bilbao
SU enorme figura no pasó desapercibida la semana pasada en Ortuella donde apareció por sorpresa. Era imposible. Mientras hablaba Aíto García Reneses en la charla organizada por la Asociación Vasca de Entrenadores que cerró los actos del 25 aniversario del club Barrena Berri, desde la primera fila de asientos, rodeado de otros entrenadores vizcainos y acompañado por su hijo Alessandro, escuchaba atentamente Audie James Norris, uno de los grandes nombres del baloncesto de finales de los 80, un mito para el baloncesto del Barcelona, uno de los mejores americanos que han pasado por la Liga ACB. En definitiva, uno de esos jugadores que los buenos aficionados recordarán siempre, con independencia de las filias que profesen.
¿Y qué hacía Atomic Dog en la localidad minera? Aprovechando que pasaba unos días en Gasteiz para visitar a su excompañero Santi Abad, decidió acercarse a Ortuella porque "sabía que hablaba el entrenador que me trajo al Barcelona y el mejor de Europa y que tanto confió en mí. No quería perder la oportunidad de escucharle". Norris se dedica desde hace quince años a entrenar en Estados Unidos en equipos de formación, pero "quiero volver a España. He hablado con algunos clubes para mostrarles mi interés". Mientras, sigue a distancia los cursos de entrenador de la Federación Española indispensables para poder ejercer. "Me gusta enseñar y quiero aprender de todos todo lo que pueda, pero tengo mi estilo particular", afirma el expívot del Barcelona, que ahora como antes se considera "un estudioso" del baloncesto.
Desde su punto de vista, "el juego es ahora diferente al de mi época. Antes se jugaba más fuerte y todo iba de dentro hacia fuera. Ahora se juega de fuera hacia dentro, se da más protagonismo a los jugadores exteriores". Aquellos duelos con el difunto Fernando Martín, en cuyo funeral Audie Norris lloró desconsoladamente, pasaron a la historia del baloncesto de la ACB - "los dos queríamos ser mejor que el otro"- y son irrepetibles. Primero, porque los árbitros se han vuelto muy tiquismiquis con los contactos dentro de la zona y segundo, porque ya no quedan pívots como aquellos, dispuestos con cuerpo, pies y brazos a hacerse un sitio en busca del balón y la canasta.
en la zona "Los pívots de mi época jugaban cerca del aro, había mucha pelea. Acababas destrozado físicamente, pero era muy divertido. Creo que el juego antes era mejor. Los grandes ahora también salen fuera a tirar, pero si no les entra el tiro, ¿qué hacen?", comenta, convencido de que "el Audie Norris de antes, sin problemas con las rodillas, dominaría ahora también. Podría adaptarme a la manera de jugar actual". Y es que Atomic Dog lo tenía todo en sus 2,06 metros: rapidez, fortaleza, movilidad, juego de cara y de espaldas, carácter ganador y una privilegiada visión de juego desde el poste bajo. Solo tenía un defecto: sus rodillas. Probablemente, la NBA perdió un jugador destacado, pero Europa ganó una estrella absoluta que no solo batalló contra Fernando Martín, sino contra Arvydas Sabonis, otro gran pívot al que lastraron las lesiones, contra Dino Radja, contra Vlade Divac, contra Corny Thompson... Eran los años en que los clubes de la ACB trataban de fichar cada año el AntiNorris, tal era su dominio en las cercanías del aro.
Audie Norris formó con Solozabal, Epi, Jiménez y otro americano (Waiters, McDowell...) el quinteto básico del Barcelona que, dirigido por Aíto García Reneses, dominó la Liga durante tres temporadas consecutivas. Solo se les resistió la Copa de Europa, la "espina clavada" que le quedó al pívot de Jackson "por culpa de Toni Kukoc" y su Jugoplastika. Era una época en que los jugadores estadounidenses llegaban a Europa para marcar diferencias. Ahora el trasiego entre uno y otro lado del charco es continuo y enriquecedor, según Norris. "Es bueno que haya tantos jugadores por el mundo. En mis años en Europa asistí al crecimiento de grandes figuras como Kukoc, Radja, Volkov, Radja, Sabonis, Petrovic... Ahora hay muchos Petrovic, muchos Fernando Martín, pero ellos abrieron la puerta para que los jugadores actuales pudieran salir a la NBA y triunfar", subraya.
La faceta de entrenador vuelve a surgir cuando el mito barcelonista asegura que la respuesta de Europa a la marcha de sus principales referentes es "seguir mejorando y formando a sus jugadores jóvenes. Aquí hay muchos grandes entrenadores y es algo que hay que aprovechar. Además, los jugadores europeos han ayudado también a los americanos a mejorar su juego".
halagos a ricky rubio Las lesiones alejaron a Audie Norris de una NBA diferente a la actual. Entonces, los jugadores europeos ni soñaban con acercarse a un baloncesto de otra galaxia. Ahora, son legión y muchos de ellos tiene roles destacados. El expívot del Barcelona se suma a la corriente de halagos a Ricky Rubio, un jugador que le encanta: "Va a tener mucho éxito allí. Él es un base y su misión no es meter muchos puntos, sino pasar el balón y manejar el ritmo del equipo. Lo va a hacer muy bien, no tengo dudas de que va a brillar".
Pau Gasol, Marc Gasol -"un pívot de los de antes porque sabe manejar los pies en la zona"-, Rudy Fernández o José Manuel Calderón "llevan ya allí unos años y saben perfectamente lo que tienen que hacer. No me extraña que destaquen porque son grandes jugadores y grandes profesionales y ya están adaptados al baloncesto y el estilo de vida de la NBA", dice Norris que vive habitualmente en Jackson, su ciudad natal. Allí ha seguido el desarrollo del lockout de la NBA, del que ofrece una visión particular. "Aquí se puede pensar que ha sido algo negativo para la imagen de la Liga. Pero dentro de dos o tres meses nadie se va a acordar de lo que ha pasado. A la gente de allí lo que le gusta es ver baloncesto, estar en los partidos y pasárselo bien. Ahora ya lo tienen de nuevo y todo lo que ha pasado se olvidará pronto", sentencia un tipo cercano, afable y accesible, tanto como lo era hace 25 años. En eso, también el baloncesto ha cambiado para peor.