Gasol, una leyenda eterna
UNA ACTUACIÓN COLOSAL DE PAU GASOL Y UNA DEFENSA QUE COLAPSA A FRANCIA
España80
Francia75
ESPAÑA: Pau Gasol (40), Rudy Fernández (7), Ribas (0), Llull (7) y Mirotic (7) -cinco inicial- Reyes (2), Rodríguez (15) y Claver (2).
FRANCIA: Batum (14), Parker (10), De Colo (14), Diaw (5) y Gobert (8) -cinco inicial-, Lauvergne (11), Fournier (3), Pietrus (0) y Gelabale (10).
Parciales: 17-20,32-33 (descanso), 48-56, 66-66 (final) y 80-75.
Árbitros: Christodoulou, Ryzhyk y Rocha. Eliminaron a Gobert.
Incidencias: 26.922 espectadores en el Estadio Pierre Mauroy de Lille.
bilbao - En 1983 en Nantes (Francia) España jugó y perdió la final del Eurobasket ante Italia. En 1999, 16 años después, en París (Francia) España jugó y perdió la final del Eurobasket ante Italia. En 2015, justo otros 16 años después, en Lille (Francia) España jugará la final del Eurobasket ante Serbia o Lituania, que se disputarán hoy (21.00 horas) su puesto en la lucha por el oro. Esta final, como las anteriores, no entraba en los cálculos de ningún aficionado reflexivo y desapasionado. España llegaba más debilitada que en la última década y media, se medía a un equipo con más plantilla y que jugaba en casa. Pero Francia no tiene a un jugador que se llama Pau Gasol, una leyenda eterna que durante un año ha cocinado el espíritu de venganza y ayer la sirvió muy fría, helada, a los 27.000 espectadores que batieron un récord de asistencia a un recinto cerrado en el baloncesto europeo.
Los galos eliminaron a España de su Copa del Mundo y la selección de Sergio Scariolo les devolvió la afrenta con creces. Ir de sobrados es peligroso en el deporte de élite y ayer el equipo que quería ser la nueva dominadora de Europa se topó con la verdadera dominadora, subida a los hombros de un Pau Gasol cuyos méritos ya no pueden ser destacados sin caer en lo repetitivo. El pívot de Sant Boi anotó 40 puntos, la mitad de los de su equipo, 18 de ellos en los últimos 10 minutos y 40 segundos cuando Francia había tomado una ventaja de nueve puntos y parecía enfilar hacia la final.
Sufriendo una enormidad en el rebote -18 concedió España bajo su tablero-, sin sumar desde lejos -6 de 21 en triples-, los de Scariolo siguieron remando, con una fe gigantesca, pese a ceder en el tercer cuarto una diferencia de once puntos, hasta llegar al escenario que buscaban: un final apretado en el que los de Vincent Collet notaran la presión de todo un país. Porque España lo había sufrido antes, sabía lo que se sentía.
La zona defensiva de España ajustó mucho mejor en el último cuarto, secó a Parker, que solo metió 4 de sus 17 tiros, cortó la sangría del rebote y permitió apenas una canasta de campo a los franceses en los últimos 6:44. Fue el triple NBA que anotó Batum para provocar la prórroga después de que Gasol pusiera a los suyos en posición de ganar siendo casi el único foco ofensivo y percutiera una y otra vez contra las torres galas en busca de, al menos, unos tiros libres.
Así fue engordando España su marcador mientras Francia empezaba a sufrir, a sentir en su cuello el filo de la guillotina. Y esta cayó cuando Batum, de héroe a villano, falló los tres tiros libes tras una absurda falta de Claver. Jugar por la patria es lo que tiene, que el balón pesa mucho más. Reyes cogió el rebote y mandó el balón al otro lado donde Gasol coronó su obra maestra, quizás su mejor actuación con España y una de las mejores de su vida, con un mate y su punto 40. Mañana, otra final, la séptima en diez años, de nuevo en Francia.