Expectación y optimismo se dan la mano en los prolegómenos de la primera jornada del campeonato de liga. Los inconvenientes que han impedido que la preparación estival desprendiese mejores sensaciones persisten y se pueden notar esta tarde, pero también ha habido buenas noticias, destacando por encima de todas que Nico Williams ha puesto el punto final a la campaña mediática creada en torno a su porvenir profesional.

A ello se sumaría la grata impresión que dejó la campaña anterior, aliciente fundado para confiar en que el Athletic continúe brindando un solvente nivel competitivo. Hoy tiene la oportunidad el equipo de Ernesto Valverde de confirmar la solidez de las bases de su propuesta, pese a que haya ausencias y futbolistas que aún parecen necesitar tiempo para alcanzar la forma. El escenario, clave en los éxitos recientes, así como el espíritu que distingue al colectivo, serían las bazas principales para aspirar a la victoria. Siempre planea cierto grado de incertidumbre sobre la jornada inaugural del curso y esta vez no iba a ser diferente. En este sentido, no debe olvidarse la decepción sufrida doce meses atrás frente al Madrid, pero el contexto actual es incomparable. Lo razonable sería otorgarle al Athletic el crédito que deriva de la quinta posición obtenida en el torneo de la regularidad y del título de Copa.

Por supuesto, se ha de reparar en la identidad del adversario. Los rojiblancos inician su andadura en San Mamés ante un visitante que siempre da mucho juego antes y después de los partidos. La presencia del Getafe genera de forma automática una especie de prevención en los equipos y aficiones rivales por el particular librillo en que se inspira José Bordalás, personaje que nunca rehúye la polémica, que se siente a gusto en el papel de víctima. En esta ocasión, más allá de lo que vayan a deparar los noventa minutos, realmente el técnico alicantino posee motivos para sentirse en inferioridad de antemano.

En cuadro

Bordalás se ha desmarcado abiertamente de las excusas, pero si hubiese recurrido a las mismas estaría plenamente justificado. El club madrileño, mediatizado por el límite salarial vigente en LaLiga, ha realizado la pretemporada en cuadro y en cuadro ha viajado a Bilbao para este encuentro: con una lista muy corta, de solo 18 hombres, tres de ellos porteros, y sin referentes en ataque. Esto último se ilustra con el hecho de que Sola, un lateral de corte ofensivo, figure en la convocatoria oficial del conjunto madrileño en calidad de delantero junto a Carles Pérez y Peter Federico, ambos jugadores de banda.

Para las demás líneas dispone de personal de sobra, a pesar de las múltiples salidas registradas en las semanas anteriores. Varias ilustres, como Maksimovic, Enes Ünal, Lozano, Mata, Greenwood, Ilaix Moriba o Borja Mayoral, su máximo realizador en la temporada 2023-24, que tiene pie y medio en el Villarreal.

Tampoco Valverde quiso ayer incidir en el capítulo de los descartes forzosos que arrastra. Recordar que Simón, Agirrezabala, De Marcos, Galarreta y Djaló, lesionados, se pierden la cita. Sin embargo, hizo un recordatorio de otros jugadores que intervendrán y se han visto afectados por contratiempos físicos en plena preparación, casos de Vesga o Paredes. El técnico ha optado por llamar a Nico Williams, que acumula diez sesiones en Lezama, y a Vivian, que acaba de aterrizar en Lezama. Cabe pensar que de inicio el extremo aguardará turno en el banquillo y tendrá minutos en función del desarrollo del choque. Juegue poco, mucho o nada, le vendrá muy bien sentir el calor de una afición liberada tras haber vivido intensamente el culebrón del verano.

Once inicial

Anticipar el once entraña escaso riesgo. No será el mismo que se enfrentó al Aston Villa porque Álvaro Djaló arrastra unos problemas musculares, pero prácticamente. Por delante de Padilla, una línea compuesta por Gorosabel, Yeray, Paredes y Yuri. En la media, Prados y Vesga, con Sancet ejerciendo de media punta. Y arriba, Iñaki Williams, Guruzeta y Berenguer.

Considerando las circunstancias, propias y ajenas, todo lo que no sea sumar tres puntos será mal recibido. Por si acaso, Valverde se cubrió aludiendo a los empates cosechados en los dos años anteriores, consciente de las pegas que el Getafe plantea con la aspereza que le caracteriza. Se prevé una batalla por cada balón, en cada disputa, pero no suele achicarse el Athletic ante retos de esa naturaleza, está acostumbrado a remangarse y perseverar. l