En 1992 seis selecciones disputaron en La Casilla el Preolímpico masculino y entre ellas estaba Suecia. En aquel equipo militaban Thorbjorn Gherke, que luego fue el primer baloncestista del país en jugar en la Liga ACB con un breve paso por el Baskonia en 1998, y otros apellidos conocidos como Olle Ludwig Hakanson o Peter Borg, cuyos hijos Ludde y Tobias han militado en el Bilbao Basket. Por cierto, el hijo de Gherke, Oliver, también ha estado este verano con su selección por lo que el baloncesto es algo hereditario en una país que abraza el balonmano, el hockey hielo o el fútbol como prerferencias en deportes de equipo.

Suecia siempre ha estado en los escalones bajos del baloncesto europeo y sus presencias en el alto nivel han sido esporádicas. De hecho, en estos treinta años apenas ha disputado tres ediciones del Eurobasket y ha tenido que batirse en todo tipo de previas sin demasiado éxito. Sin embargo, el baloncesto sueco va progresando en los distintos ámbitos y ganando aficionados entre su población, a imagen y semejanza de lo que viene ocurriendo con sus vecinos de Finlandia. Mientras tanto, sus mejores jugadores tienen que emigrar y empiezan a hacerse presentes en las competiciones importantes. Varios de ellos se han formado en canteras de la ACB, como son los casos de Markus Eriksson o Nick Spires, ahora en otros conjuntos europeos, y otros en la NCAA como Jeffery Taylor, que también jugó en la mejor liga del mundo y después fue campeón de la Euroliga con el Real Madrid. Jonas Jerebko, quizás el más famoso de todos, arrancó su carrera profesional fuera de su país en Italia y de allí dio el salto a la NBA, donde sumó 635 partidos.

La Liga Endesa y también la LEB Oro son dos destinos favoritos y en ocasiones trampolines para los jugadores de la selección amarilla. En el Bilbao Basket hay dos, Denzel Andersson y Melwin Pantzar, que en la primera jornada ante el Andorra se encontraron en Miribilla con Tobias Borg. En el conjunto del Principado también milita Chris Czerapowicz, aunque está lesionado. Lo de mañana sube esa apuesta ya que en el UCAM Murcia hay tres suecos: el citado Hakanson, Simon Birgander y Wilhelm Falk, que es el decimotercer jugador de la plantilla de Soto Alonso.

A todos les une el deseo de lograr la clasificación de Suecia para el Eurobasket de 2025 y de seguir dando pasos en sus carreras. Andersson cumple su segundo año en Bilbao y se le advierte un poso mayor que en su debut, más decisión a la hora de ejecutar en ataque sin perder por ello su nivel defensivo. Pantzar apenas acumulaba 90 minutos en la Liga Endesa entre el Real Madrid, donde debutó, y un partido en Manresa y tras brillar en Valladolid espera dar otro salto de calidad en el Bilbao Basket, aunque debe procesar y manejar la responsabilidad que le aguarda.

En el bando pimentonero, Birgander, formado en el Joventut, ha salido de la sombra de Tomic para tomar galones y elevar su juego en Murcia. Falk, con solo 20 años, tiene todo el futuro por delante y un potencial grande para hacerse un sitio en la Liga Endesa. Y Hakanson también ha buscado mejorar en lo económico, algo evidente cuando decidió dejar el Bilbao Basket, y en lo deportivo, aunque esto solo lo resolverá el tiempo.

“La gente es libre de hacer lo que quiera. Yo le voy a aplaudir”, dijo ayer Jaume Ponsarnau sobre el base sueco, “al que hay que agradecer lo que nos aportó. Tuvo la oportunidad de dar un paso adelante en su carrera y se marchó, pero en el tiempo que estuvo aquí, defendió esta camiseta con profesionalidad, nos ayudó a competir e hizo un buen trabajo la temporada pasada”. Hakanson, en plena madurez de su juego, está llevando los mandos del UCAM Murcia con acierto, el rol de titular y promedios de 13,3 puntos y 3,7 asistencias. “Esperemos que no le salgan bien las cosas mañana”, añadió el técnico del Bilbao Basket, que deberá encontrar la manera de decantar la balanza del conocimiento mutuo.