El Surne Bilbao Basket puso este miércoles fin al epígrafe de viajes largos e incómodos que ha tenido que afrontar en esta primera fase de grupos de la FIBA Europe Cup con otra inapelable victoria (62-93) en la cancha del Balkan que le catapulta a la segunda fase continental salvo hecatombe de siderales dimensiones. El conjunto vizcaino aplicó la ley del mínimo esfuerzo para firmar incluso de esa manera una nueva sesión de rodillo y llevarse su cuarta victoria en una contienda en la que el resultado no estuvo en entredicho en ningún momento.
Así está siendo esta primera fase de grupos continental. El conjunto de Jaume Ponsarnau es tan brutalmente superior a sus tres rivales que hace y deshace a su antojo, se dispara en el luminoso cuando quiere, se relaja cuando lo considera oportuno y asesta el demarraje definitivo sin apenas esfuerzo.
SENCILLO
En esta ocasión, más de lo mismo. Similar guion que lo visto en los compromisos en las canchas del Kutaisi y el Prievidza, aunque quizás con algo menos de brillo y tensión que en esas ocasiones porque los búlgaros no esgrimieron nada que pudiera hacer vislumbrar algún foco de peligro. Además, todo lo que sea reservar fuerzas y recursos -en esta ocasión fue Marvin Jones el que se quedó fuera de la convocatoria- de cara al exigente tramo de calendario de la Liga Endesa resulta beneficioso.
Primer cuarto de tanteo y entrada en calor, segundo para imponer su ley, destrozo definitivo tras el descanso sin grandes esfuerzos ni exhibiciones, ningún daño que lamentar en la parcela física y a otra cosa. Curioso que en un encuentro en el que se alcanzaron los 93 puntos ninguno de los hombres de negro pasara de los 10, cifra que alcanzaron Harald Frey, Thijs De Ridder y Xavi Rabaseda. Eso sí, nueve jugadores se movieron entre los siete y esos diez puntos y sumaron los doce, incluido un Iker Chacón que enchufó un triple en los minutos finales.
SIN DESPEINARSE
Sin apenas despeinarse, la entrada del Surne Bilbao Basket en el encuentro fue arrolladora, no en vano arrancó con un parcial de 0-9 en los cuatro minutos iniciales con Rabaseda como principal suministrador de puntos con un triple y un mate a la contra. Sin embargo, los de Ponsarnau se vieron tan inmensamente superiores que cayeron en una fase de apatía que el Balkan aprovechó para sentirse importante. Los anfitriones, de la mano de un inspiradísimo Georgi Boyanov -nueve puntos en el primer cuarto-, vieron la posibilidad de subirse a las barbas del rival y cuatro minutos después mandaban en el luminoso por 13-12. No hubo motivo de preocupación. Los visitantes eran plenamente conscientes de que en sus manos estaba el control absoluto de lo que acontecía en cancha y otro pequeño arreón les permitió cerrar los diez primeros minutos con un 15-21 a su favor.
Con jugadores como De Ridder que no entienden lo que es funcionar a medio gas, la vida es mucho más sencilla. Tres canastas seguidas del belga volvieron a facilitar el demarraje bilbaino, obligando al técnico anfitrión a parar el choque a ocho minutos del descanso con el 15-28 tras triple de Kristian Kullamae. El conjunto búlgaro intentó resistir a base de lanzamientos de larga distancia, pero su deseo no encontraba el necesario respaldo en los acontecimientos en cancha. El Surne Bilbao Basket no jugaba ni bien ni bonito, pero sí fácil y cómodo, lo que le sobraba para no tener que preocuparse de posibles abordajes.
Mezclando errores propios de la falta de tensión con canastas sencillas, su máxima ventaja llegó hasta los 17 puntos (24-41) antes de alcanzar el ecuador de la contienda con un 32-47 favorable a sus intereses, el 8 de 16 en triples como principal elemento desestabilizador y los 10 puntos de Rabaseda como principal fuente de anotación.
IMPARABLES
Y tras la reanudación, bandera blanca del Balkan. Bastó con que Muhammad-Ali Abdur-Rahkman saliera de vestuarios con ganas de unirse a la fiesta, con fogonazos de De Ridder o Frey para que el hueco en el marcador fuera aumentando sin prisa pero sin pausa (39-65). Con el choque absolutamente roto y mucho más morbo en el otro duelo del grupo -el Kutaisi buscaba recuperar el average particular de ocho puntos ante el Prievidza y renunció a los últimos ataques del tiempo reglamentario y las prórrogas para acabar claudicando finalmente en la tercera-, todo lo que aconteció en los dos últimos actos no fue ni digno de entrenamiento.
Tryggvi Hlinason por fin pudo aprovechar su estatura para gustarse en ataque, Tomasz Gielo sumó puntos para aumentar sus niveles de confianza y Chacón se regaló un triple para su regocijo particular. Al conjunto vizcaino le quedan ahora dos citas en casa ante georgianos y eslovacos para poner el candado al Grupo J y catapultarse a la siguiente fase, donde asoman como más que probables rivales el Cholet francés y el Banco di Sardegna Sassari italiano. Esa será ya otra historia muy distinta.