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EN una semana, el Bizkaia Bilbao Basket ha pasado del sueño de su debut en la Euroliga a recibir en el Palais Jean Weille un mordisco de la cruda realidad de la competición. Los pumas del Nancy se revolvieron en el tramo final de un partido enloquecido y sacaron las garras para echarse sobre su rival y dejar a los hombres de negro con la piel hecha jirones y gestos de preocupación tras sufrir una pesadilla de tres minutos. Ni Fotis Katsikaris ni sus jugadores lograron controlar los tres minutos finales y, al final, el marcador se fue a una distancia que en una liguilla tan corta puede ser peligrosa.
Si ganar fuera de casa es la consigna para avanzar hacia el Top 16, ayer quedó claro que no va a ser nada fácil. El Nancy parecía el equipo más débil del grupo, pero ya se comprobó ayer que los Cougars tienen argumentos para no dar su brazo a torcer y sostener sus expectativas. O el argumento, a secas, ese Nicolas Batum que fue una tortura imparable para la defensa bilbaina. El buen trabajo colectivo que reclamaba Katsikaris en la víspera no se vio por ningún lado y el NBA dominó el partido a su antojo, sobre todo el tramo final, esos minutos donde se espera ver a las estrellas.
El alero de los Portland Trail Blazers impuso su físico, lo mismo que el resto de sus compañeros. Desde el inicio, Jean-Luc Monschau exigió a sus jugadores ser muy agresivos en las líneas de pase y el Bizkaia BB, muy blando en el movimiento del balón, no encontró la manera de atacar con fluidez y entregó 21 balones a su rival. Muchos de ellos, las doce recuperaciones del conjunto galo, fueron errores en zonas de máximo riesgo que facilitaron muchos puntos al Nancy, cuyo primer mandamiento es tratar de correr y abrir el campo.
fuerzas que se agotan La explosividad y potencia de los jugadores locales fue minando poco a poco al Bizkaia BB. Axel Hervelle y Dimitris Mavroeidis dieron buenas rotaciones, pero eso fue antes del descanso. Luego, su falta de ritmo acabó suponiendo un suplicio y el agotamiento hizo mella en los dos lesionados hasta ayer. Hampl y Stevic no fueron activados y el equipo bilbaino entró en una pájara en el peor momento. El Bizkaia BB cayó en la trampa del Nancy y empezó a ceder también la batalla del rebote sin que nadie bajara las revoluciones del partido. Solo Raúl López lo logró en el tercer cuarto cuando consiguió reconducir la situación para devolver a su equipo una ventaja que despreció de la peor manera.
Entonces, tocaba pensar, jugar con criterio, explotar la baza de un Banic que había surgido tras un mal primer tiempo, pero ocurrió lo contrario. La mayor experiencia y bagaje del Bizkaia BB no se vieron por ningún lado y la mala selección de tiro, personificada en los cuatro triples consecutivos que falló Álex Mumbrú, y una defensa más que permeable hundieron las esperanzas de un equipo al que los errores del Nancy habían mantenido con vida.
Todo hasta que apareció Le Roi Nicolas con las armas de matar y un enorme primer paso para marcar la diferencia. Mumbrú quedó retratado en esa pelea individual y D'Or Fischer acabó con un mosqueo considerable tras cometer dos faltas en ayudas muy poco contundentes que concedieron sendas acciones de 2+1 al internacional francés y alejaron el partido del alcance de los hombres de negro de forma definitiva e incomprensible, si mire por donde se mire.
Puestos a perder, el Bizkaia BB decidió regalar quince puntos en tres minutos, pese a que en ese rato hubo dos tiempos muertos en los que, probablemente, se hablaría de la necesidad de proteger el average. Pero los de Katsikaris se habían metido en un momento en una dinámica autodestructiva que les puede pasar factura más adelante. En la Euroliga, los errores se pagan muy caros en cualquier parte y el Bizkaia Bilbao Basket cometió muchísimos ayer por falta de temple y una mala lectura del partido. Las heridas fueron de consideración, pero tienen cura. Solo que la mejor oportunidad para ello ya ha pasado.