisbo de fluidez y con acumulación de errores desde todas las distancias, incluso en bandejas al contraataque. Al Manresa, irregular en el tiro, le costó sacar provecho de esta circunstancia, pero para su desgracia el conjunto de Ponsarnau empezó a flojear también en el cuidado del rebote defensivo y la primera brecha de dobles dígitos llegó a 2:21 del descanso (40-29), poco después de que Ponsarnau tuviera que abandonar el partido al recibir dos técnicas seguidas. En un momento de notable confusión, Tomasz Gielo intentó tirar de los suyos con un triple, pero al descanso se llegó con un 44-34 que dejó las cosas muy difíciles de cara al segundo tiempo. Las nueve pérdidas cometidas en el segundo acto habían cortocircuitado por completo el juego de los hombres de negro.
QUERER Y NO PODER
Tras la reanudación, el Surne Bilbao Basket aprovechó una antideportiva de Musa Sagnia sobre De Ridder para acercarse hasta el 46-40, pero seguía habiendo problemas de sostenibilidad (55-43). El Baxi Manresa era un auténtico avión, una constante estampida en la búsqueda del aro rival y todo efusividad a la hora de proteger el propio, y su rival carecía de la explosividad necesaria para ponerse a su altura. Sin embargo, el conjunto dirigido por Salgado, rearmado en dureza defensiva, se puso el mono de trabajo y picó piedra aprovechando sus muchos viajes a la línea de tiros libres para obligar a Ocampo a parar el duelo con el 55-51 en el ecuador del tercer acto. Los visitantes se llegaron a poner a solo tres puntos, pero los anfitriones recuperaron sus constantes vitales habituales, volvieron a empequeñecer a su contrincante y de la mano del imparable Alston y Mario Saint-Supery alcanzaron los diez minutos finales con un 69-58 que dejaba las cosas muy encarriladas.
Y ese acto final ejemplificó el quiero y no puedo constante del Surne Bilbao Basket en el Nou Congost. El conjunto manresano siempre tuvo la respuesta adecuada cada vez que los hombres de negro se acercaron en el luminoso (69-63 y 71-65) y los cinco minutos finales carecieron de toda historia más allá de la exhibición de los locales de la mano de Obasohan robando balones para anotar canastas muy cómodas. El conjunto vizcaino alcanza el largo parón de competición de febrero con un balance de 7-13 en Liga Endesa, muchas cosas que mejorar para ser sostenible en los encuentros a domicilio y decisiones que afrontar sobre la composición de su equipo.