La tensión en el Zaragoza ha llegado a su punto más elevado después de la goleada sufrida ante el Almería (4-1), con una imagen paupérrima del equipo. El club ha destituido de una tacada a su entrenador, Miguel Ángel Ramírez, y a su director deportivo, Juan Carlos Cordero, que dejan al equipo en una preocupante situación clasificatoria, a tan solo un punto de un descenso que ahora marca el Eldense. Sin embargo, la afición tiene a un jugador en su punto de mira: Adu Ares.
Y eso que el extremo, cedido por el Athletic desde el pasado verano hasta final de temporada, no disputó ni un solo minuto del encuentro en Almería. Es más, el atacante bilbaino tampoco jugó la anterior jornada ante el Eldense, que el conjunto maño también perdió (2-4), pero esta vez ante su público. Sin embargo, lo que la afición maña recrimina a Adu Ares no es su mal desempeño sobre el césped, sino su actitud fuera de él.
Porque después de la goleada en el Almería Stadium, el equipo se acercó a la grada visitante donde un grupo nutrido de seguidores reprochaba a los jugadores el partido protagonizado y, mientras gran parte de la plantilla aguantó el chaparrón, el extremo rojiblanco realizó un gesto a la grada y se marchó a vestuarios. Los aspavientos no sentaron bien a la afición del Zaragoza, que viralizó el vídeo de lo sucedido en redes, creando mayor descontento con Adu Ares.
Increpados en el aeropuerto
Sin embargo, el momento de mayor tensión se vivió con la llegada del equipo al aeropuerto de Zaragoza tras el partido de Almería. Fue a medianoche, pero eso no impidió que un centenar de seguidores descontentos se personaran a las puertas de la terminal para arremeter contra la expedición maña. “¡Jugadores, mercenarios”, fue lo más bonito que se escuchó. De hecho, uno de los futbolistas más abroncados fue precisamente Adu Ares, que entre gritos y abucheos se subió rápidamente al autobús, sorprendido por lo que estaba sucediendo.
Es más, el ambiente en los exteriores del aeropuerto fue de tal tensión que la Policía Nacional y la Guardia Civil tuvieron que improvisar un dispositivo de seguridad para contener la ira de los seguidores del Zaragoza y evitar que la situación se descontrolara. Pero el episodio no terminó ahí, sino que se desplazó a la ciudad deportiva maña, donde otro grupo de aficionados esperaba la llegada desde el aeropuerto de la expedición: “No sabéis lo que nos jugamos, para nosotros esta camiseta es la vida”.