NBA, la liga de los hombres grandes

Bilbao - Los cinco tienen en común que superan los 2,10 metros de altura, que no llegan a los 23 años de edad y que son poseedores de un juego tan multidisciplinar que incluso les podría permitir formar un quinteto gigantesco. El base sería Giannis Antetokounmpo, ese portento físico griego que en sus Milwaukee Bucks se encarga durante muchas fases de los partidos de subir el balón y organizar el juego de los suyos; el puesto de escolta lo podría ocupar Kristaps Porzingis, el letón de 2,21 de los New York Knicks que lo mismo finaliza brutales alley oops que tira triples o echa el balón al suelo con la maestría de un pequeño; al puesto de alero se adaptaría Myles Turner, que en los Indiana Pacers demuestra su capacidad para jugar de cara al aro, lanzar triples y una gran velocidad para desplazarse por distancias intermedias; el ala-pívot sería Karl-Anthony Towns, un proyecto magnífico de jugador total en los Minnesota Timberwolves, tan dominador debajo del aro como dañino desde los siete metros; y como cinco ahí estaría Joel Embiid, el 2,13 al que los Philadelphia 76ers han esperado durante dos cursos de complicadas lesiones para comprobar ahora que tienen al que puede ser el center más dominante de la década.

Antetokounmpo, Porzingis, Turner, Towns y Embiid son la punta de lanza de una nueva generación de torres que han llegado a la NBA en plena época del smallball, cuando los bajitos habían tomado la competición por asalto. Pero no se trata de pívots como los de antaño, de jugadores que por altura y peso limitan su juego a las distancias cortas o, como mucho, a labrarse un socorrido tiro de cuatro o cinco metros. Los nuevos suponen una evolución de lo visto hasta ahora, algo distinto al dominio basado en la brutalidad física de los DeAndre Jordan o Andre Drummond, un desarrollo de lo que venían marcando en las últimas campañas DeMarcus Cousins o Anthony Davis y este mismo curso el ahora triplista Marc Gasol.

Ver a Antetokounmpo, con su 2,11, zancada enorme y brazos eternos, subir el balón con soltura y elegancia es un desafío para los sentidos, el avance de lo que puede llegar a ser el griego, de 22 años, cuando pula su tiro exterior. Sus cifras son poco menos que extraordinarias (22,6 puntos, 9,1 rebotes, 6 asistencias, 2 robos y 1,9 tapones) y dan muestra de su capacidad multidisciplinar, hasta el punto de que su técnico, Jason Kidd, asegura que no figura en las quinielas para MVP “porque su apellido es difícil de pronunciar”. Porzingis, por su parte, ha enamorado al Madison Square Garden, convirtiendo en elogios los silbidos que le dedicó, por desconocimiento, buena parte del público cuando fue elegido en el draft. El letón, al que Kevin Durant llama el unicornio de la NBA, es ya un fenómeno mediático de la liga, un tipo que aúna eficacia y espectacularidad (20,1 puntos, 7,7 rebotes) y genera constantes desequilibrios en cancha pues corre como un base, lanza como un escolta, echa el balón al suelo como un alero y en la zona aprovecha su imponente 2,21.

Por su parte, Towns ya mostró el pasado curso su tremendo potencial y, obseso del trabajo físico y técnico como es, no hace más que mejorar, mientras que Embiid ha sido la gran aparición del presente curso después de dos temporadas en el dique seco por las severas lesiones en su pie derecho. El camerunés aún tiene sus minutos restringidos por prescripción médica (juega 24,4 por noche) pero ello no le impide aportar 17,5 puntos y 7,3 rebotes. Tremendamente maduro, lo mismo emula movimientos de Olajuwon al poste que percute desde la línea de tres puntos con un 42,9% de acierto mientras intimida de lo lindo en defensa.

Y por detrás llegan Turner, Nerlens Noel y Jahlil Okafor (76ers), Clint Capela (Houston), Jusuf Nurkic (Denver)... Más torres menores de 23 años en la liga de los hombres grandes.