bilbao - El Bilbao Basket ha jugado dos partidos esta semana. Aquel en el que metió 91 puntos lo perdió. Aquel en el que anotó 68 también tuvo ayer la derrota como resultado. Pero en el que metió 91 estaba a dos puntos del rival entrando en el último minuto. Va a ser una tónica durante toda la temporada: el equipo bilbaino está pensado para sumar puntos desde fuera y el día que no acierte no ganará. Parece una obviedad, pero la realidad es que no es un equipo construido para manejarse en partidos embarrados.
Ayer en La Laguna se fajó durante tres cuartos, pensó que podía ganar pese a no estar acertado, pero se quedó sin gasolina. En cuanto el Iberostar Tenerife enganchó tres ataques bien elaborados, rompió el partido porque la defensa de los hombres de negro se había quedado sin energía. Colocarse en zona fue una manera de asumir la rendición, de levantar la bandera blanca. No es que la derrota de ayer sorprendiera porque ya van seis seguidas ante el Iberostar Tenerife, pero sí llamó la atención la manera en que se llegó a ella.
Carles Duran decidió prescindir de Kempton y Vucetic y usó solo tres jugadores donde los canarios utilizaron cinco. Hervelle tuvo que batallar durante medio partido contra Tobey, Vázquez y Niang y, lógicamente, no podía salir bien a la larga porque el cansancio hace mella, incluso en el belga. El Bilbao Basket volvió a ceder la batalla física y, con ello, el partido. Con muchos problemas para cerrar el rebote cuando el jugador interior, el que sea, tiene que salir al perímetro a las ayudas, los vizcainos capturaron 20 rebotes menos que el conjunto canario, que también se llevó ocho más en ataque, lo que le dio la posibilidad de lanzar nueve tiros más. En un choque con tantos fallos acabó siendo determinante porque la insistencia al final da frutos. La manera que tenía de compensarlo los bilbainos, eran los tiros libres, pero los fallaron. En los últimos cinco minutos del tercer cuarto, el Bilbao Basket desperdició seis y eso le impidió coger una ventaja que podía haber puesto cierta presión a los locales. Al final, entre Hervelle y Gladness jugaron casi 48 minutos y metieron una canasta. Sin puntos interiores, el Bilbao Basket está obligado a meter mucho desde fuera si quiere engordar su marcador. Y con un 25% en triples, es imposible. El problema no fue que ayer fallara algunos tiros bien buscados, sino que falló muchos mal escogidos en situaciones de ventaja y eso le impidió aprovechar los minutos en que el Tenerife también fallaba mucho. Mumbrú tuvo que multiplicarse otra vez, jugar más de 30 minutos, pero el empeño del capitán tampoco sirvió de mucho.
rotación reducida Total, que el técnico redujo la rotación a nueve jugadores, algo que no suele ser habitual, y el partido se le hizo largo a su equipo. Teniendo en cuenta que el martes hay otro partido, no parece una buena idea. Si con tres cincos en la plantilla, Hervelle tiene que jugar muchos minutos en una posición que solo ha ocupado de forma ocasional en su carrera, es que la plantilla no está bien pensada. Con Mendia y Salgado en papeles marginales y Vucetic y Kempton sin minutos de forma continuada, ayer no hubo para ninguno de los dos, el Bilbao Basket queda reducido a un grupo de nueve jugadores, de los cuales cuatro son novatos en la Liga Endesa.
Uno de ellos es Lucio Redivo, que ayer se comió alguna bronca por su exceso de ansiedad y su precipitación a la hora de buscar el aro. Pero si el argentino no tira, poco más puede aportar ahora mismo. En el duelo de bahienses, perdió claramente ante Nico Richotti, que se fue a catorce puntos con quince lanzamientos. Al final, el Bilbao Basket sumó una derrota que entraba en el guion, pero no dio la impresión de que el equipo ayer diera un paso adelante, que es lo que necesita hacer en cada partido.