Mensajes de "palomero"
Juanma López Iturriaga tuvo la fortuna de amasar un gran palmarés en los doce años que militó en el Real Madrid y de poder retirarse en casa luciendo durante dos campañas la camiseta del Caja Bilbao. "La vida no me ha tratado mal", afirma.
VENGA, tú dale a las preguntas, que así me distraigo de esta agonía". Con el término agonía Juanma López Iturriaga (4-II-1959) se refiere a una sesión de bicicleta estática en un gimnasio madrileño. El que fuera alero del Real Madrid (1976-88) y Caja Bilbao (1988-90) desgrana para DEIA su exitosa trayectoria profesional, las vivencias del hombre que ha pasado a la posteridad como el palomero por excelencia del baloncesto. "Me he quedado con ese apodo pese a que fue una modalidad que sólo exploté los dos últimos de mi carrera. Hasta la utilizo yo mismo para dar título a mi blog. Creo que en mi carrera hice bastantes más cosas que hacer de palomero, pero no puedes luchar contra una etiqueta tan marcada. La asumo e incluso la disfruto", dice risueño, estado de ánimo que manda en la conversación.
Sus comienzos
"¿Con 12 años mides 1,80? Hala chaval, a jugar a basket"
"Por casualidad". Así resume Iturriaga su llegada al mundo de la canasta cuando cursaba estudios en los Jesuitas de Indautxu. "Comencé jugando a hockey sobre patines, hice pelota, fútbol, que era lo que me gustaba, pero a los 12 años medía 1,80 y Michel Ureta, un entrenador del colegio, me cogió de la oreja y me dijo: "¡Tú, con esa altura, a jugar a baloncesto!". No tardaron en elegirme para la selección española de minibasket y fue entonces cuando vi que había dado con mi deporte", recuerda. El Real Madrid tampoco se demoró a la hora de reclutarle.
su aterrizaje en el real madrid
"Llegué con 17 años, pero aprendí rápido a manejarme"
Cuando comenzó a destacar, Itu tuvo las opciones de Real Madrid y Barcelona para seguir evolucionando. Apostó por la primera "porque a mi padre le trasladaron allí por temas de trabajo. Durante los dos primeros años vivi con mi familia, por lo que la transición no fue dura". Con 17 años, llegó a un vestuario en el que se encontró con mitos de la talla de Wayne Brabender o Clifford Luyk, pero no tuvo problemas para adaptarse. "Me acogieron muy bien y yo aprendí bastante rápido a desenvolverme", recuerda. Con el club blanco logró un palmarés de campanillas (siete Ligas, tres Copas, dos Copas de Europa...) y jugó junto a excelentes jugadores. "El mayor talento con el que he compartido vestuario y que para mí era una gran debilidad fue Mirza Delibasic, un jugador superlativo. Si me tuviese que quedar con algún otro, destacaría a Corbalán y Fernando Martín, que fueron con los que más y mejor me entendí".
rivalidades
"Me las tuve tiesas con Petrovic, pero no fui el único"
Durante su largo periplo en el cuadro madrileño, Iturriaga tuvo tiempo de protagonizar más de una rivalidad con jugadores de otros equipos. "Al que más he tenido que sufrir ha sido a Epi. ¡Le he tenido enfrente tantas veces! A nivel europeo, padecimos la explosión de Drazen Petrovic, quien nos privó de varias Copas de Europa. Es cierto que me las tuve tiesas con él en la cancha, pero no sólo me pasó a mí. Durante sus dos o tres primeros años en la Cibona, el tío, a parte de jugar muy bien, no tenía en absoluto un comportamiento ejemplar", rememora. Además de su bronca con el barcelonista Mike Davis en la final de la ACB de 1984, Itu también vivió en persona uno de los momentos más recordados del baloncesto estatal en la década de los 80: el salto a la grada del Pabellón de La Castellana del jugador del Maccabi Earl Williams. "Era una época en la que en nuestra cancha había cuatro o cinco partidos estelares al año: ante el Simac Milán de Meneghin, Barça, Cibona, Maccabi... Contra el club israelí hubo un momento en el que alguien tiró una moneda desde el graderío y le dio a Williams. No es sólo que le diese, sino que él vio quién había sido. Se cortocircuitó y se fue a por él. Lo curioso es que ese día en el pabellón no cabía un alfiler, pero, en el momento en el que saltó, de repente se vaciaron 50 asientos. Fue increíble. Tengo que intentar conseguir esas imágenes, ya que nunca las he visto, al contrario de las de mi famosa pelea con Davis".
los ángeles"84
"Ewing, ¿os rendís? ¿No? Pues nosotros sí"
Hasta la eclosión de la generación de los juniors de oro liderada por Pau Gasol, el momento estelar de la historia del baloncesto estatal era la plata conquistada en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles"84, cayendo en la final ante Estados Unidos. "En su momento no fuimos muy conscientes de lo que significaba esa plata, lo fuimos apreciando con el paso del tiempo. Lo que vivimos el día de la final fue muy poco glamouroso, ya que llegamos con el tanque de gasolina vacío. Nuestra verdadera final había sido en semis ante Yugoslavia. En la final, Estados Unidos era tan superior y nosotros estábamos tan agotados que no hubo partido. Fue una pena, pero no dábamos más. Lo que sí que fue impresionante fue subir al podio. Cuando me colgaron la medalla al cuello sí que fui consciente de lo que habíamos hecho".
Aunque parezca increíble, Iturriaga asegura que apenas tiene recuerdos de aquella final. "La imagen que tengo de aquel día es de los vestuarios, cuando nos estábamos sacando fotos en las taquillas de los Lakers, sobre todo en la de Magic Johnson. Sí que recuerdo más nuestro duelo con los estadounidenses en la fase de grupos. Hicimos una primera parte grandiosa, en la que íbamos perdiendo sólo por dos puntos, y conseguimos que Michael Jordan se pusiera las pilas y pudimos ver a escasos metros, en vivo y en directo, al que luego ha sido el mejor jugador de la historia. ¿Si me emparejé con él en la final? Sería más correcto decir que le seguí un ratito. Entonces nadie pensaba que iba a convertirse en lo que ha sido, pero por aquel entonces ya era un superjugador", destaca.
Sobre ese día, Itu no puede dejar de contar un anécdota mítica. "La de Romay con Ewing es de las grandes. Antes de empezar la final, Fernando se le acercó y le preguntó: ¿Os rendís? Ewing, evidentemente, le dijo que no y Romay le contestó: Bueno, pues nosotros sí. Aún sigo preguntándole cómo fue capaz de hacerle esa pregunta en inglés, aunque él es capaz de eso y más. Es una coña que surgió de los entrenamientos, en los que nos dividíamos en dos grupos para jugar partidillos. Lluis Cortés siempre nos decía antes de empezar: Id donde Antonio (Díaz Miguel) y preguntarle si se rinde o hay que jugar el partido. El día de la final, que sabíamos que nos iban a meter una pana, a Fernando se le ocurrió salir con eso. Así es él".
el éxito de su generación
"La prensa sacaba reportajes porque leíamos libros"
Aquella generación de plata de los Iturriaga, el malogrado Fernando Martín o Corbalán acabó teniendo una notoriedad pública que el propio ex jugador bilbaino califica de "sobredimensionada". Acto seguido, se explica. "Lo que ocurre es que surgimos en un momento en el que el fútbol las estaba pasando canutas. Veníamos del desastre del Mundial"82, el fútbol no tenía buena imagen, era la época gloriosa de los títulos de la Real y el Athletic, que para nosotros, como vascos, fue fantástica, pero fue el momento en el que Madrid y Barça estaban muy mal. En ese momento de penuria futbolística surgimos nosotros, que éramos la antítesis de todo aquello, ya que ganábamos cosas. Además, sorprendimos porque el estereotipo que había en aquel momento de los deportistas era de personas cortas de luces. Nosotros tampoco éramos Einstein, pero al menos juntábamos algunas letras. Nada del otro jueves, pero sí que llamábamos la atención. Hasta sacaron un reportaje en El País sobre el hecho de que leyéramos libros. ¡Y algunos éramos universitarios! Con eso la gente flipaba".
llegada al caja bilbao
"Me alegro muchísimo de que me echaran del Real Madrid"
Pese a que no entraba en su guión, la trayectoria de Iturriaga sufrió un brusco cambio en el verano de 1988. "Mis dos últimos años en el Madrid coincidieron con una gran época del Caja Bilbao, con Lockhart, Kopicki, Lafuente, Davalillo... Incluso recuerdo que nos eliminaron en una Copa en Canarias. Hombre, ahora que han pasado los años lo puedo decir. A mí perder siempre me ha sentado muy mal, pero perder contra el Caja era menos perder. Por otro lado veía que en Bilbao se estaba cimentando una gran afición al baloncesto, algo que no había cuando yo empecé a jugar. Me tocó la época en la que ya habían desaparecido el Kas y el Águilas. En 1988 yo no me había planteado marcharme del Madrid, pero me empujaron un poco hacia fuera y me surgió la oportunidad de jugar dos años en Bilbao, algo que para mí fue estupendo. Deportivamente no fueron los mejores años, pero humanamente jugar en mi casa, delante de mi familia, fue precioso. Por decirlo directamente, me alegro muchísimo de que me echaran del Real Madrid. Pude cerrar el círculo y además tuve la oportunidad de ganar a los blancos".
la vida tras la retirada
"De la noche a la mañana me puse delante de una cámara"
Iturriaga colgó las botas a los 31 años -"llevaba desde los 14 años dando tumbos, jugando los veranos con la selección, ya había cumplido el sueño de jugar en casa y llegué a la conclusión de que aquello se había acabado, que era hora de irse", relata- y no tardó en encontrar su nueva profesión. "Siempre he sido muy amigo de José Joaquín Brotons, que ahora está en GolTV y que por aquel entonces era jefe de Deportes en Tele Madrid y me comentó que iban a hacer un programa de baloncesto. Dos meses antes de terminar mi última temporada tomé la decisión de retirarme y de volver a vivir a Madrid, le llamé para decírselo y me contrató. De la noche a la mañana me puse delante de una cámara y a partir de entonces empezaron a surgir otro tipo de cosas y oportunidades, algunas de ellas alejadas del mundo del deporte. En los últimos años de mi carrera también escribía artículos en El País, ya tenía claro por dónde quería enfocar mi futuro. ¡Hasta me he ido a una isla desierta de ésas! Eso no lo tenía previsto, fue un giro imprevisto. En la actualidad, además de retransmitir para la televisión los torneos en los que juega la selección, llevo once años en Make a Team, una empresa que formaron Valdano, Corbalán y Zubizarreta. Nos dedicamos a la formación en empresas utilizando las metodologías y las reflexiones deportivas trasladadas a ese mundillo. La televisión la tengo para cuando surge alguna oportunidad y cuando no, pues gano menos dinero, aunque consigo aguantar el tipo".
andrés montes
"Nos ha dejado tanto que le llevamos con nosotros"
El reciente fallecimiento de Andrés Montes, su compinche en las retransmisiones y, sobre todo, su amigo, ha sido un duro golpe para Itu. "Estaba pasando un momento delicado, pero no esperábamos esto. Nos ha dejado huérfanos, porque era un tío muy especial, muy carismático... Pienso en el año que viene, en el Mundial, en nuestras charlas y veo que no las vamos a volver a repetir y me doy cuenta de que ha dejado un gran vacío en todos los que estábamos cerca. Lo que ocurre es que, como las personas especiales, él se ha ido, pero deja tantas situaciones, tantas frases, tantos momentos y tantas risas juntos que le vamos a llevar dentro una larga temporada".