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Las caras de la profesionalidad

El Bilbao Basket cumple el objetivo y saca una victoria importante ante el Panionios, pero que no se disfrutó como siempre en Miribilla La plantilla se mantiene unida, mientras sigue la cuenta atrás

Las caras de la profesionalidad

Bilbao

La profesionalidad es ese concepto que está en boca de todo el mundo cuando situaciones como la que vive el Bilbao Basket tientan más al abandono de los deberes más elementales que al cumplimiento estricto de los mismos. Pero la profesionalidad no tiene nada que ver con el dinero ni con el resultado. Es una actitud, una manera de plantarse ante la competición, un compromiso con uno mismo, con los compañeros, con los entrenadores y con la gente, y eso en el vestuario del Bilbao Basket siempre ha sobrado, salvo en contadas excepciones. Los hombres de negro no fueron ayer más profesionales que en Belgrado o en Badalona. Esa bandera siempre la llevan muy arriba desde hace meses, desde la temporada pasada en concreto. Lo afirmó Roger Grimau en Euskal Telebista al final del partido: "En los entrenamientos se hace más jodido, pero cuando llegamos aquí y nos ponemos delante de esta gente tenemos claro lo que debemos hacer".

Ayer eso era derrotar al Panionios para mantener elevadas las expectativas en el Last 32 de la Eurocup. Los de Rafa Pueyo atropellaron al limitado conjunto ateniense, en el que solo Errick McCollum tiene pinta de jugador para equipos de mayor alcurnia. El estadounidense anotó 28 puntos, más de la mitad de ellos desde el tiro libre, y se sentó en el banquillo aplaudido por el público de Miribilla. Pero el pequeño base-escolta no podía derribar a un Bilbao Basket que fue mejorando con el paso de los minutos.

Los malos porcentajes de tiro impidieron llegar al descanso con una renta mayor de los diez puntos después de que la defensa provocara diez pérdidas a los jugadores del Panionios, que se tradujeron en diez posesiones más para los bilbainos. Los jugadores del Bilbao Basket, sólidos y solidarios, no dejaron que los visitantes ganaran ningún cuarto y liquidaron el partido en el tercer cuarto. La baja de Álex Mumbrú por problemas en su rodilla no se notó porque todos los demás, con sus altibajos, aportaron en un duelo que los de Pueyo controlaron siempre y que se hizo largo por la incapacidad de los griegos de añadir algo diferente.

victoria rara Esa falta de emoción privó al resultado del componente que tienen las grandes noches. Había que ganar y se ganó, pero poco más dejó una noche rara en la que la cuenta atrás del incierto futuro del club dejó caer otra hoja del calendario. La profesionalidad es un medio para alcanzar un fin y esos fines, ahora mismo, no están claros en el Bilbao Basket, que desgrana la cuenta atrás mientras nada se sabe sobre su futuro inmediato. Por eso, los rostros de los jugadores delataban que el triunfo, con ser importante, no se había disfrutado.

La plantilla y los técnicos del Bilbao Basket se mantienen unidos, tratando de mantener el barco firme en medio de la tormenta mientras no cesan los rumores de que alguno de ellos no terminará esta singladura. El sábado llegará otra prueba de valor ante el Iberostar Tenerife en la Liga Endesa, donde el Bilbao Basket ha perdido su objetivo más inmediato. Y luego llegará un doble compromiso ante el Nizhny Novgorod que, probablemente, decidirá la suerte europea. A finales de este mes, los hombres de negro se pasarán cuatro días entre ir y volver a Rusia y para entonces debe estar ya claro con quién y dónde acaba este viaje incierto.