bilbao - El regreso del RETAbet Bilbao Basket a La Casilla no pudo terminar de la manera que el equipo necesitaba. Se juntaron el hambre y las ganas de comer y el equipo de Carles Duran sumó su tercera derrota en la primera fase de la Eurocup y deberá afinar mucho en la segunda vuelta si quiere acceder al Top 16. El Khimki hizo valer la diferencia de calidad y de experiencia entre los dos equipo y no dio lugar a que los hombres ayer de rojo pudieran ni siquiera aspirar a dar la sorpresa. El Bilbao Basket no dio su mejor nivel, sobre todo en el aspecto defensivo, y el conjunto ruso, que llegó dispuesto a no hacer prisioneros, se llevó un triunfo cómodo e irrefutable porque metió demasiadas canastas sencillas.

Ni siquiera cabe encontrar consuelo o una mínima excusa en la acción que condicionó el desarrollo del juego y que acabó con un jugador del Bilbao Basket expulsado en un partido europea por segunda semana consecutiva. Para entonces el Khimki ya llevaba once puntos de ventaja y el control del juego de la mano de un excelso Alexei Shved, que con lo que cobra se podía pagar a toda la plantilla bilbaina y aún sobraría dinero para pagar parte de la deuda.

Micheal Eric tuvo un encontronazo con Dmitry Sokolov tras la lucha por un rebote, pero el estadounidense no hizo nada para merecer ser expulsado, como mucho para recibir una técnica. El pívot ruso sí soltó un cabezazo y un puñetazo, pero el árbitro francés Joseph Bissang decidió impartir injusticia. Lo curioso es que primero decretó la expulsión y luego revisó la jugada a instancia de sus compañeros, que no lo tenían tan claro. Cambiar su criterio anterior le habría dejado en evidencia, así que tiró por la calle de en medio. La Casilla elevó su temperatura, la tomó con él, pero poco le importó y menos aún al Khimki, que en ese río revuelto navegó sin problemas hacia la victoria.

improvisación El Bilbao Basket , que necesita mucha más carga táctica para los partidos europeos, tuvo que empezar a improvisar, pero demasiados jugadores estaban superados por el momento, como asustados ante lo que tenían delante. Con muchos errores en tiros abiertos y escasa amenaza en el poste bajo, el conjunto local no pudo estrechar el marcador por debajo de los diez puntos, que habría sido una frontera esperanzadora. Cada vez que los bilbainos amagaban con reaccionar, había alguna precipitación y el Khimki lo sofocaba a golpe de triples. Toda la segunda parte fue un querer y no poder por parte del Bilbao Basket y del público, que apretó, pero sin poder lograr el objetivo de que los rusos se achataran. Al menos, sirvió para ver jugar juntos a los dos bilbainos del equipo, Salgado y Mendia, y los primeros minutos de Sergio Llorente.

No era el Khimki el enemigo más propicio para buscar una mejor posición en el grupo. El problema del Bilbao Basket en esta primera vuelta de la Eurocup fue lo de Fuenlabrada. El toque nostálgico y, en cierto modo, festivo que se le quiso dar al partido tuvo pocos efectos prácticos. El partido ya había empezado y mucha gente aún no había llegado a sus localidades por las colas que se formaron en la entrada. Quizás algunos olvidaron que La Casilla carece de las comodidades de Miribilla o estaban aún afeitándose para dejarse bigote y seguir la campaña Movember en la que colabora el club. El millonario equipo de la periferia de Moscú se encargó de echar un jarro de agua fría en una noche en la que hubo que asumir la inferioridad demasiado pronto y que obliga al Bilbao Basket a no fallar. Lo mejor fue la equipación que usó el equipo local, de un rojo muy bonito que remitía al pasado y que debería ponerse a la venta para justificarla.