Deon Thompson, un pívot clásico y sin adornos
DEON THOMPSON, CAMPEÓN DE LA NCAA con north carolina, agranda su reputación en europa a base de títulos
DEON Thompson llamó la atención el otro día en Miribilla por su extraordinaria sobriedad. El pívot del Bayern Munich dejó ante el Bilbao Basket la impresión de ser uno de esos jugadores que no comete errores y que suma sin estridencias ni un excesivo esfuerzo aparente. “Simplemente hago lo que me pide el entrenador. Si Pesic me quisiera que lanzara cinco triples por partido, lo haría sin problemas”, explica en medios alemanes. En ataque y en defensa, Thompson impone su corpulencia, esos poderosos 2,03 metros con los que en Europa puede manejarse perfectamente en los dos puestos del juego interior. De hecho, en el equipo bávaro puede combinar con Savanovic, un cuatro de corte moderno, o con Bryant, un cinco clásico. Sus actuaciones en el Last 32, donde promedia un 82% en tiros de dos puntos, le convierten en una pieza clave dentro de una plantilla de gran calidad.
Nacido en California hace 27 años, Deon Thompson lleva una carrera nómada desde que salió de North Carolina, esa fábrica de jugadores que han poblado todas las ligas del mundo desde hace unos cuantos años. Con los Tar Heels, logró disputar 153 partidos, lo que le coloca como el tercer jugador de la historia con más partidos disputados en el baloncesto universitario. Además, logró el título en 2009 en una final excelente ante Michigan State. De aquel quinteto al que encumbró Roy Williams (Ty Lawson, Danny Green, Wayne Ellington, Deon Thompson y Tyler Hansbrough) solo el jugador del Bayern Munich no ha llegado a la NBA. Tampoco le resulta extraño ya que debe batirse el cobre en las ligas de verano “donde un jugador como yo, que no piensa en las estadísticas, tiene muy difícil destacar”.
Por eso, ha entendido que el baloncesto europeo es su lugar. Después de ser internacional con Estados Unidos como sub-17, sub-19 y universitario, su primer equipo como profesional fue el Ikaros Kallitheas de Grecia y desde ahí no ha hecho más que crecer y acumular títulos. Después jugó en el Olimpija Ljubljana, el Alba Berlín, el Bayern Munich, el Hapoel Jerusalén y el Bayern Munich. Falta un equipo, el Liaoning Hunters, en el que militó en los primeros meses de la pasada temporada. Deon Thompson lo justifica sin rodeos: el dinero. “Pagan muy bien y es un entorno perfecto porque no hay demasiada presión y los jugadores estadounidenses son muy respetados. Firmas un buen contrato por cuatro meses y siempre tienes tiempo de incorporarte a un equipo europeo”, explica.
títulos, pero uno especial Es lo que hizo él la campaña anterior cuando, después de perder la final de la liga china ante el equipo de Stephon Marbury, pudo llegar para ayudar al Hapoel a ganar la liga israelí, que añadió al título de Bundesliga que ya había ganado con el Bayern Munich y a las Copas que se llevó con el Olimpija y el Alba Berlín. Pero de todo lo que ha vivido en el baloncesto Thompson se queda, sin duda, con todo el recorrido que desembocó en el título con North Carolina, ese torneo final “con partidos ante 65.000 personas como el que jugamos en el Madison Square Garden. Esa fraternidad con tus compañeros y con la universidad, esa intensidad que se crea en las gradas, se te quedan grabadas para toda la vida”, reconoce.
Con un equipo por temporada en Europa y un año firmado en Munich, Deon Thompson no hace planes de futuro porque “me encanta conocer nuevos lugares y culturas. Es lo bueno que tiene nuestra profesión y mi situación personal hace que no tenga prisa por asentarme en un sitio en concreto”. Ofertas no le van a un jugador que aprendió de un grande de los banquillos como Roy Williams y ahora está a las órdenes de otro, Svetislav Pesic. Por eso, el pívot del Bayern Munich simplemente cumple con lo que le piden, sin volverse loco.