SI los partidos duraran 30 o 35 minutos el Dominion Bilbao Basket tendría unas cuantas victorias más esta temporada. Pero como duran 40 ha acumulado algunas derrotas que han provocado cierto desconcierto entre sus seguidores al ver que su equipo puede ser capaz de lo mejor, de la excelencia casi, cuando está fresco y de lo peor cuando le fallan las piernas. La más reciente ha sido la de la semifinal de Copa ante el Gran Canaria, en la que los hombres de negro perdieron 19 puntos de ventaja en un partido que, aun con todo, estaba empatado a cinco minutos del final.

También estaba igualado con ese mismo tiempo por delante el que jugaron en Bandirma con el pase a los octavos de final de la Eurocup en juego y que se escapó por muy poco. Y algunos otros de esta campaña en la que si algo no se le puede negar al Bilbao Basket es que siempre ha estado ahí y no ha dejado de remar hasta que le han alcanzado las fuerzas. Algunas veces ha podido llegar a la orilla, en otras ha muerto antes de pisar la tierra. Pero a esa insistencia, a ese espíritu competitivo, no les ha acompañado en algunos partidos la energía que permite tener ideas claras, tomar decisiones correctas y rematar la faena con éxito.

Sin Begic, con Slezas recién llegado y con otros jugadores afectados problemas físicos que van y vienen, el Bilbao Basket dio la cara con creces en la Copa por lo que la derrota ante el Gran Canaria no debe influir en lo que venga por delante que no es otra cosa que tratar de asegurar una plaza en el play-off. La clave es que a partir de ahora el equipo tendrá solo un partido a la semana por lo que habrá tiempo para cargar pilas de jornada a jornada, reforzar algunos conceptos tácticos y añadir otros que pueden ser necesarios en caso de que sigan llegando finales igualados.

Con el regreso del pívot esloveno y, quizás, también el de Borg, Sito Alonso dispondrá de trece jugadores para afrontar los catorce partidos que quedan para acabar la temporada regular. Con el del sábado, el Bilbao Basket ha jugado ya tantos como todo el curso pasado. El técnico, cuidadoso en extremo con los minutos que reparte sobre todo entre los más jóvenes, tendrá que abrir la mano en busca de intensidad y frescura y conseguir que la responsabilidad se reparta entre más gente para no ser previsible.

El equipo compite, se deja la piel, algo que lleva en su ADN, porque solo compitiendo al máximo nivel se puede acabar en tiempos de apuros económicos quinto en una temporada y alcanzar las semifinales de Copa en otra. Eso que falta debe salir del propio grupo porque no se puede comprar, al menos no lo puede hacer el Bilbao Basket. Y ya se ha visto que tampoco tener la posibilidad de comprarlo es garantía de nada. El duelo del domingo ante el Andorra, un rival directo en la lucha por el play-off, marcará la tendencia de lo que queda de temporada, que es mucho aún. Los jugadores quieren llegar al sexto puesto y Miribilla tiene que ser decisivo. La Copa estuvo muy bien, pero desde hoy empieza otra historia.