LA racha victoriosa del Bilbao Basket como local, que empezó tras caer contra el Breogán a comienzos de diciembre, murió ante el otro equipo gallego de la Liga Endesa. Los dos se están jugando la permanencia y los hombres de negro han jugado dos de sus peores partidos en Miribilla ante ellos. Será casualidad, pero, entre dos conjuntos más parejos de lo que indica la clasificación, ganó el que más lo necesitaba, el Obradoiro, que duerme fuera del descenso. Los bilbainos tienen los deberes hechos y ahora se trata de acabar en la mejor posición posible. La décima plaza se aleja y toca vigilar lo que viene por detrás para asegurar la plaza europea, donde quiera que lleve. La pasada temporada el Bilbao Basket perdió un puesto en la última jornada por culpa de algún resultado inesperado que le llevó a un triple empate perjudicial para sus intereses.

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El Bilbao Basket-Obradoiro, en imágenes José Mari Martínez

Tampoco hay que hacer ningún drama por el resultado de ayer domingo porque el propio Bilbao Basket aprovechó hace tres campañas la falta de tensión competitiva de alguno de sus rivales en el tramo final para conquistar una salvación agónica. Es la misma circunstancia en la que está envuelto el conjunto compostelano, que tiene claro que debe seguir sumando victorias para quedarse en la máxima categoría. En cambio, los vizcainos se han quedado con ese objetivo tan difuso que es acabar lo más arriba posible. Una cosa es manifestarlo y otra, que motive lo suficiente.

Los hombres de negro salieron a la cancha con poca energía y el partido se metió en una dinámica que no les beneficiaba porque permitía al Obradoiro mantenerse agarrado a él y porque también el público de Miribilla, consciente de la realidad, se mostró más frío que de costumbre. Además, varios factores influyeron en que el Bilbao Basket no pudiera hacer buena la ventaja de diez puntos que logró en el segundo cuarto y que, en otro contexto, podría haber sido muy valiosa. El primero fue la falta de acierto, reflejada en el porcentaje de triples. Fue un buen resumen del choque el lanzamiento de Reyes que hizo la corbata en el aro y que podía haber dado una ventaja de cinco puntos para los dos últimos minutos. Luego, llegaron los errores a la hora de resolver los ataques definitivos mientras que el Obradoiro, una vez más, encontró a Scrubb para meter canastas muy importantes.

Antes, los locales, que ya jugaron sin Rabaseda, habían visto sufrir percances físicos a Smith, Hornsby y Andersson y alguno de ellos no tiene muy buena pinta para lo que queda de temporada. También se encontró el Bilbao Basket con que Pustovyi y Blazevic gozaron ayer del beneplácito arbitral para sus muchos contactos, que en otros partidos sí les sancionan. Los dos pívots del equipo gallego acabaron ayer con cinco faltas entre ambos en 57 minutos de juego conjunto cuando promedian casi seis en 40 durante la temporada. Son cosas que pasan, que se escapan al control propio y que también suelen sonreír al que se emplea con más empeño sobre la cancha.

Llamó la atención que el banquillo del Bilbao Basket aportó 46 puntos y el del Obradoiro, 17. Y los gallegos ganaron pese a que su máximo anotador, Jordan Howard, anotó solo uno de sus catorce lanzamientos. Al final, Moncho Fernández tiró de lo conocido ya que sus recientes fichajes, excepto Devon Dotson, poco están aportando. Es la tónica que está afectando a muchos de los equipos de la zona baja, que se han hartado a fichar para nada, y de la que el Bilbao Basket logró escapar a tiempo y sin tocar su plantilla más allá de Keith Hornsby. Ese es el mérito de una temporada que ya está hecha. Lo que llegue a partir de ahora no es más que una pedrea.