Los motivos por los que no adelgazas aunque salgas a caminar todos los días
Es importante andar de forma regular, a un ritmo vigoroso, alternando la marcha con descansos y aumentando gradualmente su duración e intensidad
Caminar es un ejercicio completo, sencillo y muy beneficioso para la salud. Practicado de forma habitual, nos mantendrá en forma y nos proporcionará una mejor calidad de vida. Se trata de una actividad que previene enfermedades, reduce la depresión y la ansiedad, y nos provoca una sensación de bienestar general.
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Sin embargo, y para ser realistas, si nuestro único objetivo al caminar es perder peso, no estaremos en el camino correcto. Caminando una hora quemaremos de media entre 200 y 300 calorías, pero estas volverán a nosotros en el pequeño intervalo de tiempo que nos cueste tomarnos un pequeño tentempié.
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Para caminar y perder peso es importante combinar la caminata con una dieta equilibrada y andar de manera regular. Se recomienda caminar a un ritmo moderado o vigoroso, alternando con descansos y aumentando gradualmente la duración y la intensidad.
Diez aspectos a tener en cuenta
Si pese a caminar de esta forma no consigues bajar de peso, es posible que algo no estés haciendo bien. A continuación te mostramos diez motivos por los que puede que no adelgaces aunque salgas a andar todos los días. Estos son:
1- Consecuencia del sedentarismo
Si antes eras muy sedentario y has empezado a caminar de forma regular, es probable que al principio aumente tu fuerza y desarrolles algo de músculo. Esto puede hacer que tu peso se mantenga igual o incluso aumente, pero lo principal es que estarás perdiendo grasa y ganando músculo.
2- Caminar a lo loco
Si te lanzas a andar de repente, sin control, quemarás muchas más calorías, pero tu cuerpo hará todo lo posible por intentar mantener la homeostasis (equilibrio energético). Por ello te enviará más señales de hambre que pueden hacer que comas más y te resulte más complicado perder peso. Lo ideal es ir incrementando las caminatas de una forma gradual.
3- Intensidad inadecuada
La pérdida de peso se logra cuando la energía que quemas día a día con el movimiento es mayor que la que consumes a través de los alimentos. La intensidad del entrenamiento afectará a la pérdida de grasa. Para acabar con la grasa visceral, la que se almacena dentro y alrededor de los órganos internos, es necesaria cierta intensidad y puedes conseguirla subiendo cuestas a buen ritmo o cargando a la espalda una mochila con peso.
4- Cuándo salir a caminar
Caminar después de las comidas es el momento ideal para gestionar mejor los niveles de glucosa y utilizar las calorías ingeridas en lugar de almacenarlas. Dividir las caminatas en varias sesiones más cortas a lo largo del día puede ser otra estrategia útil.
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5- ¡Ojo con la dieta!
Una dieta rica en proteínas, frutas, verduras y grasas saludables siempre es una opción inteligente si el objetivo general es perder peso. Las proteínas tienen un mayor poder saciante y su descomposición requiere un mayor consumo deenergía que la de otros macronutrientes, como los carbohidratos y las grasas.
6- Sin déficit calórico
Si caminas y no pierdes peso, es probable que consumas más calorías de las que quemas con la actividad física. Trata de tomar de dos a cuatro comidas equilibradas que contengan proteínas, carbohidratos y grasas, y no te vuelvas loco contando calorías.
7- Alcohol y medicamentos
El cuerpo no puede almacenar las calorías del alcohol, por lo que lo convierte en etanol para quemarlo inmediatamente y obtener energía. Esto retrasa la quema de grasas y de carbohidratos hasta que no se elimine todo el alcohol consumido. Algunos medicamentos, como los antidepresivos o los esteroides, podrían dificultar también la pérdida de peso, lo que hace esencial consultar con un médico en caso de sospecha.
8- Dormir mal
Dormir menos de siete horas puede alterar las hormonas del hambre, ralentizar el metabolismo y hacer que sientas más ganas de comer. Intenta ser constante con los horarios de sueño y vigilia, evita la cafeína antes de acostarte e intenta no comer en las dos horas anteriores a irte a la cama.
9- Mucho estrés
Un estrés constante puede elevar el cortisol, favoreciendo el almacenamiento de grasa abdominal. En casos de problemas de tiroides, desequilibrios hormonales o resistencia a la insulina, es importante buscar orientación médica para adoptar una estrategia.
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10- Falta de constancia
Si reduces la ingesta de calorías y aumentas el ejercicio, deberías notar cambios en tu peso en dos semanas. Sin embargo, si no eres constante esto no sucederá. No te enfoques en dietas drásticas, sé realista y céntrate en prácticas que te den resultados a largo plazo.
Tener en cuenta estos aspectos te ayudará a caminar de una forma más eficiente para que puedas lograr tu objetivo de perder algún que otro kilo de una forma saludable, segura y sostenible.