El Bilbao Basket ha ocupado la semana en sacarse de encima la frustración que le dejó la derrota en Girona, donde se dejó gran parte de las opciones de jugar la Copa, si no todas. Jaume Ponsarnau reconoció ayer que quizás era un reto demasiado elevado y el no lograrlo hizo que el regreso al trabajo fuera complicado. “Cuando ha recibido una derrota importante el equipo ha encontrado el camino para creer en el trabajo y dar un paso adelante. Reconozco que esta semana ha costado más. Nos afectó la ambición del encuentro, que era muy alta para todos. Al jugar un partido en el que estuvimos tan mal, en el que el otro equipo nos superó en tantas cosas, todos hemos tenido cosas para lamentarnos y para enfadarnos porque cuando llegó el momento delicado nos falló el juego colectivo”, explicó el técnico de los hombres de negro.

El entrenador catalán puso la Copa encima de la mesa la semana pasada “porque nos lo habíamos merecido”, pero ahora la palabra ha desaparecido de su vestuario ante la dificultad del empeño, sujeto a demasiados resultados improbables, y ha preferido hablar de “tener ilusión por recuperar nuestro juego, aunque sabemos que también va a ser difícil porque nos enfrentamos a uno de los mejores equipos de Europa y al que tiene más físico de la Liga Endesa. Y precisamente contra los que peor lo hemos pasado ha sido contra los equipos muy físicos. Pero es lo que hay”.

Las virtudes del Barça, que se impuso el jueves al Baskonia en el Buesa Arena en el duelo de Euroliga, son largas, según Ponsarnau, “por eso es mejor pensar en nosotros mismos”. Además, los de Jasikevicius aún pueden aspirar al primer puesto al final de la primera vuelta “y eso le hará salir muy mentalizado. Nosotros tenemos que responder a eso y encontrar la inspiración para tener la posibilidad de competir”.

Regreso de Radicevic

El técnico del Bilbao Basket espera que su equipo muestre “solidez” en el Palau Blaugrana y para eso puede ser una gran ayuda el regreso de Nikola Radicevic, al menos para dar unos minutos de respiro a Ludde Hakanson. “Con Niko hemos sido todo lo pacientes que teníamos que ser porque le necesitamos para el duro periplo que viene a partir de ahora. En los momentos duros es cuando hace falta dirección y con Niko podemos tenerla porque es muy buen base”, comentó Ponsarnau, que recordó que su equipo siempre ha sabido agarrarse a los partidos, al menos durante 30 minutos, por lo que lo ocurrido en Girona debe considerarse una excepción.

El equipo bilbaino comienza ahora una serie de partidos exigentes, que incluyen el regreso el miércoles de la Basketball Champions League, y contar con todos sus efectivos debe servir para “volver a lo de antes” y encontrar de nuevo la senda de las victorias y alcanzar cuanto antes el objetivo de la permanencia, que a estas alturas parece bien encarrilado.