Bilbao

El Bilbao Basket ha protagonizado en la primera vuelta una reacción a medias, a la que tendrá que dar continuidad necesariamente en la segunda mitad de la Liga Endesa para alcanzar una plaza en el play-off que es el objetivo final de esta temporada hasta ahora tan convulsa. Las siete victorias conseguidas han sido insuficientes para alcanzar la Copa, pero han servido para remontar varias posiciones tras las cinco derrotas iniciales, de tal forma que los hombres de negro se han quedado en una peligrosa tierra de nadie a dos triunfos de la sexta plaza y a tres de la primera posición de descenso.

El calendario de la segunda vuelta ofrece al Bilbao Basket nueve partidos en casa en un reparto realmente curioso ya que recibirá en el Bilbao Arena a todos los equipos que están del noveno puesto para abajo, excepto el Estudiantes, y visitará a todos los que van a jugar la Copa, excepto el Real Madrid. Suponiendo que los de Rafa Pueyo sean capaces de conseguir ocho triunfos ante su público, necesitarán sumar dos o tres como visitantes para tener opciones reales de llegar al menos a la octava plaza porque algunos de esos rivales ya ganaron en Miribilla. En ese sentido, la próxima visita a Zaragoza puede ser clave, ya que otra derrota ante el CAI alejaría a tres partidos más el average particular a un rival directo.

La obligación del Bilbao Basket es, por tanto, corregir de forma urgente la endeblez que muestra en sus últimos partidos como visitante y que ya subrayó tras la última derrota en Santiago de Compostela. Esa costumbre de salir blandos y poco intensos a los partidos lejos de Bilbao ha costado bastante cara hasta la fecha y más que puede costar ahora que los resultados tienen doble valor. El equipo empieza mal los partidos, Pueyo se aferra al núcleo veterano para remontar, pero el esfuerzo se queda corto. Es una secuencia repetida en varias ocasiones esta campaña, un círculo vicioso que atrapa a todos. Porque, de hecho, cuando el técnico ha depositado la mayor parte de los minutos en apenas seis o siete jugadores, el Bilbao Basket no ha ganado nunca, al menos en la Liga Endesa. La recuperación llegó a partir de una mayor implicación de la segunda unidad y una mayor intensidad en el juego y malo sería que lo observado en el Fontes do Sar supusiera un paso atrás en ese sentido. Ya lo dijo ayer Álex Mumbrú, que se salió en la cancha gallega: "Lo individual no importa. Lo que cuenta es ganar y fue una pena quedarnos a la orilla de la remontada".

un mes que puede ser clave Este próximo mes puede hacer que la temporada cobre nuevos alicientes y no solo si se confirma la apertura de una nueva etapa económica en el club. Los tres duelos europeos y los de la Liga Endesa pueden mantener vivos los objetivos o provocar que la temporada languidezca sin mayores pretensiones que una clasificación digna. Una victoria en el choque de mañana en Rusia supondría un paso de gigante dentro del Last 32 de la Eurocup, que en todo caso tendrá una cita clave ante el Estrella Roja tras el parón de la Copa, que la plantilla utilizará para oxigenarse.

"Debemos estar preparados para medirnos a un rival que en su casa no va a estar igual", advirtió Mumbrú sobre el Nizhny Novgorod, que en su casa tendrá mejores porcentajes de tiro que el otro día en Miribilla "en el que se les notó cansados". Y, precisamente, uno de los defectos del Bilbao Basket en esta primera vuelta ha sido la excesiva generosidad en la defensa del perímetro donde a veces se hacen demasiadas concesiones. A partir de ahora, al equipo bilbaino le va a tocar provocar el fallo del rival, no esperarlo.