El Surne Bilbao Basket deberá encomendarse a Miribilla, a la marea negra, a una mejora radical de sus constantes vitales e incluso pedir algún favorcillo a la Amatxu de Begoña si quiere estar presente en las semifinales de la FIBA Europe Cup después de que este miércoles ofreciera una imagen muy deficiente en Varsovia, indigna de un conjunto con teóricas aspiraciones de gloria, acumulando una desventaja de 19 puntos (83-64) a remontar el próximo miércoles en el duelo de vuelta. Misión prácticamente imposible.

Su rendimiento, sobre todo en ataque, estuvo muy lejos de lo mínimamente aceptable. Previsible, unidimensional, fallón desde todas las distancias, poco enérgico e intenso... Por detrás en el marcador desde el salto inicial y con desventajas de dos dígitos desde antes del descanso, en las filas visitantes solo hubo noticias de Sacha Killeya-Jones (18 puntos) como elemento mínimamente diferencial.

Con un horrible 1 de 19 en triples es muy difícil tener un rendimiento mínimamente sostenible, más aún cuando en los tiros de dos puntos se sufre para alcanzar el 41% de efectividad, acumulando fallos a un palmo del aro e incluso alguna bandeja sin oposición. El puesto de ala-pívot, con Thijs De Ridder y Denzel Andersson, solo produjo tres puntos del sueco ya en el último minuto. Los aleros, Keith Hornsby y Álex Reyes, tampoco estuvieron mucho mejor: siete puntos y un 3 de 12 entre ambos. Con Adam Smith en un 2 de 11, los dos bases sumando un 5 de 19... No hubo nada que hacer.

Y no fue que el Legia Varsovia jugara un partidazo, en absoluto. Fueron los visitantes los que tiraron por la barde gran parte de sus aspiraciones continentales. Porque incluso jugando un choque horrible y llegar a verse veinte puntos por debajo, hubo oportunidad para limar la desventaja hasta los doce o trece puntos en los dos últimos minutos, pero un triple tirado fuera de guion, una pérdida a la contra y otra de saque de banda redondearon el descalabro, muy agradecido por los de Marek Popiolek, con Aric Holman, Christian Vital, Loren Jackson y Raymond Cowels dando la cara y aportando lo que de ellos se esperaba: 51 de los 83 puntos de los anfitriones.

UN FLOJO BILBAO BASKET

El Surne Bilbao Basket arrancó con la idea de explotar a Killeya-Jones cerca del aro, pero no le salió bien, con el pívot extrañamente fallón. Los polacos aprovecharon para mandar en el luminoso percutiendo desde la línea de 6,75 mientras que los visitantes sufrieron mucho para mover sus guarismos, desperdiciando varios ataques asequibles. Smith fue un pilar fundamental para evitar que los anfitriones abrieran hueco (13-10), pero hacía falta más. En ese ecosistema, el primer acto se cerró con un 20-15 que podía darse incluso por bueno atendiendo al nivel de acierto de ambos equipos.

A los de Ponsarnau les seguía costando imponer su juego, acumulando errores absurdos en forma de pérdidas y fallos incluso en bandejas sin oposición, cayendo a veces en la precipitación y sin ser capaces de aprovechar que el Legia tampoco estaba para lanzar cohetes. En ese contexto, los locales necesitaron muy poco para seguir mandando (26-19) y cuando recuperaron cierto orden y compostura en su juego fabricaron su primera ventaja de dobles dígitos: 33-23. Killeya-Jones, con diez puntos seguidos, fue la única resistencia en esos compases. Insuficiente a todas luces ante un rival mucho más multidisciplinar que alcanzó el ecuador de la cita con un 41-29 que dibujaba un panorama complicado.

La defensa del Bilbao Basket intenta frenar a Christian Vital. FIBA Europe Cup

DE MAL EN PEOR

Y en la reanudación las cosas fueron a peor para el Surne Bilbao Basket. Killeya-Jones siguió haciendo daño en el aro polaco, pero le faltaba acompañamiento. Además, Vital se activó en las filas locales y recortar diferencias se convirtió en misión árida (51-37 en el ecuador del tercer cuarto). Un 0-6 con puntos de jugadores hasta entonces desaparecidos como Tryggvi Hlinason o Hornsby hicieron pensar en un resurgir de los de Ponsarnau. Popiolek llamó a capítulo a los suyos con el 53-43 a tres minutos de la finalización del tercer cuarto y Cowels, con un triple, y Wyka, desactivaron la alarma en un abrir y cerrar de ojos. La apuesta por suministrar balones al islandés sirvió al menos para que la desventaja no fuera a más y a los diez minutos finales se llegara con un 60-49 que podía ser aún pulido.

Pero el pívot falló dos tiros libres seguidos para inaugurar el acto final y las tempraneras faltas del Surne Bilbao Basket proporcionaron vía libre a los polacos para viajar a la línea de tiros libres cuando quedaban aún más de siete minutos. Incluso el Legia, encadenando errores y anotando solo cinco puntos en otros tantos minutos, puso de su parte para facilitar un acercamiento del rival. El problema fue que este se quedó en unos pírricos cuatro. Ponitka, con un triple para el 68-53, Holman y Jackson estiraron la renta hasta el 76-56 a dos minutos del final y los visitantes, acercándose hasta el 79-64, pudieron fabricar un marcador más asequible para la vuelta, pero siguieron acumulando errores y quedan pendientes del milagro.