NOS pocos días antes de empezar esta temporada, Bassala Bagayoko (Bamako, 10-9-2006) cumplió 15 años. Su sitio debería estar en el equipo cadete del Fuenlabrada, pero su primer partido este curso fue contra el Gran Canaria en la Liga Endesa. No era una experiencia nueva para el jugador maliense porque la pasada campaña, en el duelo ante el Real Madrid, se convirtió en el jugador más joven en disputar minutos en un partido de la ACB. Con catorce años, siete meses y quince días superó el registro de Ricky Rubio, de cuyo debut con el Joventut se cumple este fin de semana 16 años. Sus primeras acciones fueron un rebote ofensivo y un mate.

Aquella decisión del entrenador del primer equipo Josep María Raventós pudo entenderse como un gesto de cara a la galería o como una solución urgente por la cantidad de bajas que tenía la plantilla, pero Bagayoko jugó ese y cuatro partidos más antes de acabar la temporada y después ayudó al equipo EBA del Fuenlabrada en la fase de ascenso a la LEB Plata. Y la apuesta del club madrileño se ha mantenido porque el joven maliense integra como uno más la rotación del conjunto de la Liga Endesa. Ha participado en los cinco partidos de este curso con una media de casi catorce minutos de juego en los que, pese a su inexperiencia y aún corto bagaje táctico y técnico, aporta su excelente capacidad atlética y su envergadura que le permiten defender en todos los espacios del campo sin que se note que tiene 15 años.

Lógicamente, el Fuenlabrada está llevando con cuidado a su joven perla, sin pasarse, pero tampoco sin apartarle de las dificultades y la exigencia del deporte de élite. El futuro de Bassala Bagayoko tiene que ser espléndido y ahora está confirmando todas las virtudes que se le veían cuando el CB Canarias lo invitó a la Minicopa de 2019. Ese espejo que a veces deforma las expectativas de los chavales le proyectó al Baloncesto Alcalá, donde siguió mostrando su enorme superioridad ante rivales de su edad. El Fuenlabrada lo incorporó en el verano de 2020 y su salto a la élite no se ha dilatado.

Bagayoko, que como tantos niños de su continente empezó a jugar a baloncesto en Las Palmas de Gran Canaria, se muestra ya en pabellones donde muchos espectadores son más jóvenes que él. Usman Garuba o Yannick Nzosa son otros ejemplos recientes de que la edad no es obstáculo para llegar a la mejor competición de Europa. El horizonte del jugador del Fuenlabrada mira también a la NBA, pero la ACB, de momento, es el mejor lugar para aprender el oficio.