Dormir bien en medio de una ola de calor puede ser misión imposible. Por mucho cuidado que tengas y aunque abras de par en par todas las ventanas de la casa a primera hora de la mañana, el calor se hace fuerte en su interior y ya es imposible sacarlo. 

Las altas temperaturas que alcanzan las casas y el propio calor que desprende nuestro cuerpo van a influir de forma negativa en el sueño. Los efectos de dormir mal “pueden ir más allá de la simple incomodidad y tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar”, asegura Vicente Javier Clemente Suárez, profesor titular y miembro del Grupo de Investigación en Psicofisiología Aplicada y del Centro de Excelencia en Salud, Deporte y Ciencias de la Vida de la Universidad Europea. 

El experto advierte además que “una privación del sueño afecta negativamente a nuestra función cognitiva y a nuestro estado de ánimo”. Además, está asociada con un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, como la hipertensión y enfermedades del corazón, así como también afecta al sistema inmunológico, debilitando nuestras defensas contra enfermedades.

Según la comunidad científica, la temperatura ideal que debería tener una habitación para poder dormir bien oscila entre los 18 y los 21ºC. Tanto por debajo como por encima de estos límites, las personas empiezan a sufrir problemas para conciliar el sueño.

Una joven duerme destapada sobre la cama. Freepik

Hábitos y rutinas

Como no siempre es posible disponer de aire acondicionado ni disfrutar de esa temperatura ideal, el profesor recomienda “mantener hábitos y rutinas” durante el verano y propone una serie de medidas “simples pero efectivas” para combatir los efectos del calor nocturno en el sueño. Algunas de ellas son:

1- Mantener la habitación fresca. Cierra cortinas y persianas durante el día y abre las ventanas por la noche para permitir que entre el aire fresco.

2- El truco del ventilador. Coloca una bolsa de hielo o una botella congelada frente al ventilador para ayudar a enfriar el aire que circula por el dormitorio.

3- Desconectar los dispositivos electrónicos. Antes de dormir, apaga aparatos como el televisor, el ordenador o incluso las lámparas que tienes en la habitación y que emiten calor.

4- Usa el textil adecuado. Utiliza pijamas y sábanas ligeras y de buena calidad, preferiblemente textiles confeccionados con materiales transpirables que ayudan a regular la temperatura corporal.

5- Tomar una ducha o baño refrescante. Antes de acostarte, dúchate con agua templada. Al contrario de lo que podríamos pensar, ducharse con agua fría cuando hace mucho calor no es una buena idea, ya que tu cuerpo generará más calor para contrarrestar el frío del agua lo que aún te producirá más calor.

Un hombre se seca la cara con una toalla tras darse una ducha. Freepik

6- Evitar las cenas copiosas. Comer mucho antes de dormir suele aumentar la sensación de calor y puede interferir en el sueño. 

7- No echar siestas largas. Aunque el calor nos haga sentir aletargados durante todo el día y sobre todo después de comer, debemos evitar siestas largas para tener más sueño por la noche. 

8- Bolsa de agua. Las bolsas de plástico que utilizamos en invierno para calentarnos pueden servir en verano para refrescarnos. Llénala de agua fría, métela al congelador y por la noche te servirá para refrescar tu cama. Para un alivio instantáneo, colócala en los puntos de pulso como las muñecas, el cuello, los codos, la ingle, los tobillos e incluso detrás de las rodillas y el frío se desplazará rápidamente por todo el cuerpo. Los expertos recomiendan no reutilizar la misma bolsa en invierno porque habría podido perder sus propiedades.

9- Mantener la calma. Si no puedes dormir, levántate y haz algo que te calme. Bebe agua, mira por la ventana, lee... eso sí, evita móviles o tablets ya que la luz azul que desprenden te espabilará aún más y te resultará más complicado conciliar el sueño.

10- Hidratarse bien. Bebe un vaso de agua fría antes de acostarte para que tu cuerpo se hidrate, se refresque y reponga la pérdida de agua que provoca el sudor.

11- Guardar las distancias. Quienes duerman acompañados deberían mantener las distancias para evitar el calor que da el contacto físico. Las noches románticas podrían tener que esperar. 

Ya lo ves, el calor dispara los casos de insomnio en verano y superar el estrés térmico nocturno, como se conoce a esa dificultad para conciliar el sueño cuando los termómetros no bajan de los 25ºC por la noche, puede ser más fácil siguiendo estos sencillos consejos.