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Cambio de ciclo, ley de vida

Serbia saca a España de la zona de las medallas con un enorme triple de Teodosic

Cambio de ciclo, ley de vidaFoto: efe

SERBIA: Teodosic (12), Rasic (0), Bjelica (14), Perovic (2), Velickovic (17) -cinco inicial-, Krstic (13), Paunic (0), Tepic (2), Markovic (0), Savanovic (15) y Keselj (17).

ESPAÑA: Rubio (3), Rudy Fdez. (15), Navarro (27), Garbajosa (18), Gasol (13) -cinco inicial-, López (0), Reyes (2), Vázquez (4), Llull (4) y Mumbrú (3).

Parciales: 27-23, 49-41 (descanso),

67-64, 92-89.

Árbitros: Estévez, Kennedy y Aylen. Eliminaron a Markovic y Bjelica.

Incidencias: 12.000 espectadores en el Sinan Erdem Arena.

bilbao. Ley de vida, la felicidad no es eterna, menos aún en el deporte profesional. Estambul asistió ayer después del segundo partidazo del Mundial a un cambio de ciclo, esperado por otra parte. La selección española, esa gallina de los huevos de oro, pasó el testigo al único equipo que podía recogerlo, al que lo llevará durante un tiempo que se augura largo. La pujante Serbia se cobró venganza del Eurobasket y sacó a España de la zona de las medallas con lo que marca la diferencia en la élite: el talento, el puro talento.

Ya se intuía que sin el tipo que ayer comentaba el partido por la televisión, sin Pau Gasol, la selección española era vulnerable, un peor equipo que el que había encadenado cuatro medallas seguidas. Un año más viejo, también, y con más achaques. Ya se suponía que Serbia tenía que ser mejor: sus jóvenes acumulan más experiencia, la calidad les sale por los poros y, sobre todo, no querían dejar pasar otra oportunidad. Además, dos jugadores que no estuvieron en el Eurobasket, Keselj y Savanovic, fueron absolutamente decisivos para entender el triunfo de los balcánicos. Ellos dos, Velickovic y Bjelica, altos y versátiles, destrozaron en el uno contra uno a cualquiera de sus pares. Por algo tres de ellos juegan en la Liga ACB y el otro, Keselj, ha sido reclutado por Dusan Ivkovic en su regreso al Olympiacos.

Luego, claro, está Milos Teodosic, ese jugador malencarado, borde y genial que pide para sí el último tiro. Anotar un triple a tres segundos del final desde ocho metros sólo está al alcance de los elegidos. Él lo hizo, castigando en un cambio defensivo a Garbajosa, que estuvo admirable en ataque, pero sufrió una barbaridad en defensa. Luego, Scariolo decidió que sacara de banda Navarro cuando había que anotar un triple para empatar y el de Torrejón ni siquiera pudo tirar. Todo tendrá su explicación, pero lo que no acepta discusión es que son los jugadores los que marcan la pauta.

Serbia va sobrada de carácter y su salida al campo fue esplendorosa. Con un acierto enorme, metió a España en la trampa de posesiones cortas. En apenas siete minutos y medio, los balcánicos ganaban por 23-13 con 10 puntos por barba de Bjelica y Velickovic. Murió España en la posiciones de tres y cuatro por el empeño del técnico. Navarro trató de dar réplica con 13 puntos en el primer cuarto, pero la defensa española hacía aguas. El banquillo lo corrigió, pero en cambio bajó el ritmo ofensivo. Esa falta de equilibrio lastró a los de Scariolo y obligó a gastar mucha energía en la persecución.

Un parcial de 0-10 dio la primera ventaja a España tras el descanso. Rudy tomaba el relevo a Navarro desde fuera, pero el baloncesto es cosa de cinco en defensa y en ataque. Ricky Rubio acabó el partido con sólo dos tiros y, así, la defensa serbia tuvo un jugador menos del que preocuparse. Demasiada ventaja cuando en el otro lado cualquiera tiraba y con gran acierto (15 de 30 en triples) y no tenía problemas en hacer faltas y evitar canastas. La zona que hundió a Grecia fue una filfa ante Serbia, que mataba desde las esquinas o desde la prolongación del tiro libre.

Cuando Savanovic anotó sin oposición para el 86-78, la España triunfadora se negó a escribir su epitafio, pese a tener a un agotado Navarro en el banquillo, gracias a que encontró un par de veces a Gasol. Apretando los dientes, aplazó el desenlace al límite. Teodosic tomó la espada de matar y se hizo cargo del asunto, de provocar un agradecible cambio de ciclo. No suelen preocuparse de caer bien, pero ¡qué buenos son los serbios! El futuro es suyo. El presente, también. La selección española ya tiene un espejo en el que mirarse. En Serbia todos son buenos y aportan, del 1 al 12, y más allá.