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Máximo equilibrio

Bilbao Basket y Palencia resolverán mañana una serie de gran igualdad en la que cada equipo ha necesitado propuestas diferentes para imponerse

Máximo equilibrioFoto: José Mari Martínez

Bilbao - El Bilbao Basket se encuentra en una situación que, probablemente, gran parte de sus aficionados hubiesen firmado allá por el pasado mes de octubre cuando la temporada de la LEB Oro levantó su telón: a una victoria de sellar su pase a la Final Four con Miribilla como escenario de la pugna. Además, el evento que proporcionará el segundo billete para ascender a la Liga Endesa se disputará también en el Bilbao Arena. Vamos, que a la campaña de los hombres de negro le quedan, como mucho, tres encuentros, todos ellos ante su marea negra, y en caso de sacarlos todos adelante será equipo de ACB. No es, al menos a priori, mal panorama, pero atendiendo a los acontecimientos en la serie de cuartos de final ante el Palencia no existe nada parecido a un optimismo desbordado sino más bien precaución y convencimiento de que el duelo de mañana (20.30 horas) va a ser de alto voltaje.

Si algo han demostrado los cuatro duelos disputados hasta el momento es que entre los de Álex Mumbrú y los de Carles Marco no existe tanta diferencia como podía pensarse entre un segundo y un noveno clasificado en una temporada regular. Quizás esa diferencia de ranking y el hecho de ganar el primer encuentro por 20 puntos pudo invitar a pensar en una pugna más desigual, algo que dentro del vestuario tenían muy claro que no iba a ser así, pero nada más lejos de la realidad. Dos veces ha tomado la delantera el conjunto vizcaino, pero en ambas encontró respuestas por parte de un rival al que no le falta calidad, longitud de plantilla, experiencia ni aplomo. Por cierto, en esta eliminatoria se ha dado el mismo patrón que en las otras dos que han llegado al quinto partido (Palma-Granada y Melilla-Valladolid): ningún equipo ha sido capaz de ganar dos encuentros seguidos.

A estas alturas, Bilbao Basket y Palencia se conocen ya de memoria, por lo que para la cita de mañana no se esperan enormes sorpresas en cuanto a propuestas o sistemas, aunque seguro que los dos técnicos tratarán de incluir matices y pequeñas trampas para introducir palos en la rueda del rival. Los encuentros ganados por cada equipo han estado presididos por constantes vitales diferentes. En los impares, los que han caído de su lado, los de Mumbrú minaron bien los espacios cortos y obligaron a su rival a utilizar la larga distancia como principal vía de suministro de puntos. Además, en esas contiendas, los hombres de negro necesitaron un porcentaje de acierto en los lanzamientos de tres puntos superior al acreditado en el global del ejercicio (40% en el primero, 50% en el tercero; 28% y 25% en las derrotas) y se mostraron muy efusivos en la lucha por el rebote ofensivo (en dobles dígitos en las victorias, tope de seis en las derrotas). En lo referente al Palencia, no deja de ser curioso que sus dos victorias coincidieran con pírricos porcentajes desde más allá de la línea de 6,75 (11% con dos aciertos en la primera, 18% con cuatro canastas en la segunda) mientras que en sus derrotas acreditaba un 35% y un 46%. Los de Marco han dado lo mejor de sí mismos cuando su superior intensidad y contundencia les ha permitido hacer daño al conjunto vizcaino en las distancias cortas, bien a base de las penetraciones de sus exteriores o haciendo valer las tablas de Urko Otegui y la potencia física de Rokas Gustys y Moussa Kone. En los dos choques perdidos por el Palencia los únicos que alcanzaron los dobles dígitos en anotación fueron Steve Vasturia, Jordi Grimau y Calvin Hermanson, los tres jugadores de perímetro. En ambas victorias, Gustys y Otegui se sumaron a ese epígrafe y tuvieron más peso específico, sobre todo en el cuarto.

En cuanto a la utilización de los recursos humanos, Mumbrú ha mantenido su apuesta por las rotaciones largas, ha utilizado once jugadores en los cuatro encuentros disputados y solo Jaylon Brown ha llegado a los treinta minutos de presencia en cancha en la última cita. Por su parte, Marco ha apostado básicamente por una rotación de nueve, ya que Petar Aranitovic, jugador con experiencia en Euroliga y ACB, solo fue utilizado durante cuatro minutos del primer choque por la torcedura de tobillo de Aitor Zubizarreta y la presencia en cancha de Milenko Veljkovic (ocho minutos en dos partidos), todo un 2,16, se ha debido a puntuales problemas de faltas de los otros pívots. Ambos llegaron en febrero y estaban llamados a dar un salto de calidad al grupo, pero no han mejorado lo que había, que es mucho y bueno.