Derrota a fuego lento
El Gescrap Bizkaia pierde la oportunidad de reconducir completamente su rumbo y cae derrotado ante un Cajasol que supo ralentizar el ritmo del partido hasta bloquear los sistemas ofensivos locales
Bilbao. El Gescrap Bizkaia no fue ayer capaz de aprovechar la inercia positiva y el rearme moral que trajo consigo la victoria en Euroliga en la cancha del Caja Laboral y sufrió un nuevo traspiés en su singladura por la Liga Endesa, lo que complica su futuro a corto plazo y su clasificación para la disputa de la Copa. Fue una derrota cocinada a fuego lento, al ritmo que Joan Plaza quiso imprimir a la contienda. Saltó el Cajasol a cancha con la intención de que el tanteador se moviera en guarismos bajos y en ello invirtió hasta su última gota de sudor. Sabedor de que en un combate abierto, de poder a poder, tenía todas las de perder, el técnico catalán planteó una guerra de guerrillas, convirtió cada canasta en un ejercicio de supervivencia, obligó a los hombres de negro a jugar con el freno de mano puesto y al final a estos no les quedó otra que enarbolar la bandera blanca en un último cuarto en el que no supieron defender una ventaja de siete puntos (56-49), para acabar cayendo en la red tejida por el cuadro sevillano, que contó además con el acierto de Paul Davis y un sorprendente Txemi Urtasun a la hora de fundir el aro rival.
Fue un partido pestoso, atrancado, de los que se le atragantan al Gescrap Bizkaia, que se mueve mucho mejor en el bullicio, el galope y la anarquía que en las aguas calmas, en las que se enreda con demasiada facilidad. Tuvieron los de Katsikaris momentos de brillantez, fragmentos de partido en los que amenazaron con conquistar un colchón suficiente para vivir de las rentas merced a buenas defensas y ataques certeros, pero siempre dejaron una puerta entreabierta por la que el Cajasol volvió a entrar en la contienda. Le ocurrió en el primer acto con un 16-7 que mutó en un abrir y cerrar de ojos a un 18-15, en el tercero con un 51-43 que los visitantes desarticularon para colocar el 51-49 y con ese 56-49 neutralizado entre Urtasun y Bogdanovic. Tres veces se vio el Cajasol contra las cuerdas y en todas ellas supo salir airoso. Por contra, cuando fueron los andaluces los que se pusieron por delante (62-66 a 3:20 del final) a los anfitriones les faltó claridad de ideas, oxígeno y acierto en la muñeca para poder voltear la situación.
Es probable que a los hombres de negro les pasara factura el esfuerzo realizado el miércoles en Gasteiz, ya que a pesar de que el encuentro de ayer careció de un ritmo exigente sí que tuvo una gran exigencia en lo referente al aspecto mental, pues en una contienda disputada a la piedra, como se diría en el argot del mus, ambos contendientes sabían que la acumulación de errores acabaría siendo sinónimo de derrota. Al final fue el Gescrap Bizkaia el que peor parado salió de esta circunstancia. Las pérdidas de balón volvieron a ser una rémora (17 en el encuentro de ayer), los 11 rebotes ofensivos concedieron muchas segundas oportunidades al Cajasol y los porcentajes de tiro tampoco fueron para lanzar cohetes (46% en tiros de dos). De hecho, los mejores momentos de los locales se produjeron cuando bombardearon el aro rival desde la larga distancia, ya que las intentonas de media distancia de D'or Fischer y las penetraciones de Aaron Jackson fueron escupidas en más de una ocasión por el aro. Y mientras los anfitriones vivieron en ataque de la inspiración de Vasileiadis o del completo partido de Grimau, el Cajasol siempre tuvo la paciencia suficiente para mover el balón hasta ponerlo en manos del hombre adecuado, ya fuera Davis, Bogdanovic o Urtasun.
Meter o no meter El hecho de que el Gescrap Bizkaia no fuera capaz de romper el partido con anterioridad hizo que la intensidad del último acto fuera superlativa. Con Fischer y Mavroeidis con cuatro faltas, Katsikaris apostó por utilizar a Banic como cinco. El croata hizo lo que pudo ante Davis y fueron Urtasun y Bogdanovic, eléctricos en el perímetro, los que convirtieron el 56-49 en un 62-66 a 3:20 del final. Como en anteriores ocasiones, a los locales se les hizo de noche en esos minutos finales. Jackson no estuvo atinado en sus intentonas y, por contra, el pívot de Rochester hizo valer su fina muñeca para que la victoria viajase a suelo andaluz. El triple de Mumbrú (67-71) no hizo más que alargar la crónica de una muerte anunciada, una derrota escrita a fuego lento que impide al Gescrap Bizkaia disfrutar de un futuro tranquilo.