La valentía no encontró recompensa

TAMPOCO a la quinta pudo el Bilbao Basket igualar su mejor actuación en la Copa que data ya de hace siete años. Los hombres de negro quisieron ser valientes, hicieron un mal cálculo de sus actuales posibilidades físicas y lo pagaron con la eliminación en los cuartos de final. El Unicaja hizo valer lo que se temía: su ventaja en el plano físico y la mayor amplitud de su plantilla. El Bilbao Basket gastó demasiada munición en la primera parte para no conseguir nada y careció de energía para aspirar a la victoria en el tramo final, que es donde se suelen decidir este tipo de partidos.

El conjunto bilbaino quiso mantener un ritmo altísimo antes del descanso que le llevó a realizar 35 tiros a canasta. El problema es que 19 de ellos fueron triples. Esa cantidad son solo cinco menos de los que el Bilbao Basket promedia esta temporada en un partido entero. Demasiados para solo meter cuatro y hacer renuncia de otras opciones más claras de anotar como, por ejemplo, esos tiros libres que permitieron al conjunto malagueño engordar su marcador.

El Unicaja aceptó gustosamente el tiroteo y respondió con triples para estirar el marcador, sabiendo que sus recursos son mucho mayores y que tiene algunos jugadores en gran momento de forma. Por desgracia para los de Sito Alonso, dos de ellos, Granger y Kuzminskas, no fallaron ayer y desequilibraron la balanza saliendo desde el banquillo, cuando habitualmente son titulares.

Ahí estuvo la diferencia. El técnico del Unicaja utilizó a doce jugadores y el del Bilbao Basket, apenas a siete durante la parte fundamental del partido. Diez hombres anotaron en el bando malagueño; solo siete en el vizcaino, demasiado dependiente un día más de su núcleo principal. Lo que fue virtud al inicio de temporada ya que el Bilbao Basket estiraba sus recursos al máximo, ahora es defecto ya que desde hace unas semanas es una plantilla encogida. La gente del banquillo ha perdido toda la confianza y ayer, por más que apelara a ellos el entrenador, no la encontraron. Sin contar los segundos testimoniales de Borg y Mendia, Stefansson, el último jugador que apareció en el choque por parte del líder de la Liga Endesa, jugó más que el octavo, el noveno y el décimo jugador de la rotación de Sito Alonso. Y el islandés aportó puntos y defensa sobre Bertans en el momento que el letón amenazaba con entrar en ebullición.

con la lengua fuera Los andaluces siempre tuvieron claro dónde estaban sus ventajas y aprovecharon cada situación de superioridad física, sobre todo ante un Raúl López que ahora mismo no está para hacer todos los esfuerzos que le reclama el técnico y, además, mantener la clarividencia y el tino en ataque. Y quizás algunos de sus compañeros tampoco han llegado a la Copa en situación óptima lo que dejó resquicios en la defensa que el Unicaja castigó como se espera de un equipo de nivel Euroliga.

Desde el puesto de base, que tanto está dando hasta ahora al Bilbao Basket, construyó el Unicaja su victoria. Entre Granger, que apareció en el partido sin hacer prisioneros, y Markovic sumaron 28 puntos, con 9 canastas de 14 intentos. Entre Colom y Raúl, produjeron 25 puntos con 9 aciertos en 23 lanzamientos. Tampoco esta vez contó Borg cuando podía haber sido un añadido de atleticismo en un partido que reclamaba gente con piernas fuertes.

Los hombres de negro apenas lograron ganar el último cuarto gracias a la canasta postrera de Latavious Williams y empezaron a cavar su tumba con el parcial de 8-0 que concedieron en el inicio del último cuarto. No puede decirse que el Bilbao Basket no lo intentara después, pero había consumido muchas de sus bazas, incluso una defensa 1-3-1 que le permitió estrechar el marcador antes del descanso. Hizo una apuesta arriesgada y le salió mal. Los cementerios están llenos de valientes. Ahora ya puede decir, siempre con la cabeza bien alta, que ha perdido dos partidos seguidos. La Copa vuelve a ser historia demasiado pronto, pero la temporada que estuvo a punto de no ocurrir sigue su curso.