El sueño se repite 27 años después
El Kaixo cede al Bizkaia GDKO el testigo vizcaino en la máxima categoría
EL 12 de octubre de 1986 el Aurora Polar Kaixo estrenó la temporada de la Primera División femenina ante el Arjeriz de Lugo en La Casilla. El mismo día 27 años después, este próximo sábado, el Bizkaia GDKO debutará en la máxima categoría ante el Cadí La Seu para cerrar una brecha temporal que se antojaba enorme, casi insalvable, y recoger el testigo de aquel equipo que ya había estado en la élite en la campaña 1979-80 y de los anteriores Águilas, entre 1971 y 1973, y Medina, entre 1974 y 1976. El conjunto galdakoztarra, y con ellas todo el pueblo, viven un sueño que conquistaron hace unos meses en Cáceres de forma inesperada, como el Kaixo lo ganó de igual manera en Cádiz.
DEIA ha reunido a Ainara Ramasco e Iñigo Sainz de Trápaga, capitana y entrenador del actual Bizkaia GDKO, con cuatro protagonistas de aquel equipo que ahora ha encontrado sucesor: el técnico Luis Ledesma; Mónica Vallejo, la benjamina que siendo cadete jugaba con las mayores; Ana Saiz, otra de las más jóvenes de una plantilla con escasos 20 años de edad media; y Eukene Murillo, que había sido internacional junior y que acabó esa temporada 1986-87 como segunda máxima anotadora nacional, lo que le llevó a firmar por el campeón Sabor d'Abans. Hace 27 años, como ahora, había más chicas que chicos practicando baloncesto en Bizkaia, por lo que el ascenso del conjunto galdakoztarra pone en orden una situación anómala, aunque llegó a parecer imposible.
"Yo siempre he tenido la esperanza, no lo veía tan lejos, teniendo en cuenta que por la situación económica las distancias con los demás se estaban recortando", afirma Luis Ledesma, que sigue metido en el baloncesto femenino y ha cubierto la particular travesía del desierto de esta especialidad en Bizkaia. "Lo importante ahora es que se les apoye, que no sea una cosa anecdótica, y que pueda seguir adelante. Que sirva de ejemplo para la cantidad de chicas que hacen deporte y que siempre están ahí en segundo plano, pese a que su dedicación sea grande", remacha Ana Saiz, que también pasó por el equipo de la UPV y conoce el sacrificio que supone compaginar el deporte y los estudios. Ainara Ramasco ha tenido la suerte de poder integrarse en un programa que ayuda a los deportistas de élite y por el que recibe facilidades para seguir sus estudios. La base del Bizkaia GDKO vive el sueño multiplicado porque "para alguien del pueblo, que lleva toda la vida en el club y ha crecido con él, esto es algo increíble".
En aquel Kaixo de 1986, todas las jugadoras que iniciaron la temporada eran vizcainas, menos la donostiarra Nieves Zuñiga, que ponía la experiencia. Mónica Vallejo reconoce que "a mí me da mucha envidia lo que ha hecho el Ibaizabal porque me lleva a recordar lo que nosotras vivimos". "Aquello fue un salto grandísimo. La mayoría éramos juniors y jugábamos contra profesionales", recuerda Eukene Murillo.
Luis Ledesma asegura que algunas cosas no han cambiado tanto en 27 años. "Creo que este ascenso llega en el momento justo. Las instituciones tenían que mojarse obligatoriamente. Pero aún, en muchas cosas, sigue habiendo un trato discriminatorio. Las exigencias a las mujeres son parecidas, pero los derechos son menos", asegura el veterano técnico. Vallejo resalta que "faltaba un equipo arriba, que las chicas dijeran que querían jugar ahí arriba".
continuidad Cuando el Kaixo desapareció en 1999 el impacto fue similar al que tuvo la desaparición del Caja Bilbao. Muchas jugadoras tuvieron que desperdigarse por clubes de Bizkaia y ha costado muchos años reconstruir la pirámide hacia la élite. El Bizkaia GDKO será ahora el vértice con una plantilla en la que se mantienen todas las jugadoras que lograron el ascenso. "Eso lo tenía claro. Se lo habían ganado por su esfuerzo y todas han querido continuar. No sé si me habré equivocado, pero es algo de lo que estoy convencido", afirma Iñigo Sainz de Trápaga, que ha formado una plantilla de doce jugadoras para "curarme en salud". "He visto unos 300 vídeos este verano, partidos enteros. Tienes que hacerlo así porque es una inversión y tiene que ser lo más fiable posible para ajustarte al dinero del que dispones", justifica.
La capitana piensa que "tenemos equipo para hacerlo bien y dar el callo, sabiendo que los dos o tres primeros están claros". El entrenador incide en esta idea: "Salvo el Avenida, el Rivas y el Girona, los demás estamos en parecidas condiciones y tenemos que saber contra quién hay que competir y cuál es nuestra Liga".
Esta Liga Femenina, con varias campeonas de Europa y medallistas en categorías inferiores, dista mucho de aquella de hace 27 años en la que también había doce equipos y "era obligatorio tener extranjeras". Entre ellas, destacaban estrellas como Pamela McGee, Wanda Ford, Kim Hampton o Cynthia Cooper, que en un partido con el Samoa Bétera metió 62 puntos.
El Kaixo acabó descendiendo, pero en Bilbao gozaron durante cuatro meses del juego de Rosetta Guilford, una jugadora espectacular que convirtió en competitivo al equipo con 29,1 puntos de media por partido. "La primera vez que la vi entrenar dije: qué es esto. Al cuarto partido seguía en el banquillo, pero después fue una gran jugadora. Su problema fue que llegó en Navidades y nevando y eso no le gustó mucho", rememora Ledesma.
Pese al descenso, aquella campaña no dejó un mal recuerdo porque "si llegamos tan lejos fue porque éramos un grupo de amigas con mucho espíritu luchador", indica Mónica Vallejo. Eukene Murillo señala que "no había una pelea por un contrato, por un puesto al año siguiente..." y eso hacía todo más llevadero, como aquellas pretemporadas en Atxondo, las carreras entre La Casilla, que compartían con el Caja Bilbao y el Patronato, y el parque de Doña Casilda, ese subir y bajar las escaleras del viejo pabellón o el hecho de entrenar, en ocasiones, con tres equipos a la semana y jugar con dos equipos distintos.
Ainara Ramasco, que hace 27 años no había nacido, explica que con el Bizkaia GDKO se entrena cuatro días a la semana, tres de ellos en doble sesión, y que trabaja con preparador físico desde que era cadete. "Nosotras, nunca, salvo alguna vez en pretemporada", matiza Ana Saiz, recordando aquellas sesiones en el Colegio Alemán, de donde surgió el Kaixo.
La base galdakoztarra escucha anécdotas varias como la de aquel hotel que no era un hotel, sino un alojamiento menos recomendable, o las de los viajes a Canarias "que nos parecían unas vacaciones solo por coger el avión". Las Palmas será, precisamente, la primera salida del Bizkaia GDKO que asume, "y eso tampoco ha cambiado mucho", según su entrenador, que habrá que coger un autobús a las 7.30 de la mañana, llegar al destino, jugar y volver. "Nos pasó en Cáceres. Se nos estropeó el autobús, estuvimos dos horas parados, llegamos al hotel a las 12 y pico de la noche y a las 10.00 teníamos el primer partido de la fase. Y ganamos", remata Sainz de Trápaga para ilustrar el esfuerzo de unas jugadoras que tienen a todo un pueblo detrás. "Lo importante es que sientan ese apoyo", dice Saiz, algo que confirman el entrenador y la capitana del Bizkaia GDKO.
La temporada será corta, con solo 22 partidos, pero dura y Mónica Vallejo cree que "es fundamental mantener el espíritu de equipo", algo que Ramasco garantiza por el buen ambiente que hay en el grupo. "Sí, y también resistir los primeros partidos. Saber que puedes perder y aguantar el tirón", añade Eukene Murillo. Sainz de Trápaga confía en que "esto no quede aquí y sea un proyecto de larga duración". Bizkaia lo merece, lo ha merecido siempre.