bilbao - Si por motivos comerciales se acuñó aquello de la semana fantástica, el RETAbet Bilbao Basket cerró ayer una semana negra, negrísima, en la que ha quedado fuera de uno de los objetivos de la temporada, la Eurocup, y ha comprometido seriamente el siguiente, la Copa. La abultada derrota ante el UCAM Murcia, que por tercer año consecutivo vence a los hombres de negro por entre 26 y 28 puntos, provoca que por primera vez en todo el curso el equipo bilbaino esté fuera de los ocho primeros, y con un average general, además muy malo.
Después de los cuatro triunfos iniciales, en los dos últimos meses el balance de los de Carles Duran es de dos victorias y seis derrotas en la Liga Endesa, que queda en cinco victorias y once derrotas si se suman los encuentros europeos. El rendimiento del equipo ha ido decayendo y se ha llegado al punto de que en los tres últimos partidos solo ha ido por delante en el marcador durante tres minutos y medio. Los dos primeros rivales fueron el Real Madrid y el Khimki, con lo que se podía matizar el análisis, pero lo de ayer en Murcia fue la prueba del algodón. El Bilbao Basket está ahora mismo seco de ideas, de recursos y de intensidad, salta al campo a merced de lo que proponga el rival y las múltiples conversaciones que se producen entre jugadores y de estos con el banquillo, se supone que en busca de soluciones, no hacen más que acrecentar la confusión.
Se ha llegado a un punto en el que hace falta un cambio de rumbo y eso solo puede llegar desde el banquillo. El nivel defensivo del Bilbao Basket en los últimos choques está siendo, en general, muy pobre, con errores de conceptos que facilitan las cosas al rival. Ayer no es que Campazzo hiciera lo que le dio la gana, es que los tiradores del UCAM salían liberados de todos los bloqueos, indirectos o directos, y la consecuencia fue una sangría desde el primer minuto. Los bilbainos contestaron a los dos primeros triples del conjunto local con otros dos, pero en cuanto el acierto se desequilibró el partido se fue por el sumidero sin que el Bilbao Basket diera muestras de poder reaccionar. A un ritmo de 25 puntos en contra por cuarto, es imposible ganar a nadie y en esas lleva el equipo un tiempo.
volver a empezar Llegado este punto, toca revisar, resetear como dijo Duran, y eso incluye encontrar una utilidad a la temporada más allá de los resultados. Es loable pretender que todos los jugadores se sientan importantes, pero es poco práctico porque los continuos cambios en la rotación no ayudan a asentar los roles. Ayer Borg acertó en sus dos primeros triples, pero salió del campo enseguida. Luego apareció Salgado, inédito en duelos anteriores, e incluso se vio a Todorovic en posición de cuatro. Nikolic tuvo siete minutos y Mendia, que ha sido el primer cambio en varios partidos en la posición de cuatro, no fue tenido en cuenta en Murcia. Bamforth, que promedia menos de 28 minutos, se fue ayer por encima de los 35, en una guerra ansiosa por encontrar una racha de acierto que nunca llegó.
A partir de ahora, solo habrá un partido a la semana y el entrenador debe definir cómo y con quién lo juega, si se prioriza el ataque o se prioriza la defensa. En la plantilla hay jugadores para una cosa o la otra. Quizás también haya que invertir en futuro, dar responsabilidad de una vez por todas a jugadores que la van a tener que asumir más pronto que tarde. El Bilbao Basket que se vio ayer en el Palacio de Deportes de Murcia no va a ningún lado. Tocó fondo. No es, ni de lejos, el que sus aficionados quieren ver. Si no mejora, está condenado a caer en la indiferencia, a pasar sin pena ni gloria por lo que queda de temporada. Pero los recursos con los que cuenta tienen que dar para más.