Con la llegada de la primavera, muchas personas notan un aumento en la caída del cabello. Más pelos en la almohada, en la ducha o al pasar el cepillo pueden generar preocupación.
Aunque en la mayoría de los casos no se trata de nada grave, el fenómeno es lo suficientemente común como para llamar la atención cada año. ¿Por qué se cae más el pelo en esta estación? ¿Tiene solución? ¿Es normal? La ciencia tiene algunas respuestas, y los especialistas en dermatología capilar ayudan a entender un proceso natural que, aunque molesto, forma parte del ciclo de vida del cabello.
Un proceso biológico normal
El cabello, como cualquier otro tejido del cuerpo humano, tiene un ciclo de vida. Este se divide en tres fases: anágena (de crecimiento), catágena (de transición) y telógena (de caída). En condiciones normales, aproximadamente un 10% del cabello se encuentra en la fase telógena, lo que significa que todos los días se pierden entre 50 y 100 cabellos.
Durante la primavera, y también en otoño, este porcentaje puede aumentar de forma temporal. Es lo que los dermatólogos conocen como efluvio telógeno estacional. Este fenómeno se traduce en una caída más llamativa del cabello, pero sin que haya una pérdida definitiva o irreversible. De hecho, en la mayoría de los casos, el pelo vuelve a crecer por sí solo en unos meses.
¿Por qué ocurre en primavera?
Las causas no son del todo exactas, pero varios estudios y observaciones clínicas coinciden en que los cambios hormonales, la luz solar y el ritmo circadiano influyen directamente en la salud capilar. Durante el invierno, la disminución de la exposición solar puede afectar la producción de vitamina D, una vitamina clave para la función folicular. Cuando llega la primavera y la luz aumenta, se produce una especie de “ajuste” fisiológico que lleva a la renovación capilar.
Además, se cree que factores como el aumento de temperatura, los cambios en los hábitos de vida y el estrés postinvernal también juegan un papel. El cuerpo, al igual que en otros mamíferos, responde a los ciclos de luz y temperatura, y el cabello no es una excepción.
Diferencias entre hombres y mujeres
Aunque ambos sexos pueden notar una mayor caída en primavera, las mujeres tienden a ser más sensibles a estos cambios. Esto se debe, entre otras razones, a que los ciclos hormonales femeninos afectan también al cuero cabelludo, y al hecho de que muchas mujeres tienen el pelo más largo, lo que hace más evidente la pérdida.
No obstante, es importante diferenciar entre una caída estacional pasajera y una alopecia incipiente. Si la caída se prolonga más de dos o tres meses, o se observan claros visibles o pérdida de densidad, conviene acudir a un dermatólogo especializado.
¿Se puede prevenir o tratar?
Aunque el efluvio telógeno estacional no es una enfermedad y suele resolverse solo, existen algunos consejos que pueden ayudar a minimizar su impacto:
- Buena alimentación: una dieta rica en proteínas, hierro, zinc y vitaminas del grupo B favorece el crecimiento saludable del cabello.
- Suplementación: en algunos casos, un complemento con biotina, vitamina D o aminoácidos esenciales puede ser útil, siempre bajo supervisión médica.
- Evitar el estrés: el estrés físico o emocional puede agravar la caída. Técnicas de relajación, ejercicio moderado y descanso adecuado pueden marcar la diferencia.
- Cuidado suave del cabello: evitar peinados muy tirantes, el uso excesivo de calor o productos agresivos ayuda a mantener la fibra capilar en buen estado.
Cuándo preocuparse
Como norma general, una caída intensa que dura más de 12 semanas o se acompaña de otros síntomas como picor, enrojecimiento o descamación debe ser evaluada por un dermatólogo. En algunos casos, la caída del cabello puede estar relacionada con problemas hormonales (como hipotiroidismo), deficiencias nutricionales o incluso enfermedades autoinmunes.
Además, hay que tener en cuenta que el uso de algunos medicamentos o situaciones de estrés prolongado (como un duelo, una separación o una enfermedad) pueden desencadenar también un efluvio telógeno no estacional.
En definitiva, la caída del cabello en primavera es un fenómeno común y, en la mayoría de los casos, pasajero. Entender que forma parte del ciclo natural del pelo ayuda a reducir la ansiedad que puede generar ver más cabellos de lo habitual en el peine o la ducha.