EL Surne Bilbao Basket se encuentra ante una semana clave para dar un impulso a sus aspiraciones de disputar competición continental el próximo ejercicio. Su acreditada solidez cuando juega en el Bilbao Arena se pondrá a prueba en dos encuentros de notable exigencia. Mañana miércoles (19.00 horas) recibirá al siempre exigente Lenovo Tenerife, cuarto en la tabla clasificatoria, mientras que el sábado (20.45) será el enrachado Baxi Manresa –cinco victorias en sus últimos seis partidos a la espera de lo que acontezca hoy en su duelo contra el Casademont Zaragoza– el que visite a los de Jaume Ponsarnau.

En estos dos encuentros, el conjunto vizcaino deberá esgrimir los argumentos que le convierten en un conjunto granítico en Miribilla. Con nueve derrotas seguidas cosechadas a domicilio, han sido los duelos como locales los que han servido a los hombres de negro para consolidarse en la zona media de la clasificación, lejos de toda complicación para firmar el objetivo de la permanencia. Desde que comenzó su aciaga concatenación de resultados adversos a domicilio, que coincide con el amanecer del año 2023, ha ganado cinco de sus seis compromisos en el Bilbao Arena, siendo la derrota contra el Joventut en un partido para olvidar (51-70) su único lunar.

En una Liga Endesa en la que ganar fuera de casa está resultando complicadísimo para la mayoría de los equipos, hay dos aspectos del juego del Surne Bilbao Basket que sufren variaciones radicales dependiendo de si juega al calor de su afición o sufriendo a la rival: el acierto desde más allá de la línea de 6,75 y la defensa. Los vaivenes en los porcentajes triplistas fueron comentados por el propio Ponsarnau en la previa de la visita el pasado sábado al Valencia Basket y son llamativos. Atendiendo al periodo referente a las dos rachas anteriormente citadas, los hombres de negro lucen un 33% de acierto fuera de Bilbao Arena (sin el gran porcentaje registrado ante los de Álex Mumbrú, el dato se quedaría en un muy ramplón 30,8), mientras que en casa sube hasta el muy notable 37,8%, que se habría disparado hasta el estratosférico 41,8% sin aquella horrible cita frente al Joventut (3 de 23). El juego del conjunto vizcaino necesita el alimento del triple. Sin grandes especialistas al poste y con la ausencia de Jeff Withey en el último tramo de la temporada, los buenos y malos momentos de los de Ponsarnau en ataque casi siempre están mediatizados por el nivel de acierto desde la larga distancia.

En lo referente al trabajo de retaguardia, la diferencia de los registros también es considerable. En la racha de nueve derrotas a domicilio, el conjunto vizcaino ha recibido 88,1 puntos de media mientras que su anotación se ha quedado en apenas 72,5. Por contra, en el 5-1 en Miribilla los puntos encajados se han limitado a unos excelentes 74,8 mientras que la anotación ha ascendido a 81,1. En otros aspectos del juego no existe tanta diferencia atendiendo a la localización de los duelos. Como indica la lógica, el equipo de Ponsarnau pierde menos balones (12 frente a 14,4) y captura más rebotes (37,3 ante 31,8) cuando juega en el Bilbao Arena, casi calca su porcentaje de acierto en los tiros libres (70,2 contra 70,1) pero, curiosamente, tira bastante peor de dos (48,8% frente a 51,7%).