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Dudas y certezas del ensayo general para el ‘play-off’

El Bilbao Basket necesita mejorar sus porcentajes de tiro, pobres en las dos últimas citas, para afrontar con garantías duelos de alto voltaje

Dudas y certezas del ensayo general para el ‘play-off’

Bilbao - El Bilbao Basket ha disputado en las dos últimas jornadas un par de encuentros con constantes vitales propias de play-off. Ante el Melilla, en el Bilbao Arena, tuvo que hacer frente a un rival que apostó descaradamente por reducir el ritmo de los acontecimientos en cancha y quiso jugar a escasas posesiones y ataques largos. Contra el Granada, a domicilio, los de Álex Mumbrú tuvieron que desenvolverse en un escenario de alto voltaje y ante un rival que propuso un juego muy físico, repleto de efusividad en lo referente a los contactos sobre todo en las cercanías del aro. En el primero de los envites, los hombres de negro salieron victoriosos aunque la posibilidad de prórroga sobrevoló Miribilla; en el segundo, acabaron hincando la rodilla aunque tuvieron la última bola para ganar o al menos sacar billete para el tiempo extra. Dos jornadas de alta exigencia que han enseñado al conjunto vizcaino por dónde pueden ir los tiros en unas eliminatorias por el ascenso a la ACB que por el momento son un galimatías por el amplio baile de posiciones, y por tanto de emparejamientos, que pueden darse en las dos últimas semanas de campaña regular, dos jornadas en las que ha habido un denominador común para la escuadra que sigue ostentando la segunda plaza de la tabla: unos pobres porcentajes en tiros de campo que conviene mejorar porque le han impedido evitar los finales agónicos de ambas citas.

Ante el Melilla, el Bilbao Basket sobrevivió a su pírrica tarjeta de 62 puntos anotados con un 37% en tiros de campo (7 de 30, 23% en triples), pero el domingo no tuvo forma de esconder su 36% (8 de 26, 31% desde más allá de la línea de 6,75) y acabó claudicando. El conjunto vizcaino no encontró en ninguno de los dos encuentros un hilo conductor para rendir con sostenibilidad en la faceta atacante (solo Leonardo Demetrio llegó a los 10 puntos en la primera de las dos citas, mientras que en la segunda tuvo que ser Tomeu Rigo el que ejerciera una labor que no debería ser la suya), desperdició en ambos lanzamientos cómodos y no tuvo la oportunidad de ejercer la autoridad y contundencia de la que había hecho gala en las anteriores citas. Y este será probablemente el tipo de juego en el que se verá inmerso el conjunto que dirige Álex Mumbrú una vez que arranquen las eliminatorias por el ascenso, un baloncesto en el que subirá el nivel de contactos y aumentará el grado de agresividad de las retaguardias, por lo que convertir aquellas situaciones favorables que el equipo sea capaz de generar se convertirá en algo imprescindible. Y es que el conjunto vizcaino no se movía en porcentajes de acierto tan bajos desde la jornada 25, aquel partido de infausto recuerdo en el que falló lanzamientos de todos los colores y distancias para caer en la cancha del Palma por un sonrojante 67-45 tras un horrible 31% en tiros de campo. Y antes que eso habría que remontarse a las derrotas ante Oviedo (34%) y Tau Castelló (31%) en aquella pequeña crisis de juego y resultados por la que atravesaron los hombres de negro en enero.

Para moverse en este tipo de encuentros de alto voltaje en los que los errores se penalizan mucho más que en temporada regular, el Bilbao Basket tiene puntos a favor como su pulcritud a la hora de cuidar el balón (10,4 pérdidas por partido, el que menos en LEB Oro), pero hay una línea estadística que le martiriza desde el amanecer del curso. El conjunto vizcaino sigue siendo de los peores de la categoría en un aspecto vital en el baloncesto de hoy en día como es el porcentaje de acierto en triples (30,7%, solo empeorado por el 29,7% del Canoe, su próximo rival, y el 29,9% del ya descendido Araberri). Y se trata de un arma muy utilizada por los de Mumbrú, pues ninguna escuadra lanza más desde la larga distancia (27,7 por cita).