bilbao - El Lointek Gernika se enfrenta mañana al gran favorito a todos los títulos a nivel estatal, el Perfumerías Avenida. Silvia Domínguez (Montgat, 1987) es la encargada de llevar la batuta en el conjunto salmantino. Lo hace a su ritmo, a toda velocidad y lo que le llevó a ser una de las bases más codiciadas de todo Europa. Ahora, tras tres años en la liga rusa, volvió a la Liga Femenina con la intención de volver a ser protagonista y lo hizo con la misma mentalidad con la que se marchó. Sacrificándose sobre la pista y luchando por cada balón en busca de seguir aumentando su numeroso palmarés.

¿Qué espera para el partido de mañana?

-Después de una pretemporada de adaptación, con solo dos jugadoras del año pasado, estamos creciendo y hemos aumentado el nivel en los últimos partidos. Gernika va a ser un rival duro, un partido de los más complicados que hemos tenido hasta ahora. Es una plantilla que funciona y aunque quizás no tenga grandes nombres, si las piezas encajan, salen los resultados. Creo que al final de la temporada puede estar dando guerra.

¿Cómo ha visto la progresión del Lointek Gernika en los últimos años?

-Me parece genial y es lo normal, lo que tiene que pasar. La gente se identifica con el club y seguro que las jugadoras son muy cercanas. La gente espera con ganas ir a ver al equipo cada quince días. Además, al ser un equipo peleón y que se sacrifica, todavía más. Siempre es bonito que haya aficionados al baloncesto femenino y, aunque sea como rival, ir a Gernika es un placer.

Personalmente, usted llega después de haber vivido un verano muy bonito.

-Desde luego. Si tuviera que firmar un verano perfecto, sería uno de estos, lo jugaría cada año. Todo el esfuerzo se vio recompensado en Río. No solo por la plata olímpica, vivir unos Juegos desde dentro fue un sueño.

¿Cómo se vivió desde dentro esa plata olímpica?

-Hubo diferentes etapas. Al principio todos nos daban como favoritas a la medalla, pero luego se lesionó Sancho Lyttle y la euforia bajó un poco, además para el equipo fue un mazazo. Una vez ahí, al vivirlo sin presión, volvió a salir el equipo que hemos sido durante los últimos años ante los retos difíciles. Todavía nos cuesta creernos que hemos ganado la medalla de plata, es increíble y el colofón a la trayectoria que llevamos.

¿Es el mayor logro de su carrera deportiva?

-Es complicado quedarse con un momento. La Euroliga, el Europeo, la plata olímpica.. pero diría que este es el más especial. Tengo 29 años y es la primera vez que estoy en unos Juegos Olímpicos y sé lo difícil que es. Primero hay que clasificarse con la selección y luego estar entre las doce. Vivir ese momento y conseguir la medalla, puede ser lo más especial de mi carrera.

Lamentablemente, la burbuja mediática de ese éxito no tardó en desaparecer.

-Esa es la pena. Es lo que parece, pero en la calle todavía me sigue parando gente para recordarme que nos siguió y lo mucho que disfrutó. Eso es gratificante. Evidentemente, nos gustaría que la repercusión fuera los 365 días del año y que se trasladara a las ligas domésticas, que los patrocinadores vengan más. Pero como siempre, con más escaparate o menos, seguiremos luchando orgullosas de lo que hacemos.

¿Cree que estos éxitos de la selección pueden ayudar a la Liga Femenina?

-Siempre es algo positivo. Una jugadora internacional ve que aquí el baloncesto importa, que se consiguen medallas y que hay especial atención en ello.

En su caso, esta plata olímpica supuso otro título más. Con un Europeo, tres Euroligas, cuatro Ligas Femeninas, tres ligas de Rusia, entre otros logros, ¿cuál es la clave para mantener la ambición?

-Tengo la suerte de que me apasiona esto y siento pasión cada día que voy a entrenar, eso lo hace todo más fácil. Antes de empezar una temporada, siempre me marco unos objetivos y ese es mi reto del día a día. La consecución del título, levantar la copa, es el momento más alegre, pero tengo la suerte de disfrutar del día a día, como por ejemplo ir a entrenar o hacer una entrevista también me hace especialmente feliz.

¿Esa felicidad fue lo que le hizo volver a casa tras tres años en el Ekaterimburg ruso?

-De los tres años en Rusia, el último fue bastante duro por normas de la liga rusa en cuanto al cupo de extranjeras. Vi muchos partidos desde la grada y luego era la suplente de Diana Taurasi, por lo cual mi participación era poca. Estaba en un momento que quería sentirme jugadora, tener responsabilidad. Eso es lo que me ofrecían aquí y no todo es el sueldo, quería ser feliz jugando y en Salamanca lo soy.

Mirando al futuro, ¿qué retos se marca?

-Por ahora, en Perfumerías Avenida el objetivo es poder competir en Euroliga, que hagamos un equipo compacto y sin fisuras con el que poder dar guerra. A nivel doméstico, seguir sumando títulos, e individualmente, seguir mejorando y estar al nivel para poder estar en la selección.

Ganar la Copa no estaría mal tampoco, ¿no?

-Sí, es el título que me falta, pero ya no quiero ni nombrarlo porque parece que sea un gafe, lo doy por que todo el mundo lo entiende (risas). Ojalá llegue ese título.