Dispararse en el pie
El Bilbao Basket acaba el partido sin rumbo ni dirección y dilapida sus opciones de seguir aspirando a la Copa
EL RETAbet Bilbao Basket se pegó ayer un tiro en todo el centro del pie. La victoria en Santiago de Compostela del pasado miércoles había levantado otra vez la ilusión del equipo y sus seguidores, pero ayer en Miribilla descargó un camión de agua helada, congelada, en medio de la incredulidad de todos. En cierto modo, el desenlace del partido de ayer recordó al que cerró la pasada temporada ante el CAI Zaragoza. No hubo tanta crueldad, nada por lo que hubiera que culpar al azar, pero las consecuencias de la derrota fueron parecidas. Entonces, el equipo se quedó fuera del play-off y ayer arruinó muchas de sus opciones de disputar la Copa en una jornada en la que tenía en su mano la posibilidad de meterse de nuevo entre los ocho primeros porque el Morabanc Andorra perdió de forma abultada en Tenerife.
Pero la forma en que el Bilbao Basket inició y acabo el partido no fue propia de un equipo que se jugaba bastante. El arranque sin chispa, que le llevó a ceder al Betis Energía Plus una ventaja de 4-16 en solo cuatro minutos y medio, se puede justificar. Al fin y al cabo, los hombres de negro aún estaban el jueves por la tarde en su destino anterior, algo que tampoco resulta muy entendible. Pero la manera en que el Bilbao Basket se cayó cuando alcanzó su máxima diferencia de diez puntos al inicio del último cuarto entra ya en el terreno de lo absurdo. De repente, el equipo se quedó sin dirección ni en la cancha ni en el banquillo y entró en una sucesión de decisiones equivocadas que nadie supo parar.
Costaba ver a qué quería jugar el Bilbao Basket en ese tramo de partido, a quién y cuándo había que darle el balón para mantener la diferencia y llegar a un final con ventaja, aunque fuera escasa, para cumplir con el objetivo. Sorprendió esta ausencia de criterio en el día en que en la convocatoria estaban cuatro bases, todos los cuales han tenido minutos esta temporada. Pero el problema viene desde el inicio y es que llamado a ser titular y pieza clave, Jonathan Tabu, está lejísimos de lo que se esperaba de él. Consumida casi una vuelta, el belga no está dando el ritmo adecuado ni en defensa ni en ataque e, incluso, parece que no ha terminado de encajar en el equipo, que su figura no tiene la ascendencia que debería en la cancha.
orden contra las debilidades El Betis hizo todo lo contrario y fue ordenado, no se volvió loco pese a la desventaja. Los de Zan Tabak detectaron y atacaron las debilidades de los bilbainos que también tuvieron que ver con la defensa, donde las cosas viene funcionando desde hace unas semanas a rachas. Los andaluces se fueron a por el rebote de ataque, encontraron pasillos hacia el aro porque las ayudas estaban mal ubicadas y no había cuerpos en el camino y, además, gozaron de muchos tiros libres por faltas innecesarias de su rival. Por ejemplo, algunas de las que recibió Mahalbasic muy lejos de su área de influencia o las que encontraron tras capturar el rebote ofensivo para sumar algunos 2+1 que abrieron aún más la herida.
Así, el marcador se estrechó, Lapornik y Bamforth, que estaban en un buen momento de inspiración, desaparecieron como opciones ofensivas y con fallos groseros, como los seis tiros libres que fallaron Mumbrú, Eric y, extrañamente, Bamforth en los últimos tres minutos y medio, se puso alfombra roja al equipo sevillano. La épica valió de poco ante tantos despropósitos y en el último ataque pasó lo que durante muchos ratos del partido. El escolta de Albuquerque encontró una buena posición de tiro y falló, seguramente preso de la ansiedad. Quizás le faltó paciencia para encontrar un lanzamiento mejor, si es que estaba previsto hacer otra cosa.
En Santiago al Bilbao Basket le pasó algo parecido, pero pudo amarrar la victoria. Ayer tropezó en la misma piedra y se la pegó cuando todo estaba a su favor. Miribilla, que registró una muy buena entrada, poco pudo hacer para sujetar a un equipo que acabó como un caballo desbocado, como esos que pierden a su jinete y corren sin ningún rumbo ni sentido de la orientación. Por lo que suponía el partido, el batacazo fue de órdago, un golpe del que costará levantarse. Y es que el Bilbao Basket ha llegado a este punto de la temporada, casi toda la primera vuelta, con demasiadas costuras a la vista y el patrón de los arreglos extraviado.
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