Rochestie busca su sitio
Tras una carrera en la NCAA mediatizada por el huracán 'Katrina', el base ha cambiado de equipo durante el curso en tres de sus cinco años en Europa
bilbao
AGOSTO de 2005. Taylor Rochestie (1-VII-1985) llenó de bártulos el maletero de su coche en la californiana Santa Bárbara y, en compañía de un amigo, puso rumbo hacia New Orleans. Iba a ser una visita de día y medio al campus de la Universidad de Tulane, donde semanas después iba a arrancar su temporada sophomore en el equipo de baloncesto. Su primer curso había superado todas las expectativas. En high school había sido considerado demasiado lento y muy poco explosivo como para jugar en la Division I de la NCAA -solo fue reclutado por centros residuales como Humboldt State o Puget Sound- y únicamente la ayuda del extécnico Bob Gottlieb le permitió, casi como favor personal, recalar en los Green Wave, donde en su primer año acabó siendo titular en 25 partidos, promediando 10,9 puntos y 3,7 asistencias y llegando a anotar la canasta ganadora sobre la bocina en dos partidos seguidos.
La campaña 2005-06 debía ser la de su confirmación... hasta que el huracán Katrina se cruzó en su camino. Nada más llegar a New Orleans, Rochestie se encontró con una ciudad en estado de alarma máxima por la inminencia del desastre. Ni siquiera llegó a vaciar el maletero. Buscó refugio en la vecina Baton Rouge y tal era el caos y el pánico en las carreteras que tardó más de diez horas en cubrir un trayecto de apenas noventa minutos. De allí viajó a Houston y pudo comprobar por televisión la devastación provocada por el huracán. Nunca más volvió a jugar allí y aquel episodio se convirtió en la primera piedra de una trayectoria en la que este base anotador, de notable uno contra uno, todavía debe encontrar su sitio, pues en cinco campañas en el baloncesto europeo jamás ha permanecido más de un año en el mismo equipo y ha tenido que cambiar de camiseta a mitad de curso tres veces. Un nómada de la canasta.
Tras la devastación de New Orleans, el equipo de baloncesto de Tulane encontró refugio en el campus de Texas A&M, pero antes de arrancar la nueva temporada Rochestie se rompió el ligamento lateral interno y el menisco de su rodilla derecha en un entrenamiento. Tenía que pasar un año en blanco y las facilidades médicas en unas instalaciones que debían acoger al doble de jugadores no eran las mejores y la incertidumbre sobre el tiempo que iba a pasar antes de poder regresar a New Orleans hicieron que pidiera el transfer a Washington State. Ya recuperado, el base completó tres cursos notables con los Cougars -llegó a anotar 33 puntos en la mítica cancha de UCLA-, pero se quedó lejos del radar de la NBA pese a jugar las Ligas de Verano con los Lakers.
Recaló en 2009 en Europa para jugar en el Göttingen alemán, con el que ganó la Eurochallenge siendo elegido MVP de la Final Four. El siguiente verano fichó por el Galatasaray, pero terminó la temporada en el Alba Berlín. Un notable curso 2011-12 en Le Mans hizo que el Caja Laboral le fichara para la siguiente campaña, pero su rendimiento en Gasteiz, compartiendo puesto con Carlos Cabezas y Thomas Heurtel, no fue el mejor y en enero de 2013 recaló en el Angelico Biella. La presente temporada la inició en Siena, pero hace tres semanas, tras la eliminación del equipo italiano de la Euroliga y como consecuencia de su necesidad de aligerar nóminas, fichó por el Nizhny, donde hace gala de su capacidad anotadora. En el duelo de Miribilla fue de lo poco potable del conjunto ruso.
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