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El cierre esperado

El RETAbet Bilbao Basket se queda por segunda campaña seguida fuera del ‘play-off’ después de que sus deseos chocaran de nuevo con la realidad

El cierre esperadoFoto: José Mari Martínez

Bilbao - Se acabó lo que se daba. El RETAbet Bilbao Basket dio por terminada la temporada en cuanto a sus objetivos una jornada antes del final. Carles Duran y sus jugadores viajarán a Las Palmas de Gran Canaria sabiendo que el play-off, esa quimera que han venido alimentando durante toda la segunda vuelta, es ya imposible. Volvió a quedar una sensación de frustración, no tanto por el resultado del derbi, sino por la derrota del Morabanc Andorra en Sevilla que habría vuelto a abrir una pequeña puerta a la esperanza ante el último partido de la fase regular. Pero el problema venía de antes. El Bilbao Basket ha desperdiciado muchas oportunidades de depender de sí mismo y en tres semanas no iban a darse todos los resultados de cara.

Ahora solo queda luchar por acabar en el noveno puesto mejor que en el décimo, que fue la posición al finalizar la temporada pasada. Porque de cara a lo que pueda pasar con la distribución de las competiciones este verano, no será lo mismo. Ya son dos años seguidos fuera de los ocho mejores, algo que no le había ocurrido al club bilbaino desde su tercera temporada en la Liga ACB, hace diez años. Es un dato que tiene que invitar a la reflexión interna en cuanto pase el choque del próximo domingo porque significa que el Bilbao Basket ya no puede venderse como un equipo de play-off.

Sí de estar cerca de ello, como ha ocurrido durante toda esta campaña en la que nunca ha podido mantener un rendimiento sostenido durante un mes seguido. Entre lesiones y jugadores que no han terminado de encajar en su rol, se ha consumido una de las temporadas más cortas de la historia con solo 40 partidos disputados, dos menos que hace dos cursos cuando el Bilbao Basket no jugó competición europea. Así, este ejercicio ha sabido a muy poco porque el equipo se ha quedado corto en sus prestaciones, al menos de las que manifestaba el vestuario públicamente.

Hasta el último día el equipo ha querido, pero no ha podido. Cuando había que dar el último empujón ante los rivales mejor dotados de la competición el Bilbao Basket ha ido a la guerra con tirachinas, obligado a recolocar algunas de sus piezas y con otras en delicado estado de revista. Así, se ha producido la paradoja de tener que pasar la responsabilidad a jugadores que, salvo sorpresa, están más fuera que dentro y a los que quizás habría que haber utilizado de mejor manera a lo largo de los meses anteriores. Ante el Baskonia los hombres de negro renunciaron al lanzamiento de tres puntos, que ha sido una de sus señas de identidad, y solo tiraron quince veces desde detrás de los 6,75 metros para meter solo dos. A cambio, pusieron el balón en el poste bajo para jugar de espaldas muchísimas más veces de lo habitual, incluso lo intentó con Dejan Todorovic cuando le defendía Larkin.

Este planteamiento no dio resultado ante un rival tan físico como el Baskonia. El Bilbao Basket solo pudo anotar un 40% en sus tiros de dos puntos, que sería 12 de 35 si se saca de la estadística a los dos pívots, Eric y Buva. En ese déficit de puntos murieron los opciones de un equipo al que no se le puede reprochar el esfuerzo porque se dejó el alma en defensa y en el rebote. Al final, ocurrió lo que tantas veces a lo largo de la temporada, que el equipo bilbaino se pegó contra un pared y acabó perdiendo por querer tomar atajos en ataque.

El conjunto gasteiztarra, por su parte, hizo lo mismo que en su día el Unicaja: bajar las pulsaciones al partido, estirar los ataques para desgastar al rival y poner el balón en las manos de sus exteriores para romper la defensa y asistir. Hasta ocho mates, 16 puntos gratis, se apuntaron los jugadores de Sito Alonso, una fuente importantísima de puntos en una tarde en la que ellos tampoco estuvieron inspirados desde la larga distancia. Con un parcial de 1-11 al inicio del último cuarto, el Baskonia se quitó de la chepa al Bilbao Basket, que había gastado demasiado para no conseguir nada más que unas pocas ventajas mínimas. Los hombres de negro se rindieron con todos los honores, pero tuvieron que despedirse, algunos con los ojos llorosos, hasta la próxima temporada o hasta siempre.