Cuando Ricky Rubio visitó por última vez Miribilla salió del pabellón como campeón de la Liga Endesa. Fue en junio de 2011 y casi trece años después el genial base de El Masnou vuelve a Bilbao tras haber salido de lo que él mismo calificó como “ese lugar oscuro” en el que cayó el pasado verano cuando preparaba la Copa del Mundo con la selección española. “Desarrollé un estrés crónico y necesitaba un tiempo para regularme. Fue como una depresión, un trastorno de ansiedad”, aclaró. El baloncesto ha recuperado a uno de esos prodigios que salen cada muchos años y el Barça le ha dado la oportunidad de volver a disfrutar en la cancha. “En estos meses me he dado cuenta de todo no puede ser blanco o negro. Estoy aprendiendo a vivir la vida en gris”, comentó Ricky cuando anunció en febrero su regreso.

En estos trece años han pasado muchas cosas en la vida de Ricky Rubio, que ha tenido que superar muchos reveses que pusieron a prueba su resistencia mental y que, probablemente, explican aquella decisión de apartarse del baloncesto. Tener que responder a unas expectativas a veces exageradas desde que debutó en la Liga Endesa con quince años le llevaron a decir basta en su momento de mayor madurez en una cancha. Lo primero que hizo fue aparcar su carrera en la NBA tras pasar por Minnesota, Utah, Phoenix y Cleveland y su incorporación al Barça fue el siguiente paso para comprobar si su amor por el baloncesto se mantiene intacto. También la selección española le hizo un hueco para las ventanas de febrero en las que, realmente, tuvo lugar su reaparición. “La pelota vuelve a estar en mis manos”, proclamó, pero también advirtió el jugador azulgrana de que no quiere ponerse expectativas, aunque la propia competición y la esencia del club ya se encargan de marcar objetivos colectivos.

También la vida del Bilbao Basket ha sufrido muchos cambios desde 2011. Aquella final de la Liga Endesa abrió un periodo de éxitos que el club no supo dirigir y mientras Ricky Rubio iba haciendo carrera en la NBA y sumando medallas internacionales, el club vizcaino caía al pozo de la LEB del que pudo escapar en la primera oportunidad que tuvo. Ahora la afición de Miribilla tendrá la oportunidad de ver de nuevo a un jugador especial, de los que piensa en el colectivo antes que en sí mismo. Sin embargo, Ricky ya ha demostrado que es capaz de alimentar a estrellas como los Gasol o Navarro como de tomar él el protagonismo como ocurrió en la Copa del Mundo de 2019 cuando fue elegido jugador más valioso. Esa fue su cima como jugador, pero su segunda lesión grave de rodilla frenó bruscamente ese enorme nivel.

Ahora el base de El Masnou, con 33 años, quiere ir paso a paso, apoyado en la relación de amistad que mantiene con Juan Carlos Navarro y Roger Grimau, los dos máximos responsables del baloncesto culé, y con varios compañeros de equipo. Todo eso le ayudará a hacer las cosas más fáciles y a superar los malos tragos como fue la eliminación de la Euroliga tras perder el quinto partido de cuartos de final en el Palau ante el Olympiacos. “No podemos menospreciar nuestro esfuerzo. Ellos han jugado mejor y se lo han llevado”, señaló tras esa dura derrota para todo el barcelonismo en esta temporada en el que pierde de nuevo en la comparación con el Real Madrid, su gran rival. Las estadísticas nunca han hecho justicia al juego de Ricky Rubio, no ha vivido de ellas, pero ahora mismo, con solo nueve partidos disputado esta temporada, es el segundo jugador con más valoración de su equipo por detrás del discutido Willy Hernangómez y solo en 18 minutos de juego.