El partido de este domingo merece figurar con letras de oro en el libro de las grandes gestas históricas del Surne Bilbao Basket, un equipo que a base de fe, esfuerzo y convencimiento en sus posibilidades pese a la inferioridad de sus argumentos derribó a un gigante colosal como el Barça (82-80). Huérfano por las lesiones de un quinteto en el que probablemente entran cuatro de los principales pilares sobre los que se construyó el proyecto en verano (Ludde Hakanson, Andrew Goudelock, Francis Alonso, Jeff Withey y Tomeu Rigo), el conjunto vizcaino jugó con el aplomo y el descaro imprescindibles par opositar a la campanada y con un triple de Nikola Radicevic a un segundo del final se hizo merecedor de ella.

El choque tuvo una resolución taquicárdica. Por momentos, parecía que los visitantes tenían el éxito en su mano (64-70), pero Adam Smith, colosal, decidió que de ninguna manera (69-70) y cuando el 74-77 a un minuto del final parecía invitar a aquello tan manido de nadar para morir en la orilla Nikola Radicevic, como una semana antes contra el Zaragoza, surgió para protagonizar el más difícil todavía. Canasta a la contra y triple lejano para el 79-77 a 19 segundos de la última bocina. El Barça se jugó el todo por el todo. Cuando Nico Laprovittola tenía en su mano la bandeja para fabricar la prórroga, opto por pasársela a Álex Abrines y el triple del balear amenazaba con ser la sentencia final. Pero faltaban seis segundos. Parecía que la responsabilidad iba a ser de Smith, pero el base serbio se quedó con la bola, engatilló desde una situación parecida a la anterior y su diana llevó el éxtasis a la grada de Miribilla.

SERIEDAD DESDE EL ARRANQUE

El extraordinario arranque de contienda de Emir Sulejmanovic, autor de once puntos en poco más de cuatro minutos, permitió al Surne Bilbao Basket comparecer activado, voluntarioso en defensa y con buen ritmo. El Barça apostó por cargar al poste sobre Smith con Oriol Paulí y las dos personales tempraneras del estadounidense fueron un problema añadido para los de Ponsarnau. Pese a todo, los locales no le perdieron la cara a la contienda ni siquiera cuando las rotaciones les obligaron a jugar con quintetos muy poco habituales, con Unai Barandalla teniendo minutos. El acierto en el triple de Kyle Kuric, con tres dianas, permitió a los de Jasikevicius cerrar el primer cuarto en ventaja (18-22) para a continuación intentar el primer demarraje de la tarde exprimiendo su larguísima y multidisciplinar rotación. Entre Álex Reyes y Smith desactivaron el peligroso 20-26 y posteriormente fue Agustín Ubal el que insufló carácter y espíritu de resistencia a un Surne Bilbao Basket rebosante de actividad defensiva ante un rival más poderoso pero visiblemente incómodo. 

Esa valerosa actitud sirvió para que los ‘hombres de negro’ comandaran el luminoso (30-29) a 3:38 del descanso, pero los azulgranas acabaron imponiendo su mayor riqueza armamentística. Dos triples liberados fallados por Radicevic se convirtieron en dos dianas desde más allá de la línea de 6,75 de Laprovittola y Nikola Mirotic en el otro aro para alcanzar al ecuador de la contienda con un 31-37 que mantenía vivos a los de Ponsarnau, aunque obligados a afinar en varias facetas del juego, como en el lanzamiento lejano (2 de 10 en triples).

RESISTENCIA

En la reanudación, Smith se echó el equipo a sus espaldas en ataque y con siete puntos en menos de cuatro minutos fue la punta de lanza de otra excelente fase de buen juego de los anfitriones, luchadores hasta el extremo pese a su inferioridad física. El 46-43 en el ecuador del tercer cuarto era una invitación a soñar, pese a que las muñecas de Mirotic y Laprovittola parecían empeñadas a amargar el encuentro al Bilbao Arena, muy descontento con la actuación arbitral. Con Abrines uniéndose a la tropa visitante, el duelo llegó a sus diez minutos finales con un 52-57 que dejaba todo abierto. 

Un nuevo triple del balear amenazó con oscurecer el horizonte, pero el Surne Bilbao Basket se aferró al partido con uñas y dientes desde la línea de tiros libres pese a fallar un par de ellos importantísimos. El 64-64 a menos de seis minutos del final reflejaba ese meritorio espíritu de resistencia, pero dos nuevos triples de Mirotic y Abrines obligaron a Ponsarnau a parar el choque a 3:58 del final con el 64-70. Parecía que los anfitriones iban a caer del alambre, pero ocurrió lo contrario. Con el impulso de Miribilla miraron de frente al Barça y, sin remilgos, se lanzaron al cuello del rival, sin miedo al intercambio de golpes. Primero Smith y luego Radicevic, con la colaboración de todos sus compañeros, derribaron al gigante azulgrana para tener ya sitio en el altar de las grandes gestas de los hombres de negro.