El Athletic-Osasuna, en imágenesPankra Nieto | Oskar González
90ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Vivian, Lekue, Yuri; Herrera (Min. 63, Unai Gómez), Vesga (Min. 63, Prados); Berenguer (Villalibre, m.46), Muniain (Min. 63, Raúl García), Nico Williams (Min. 76, Adu Ares); e Iñaki Williams.
OSASUNA: Sergio Herrera; Areso (Min. 76, Jorge), Catena, Herrando, Mojica; Lucas Torró, Pablo Ibáñez (Min. 76, Juan Cruz), Iker Muñoz; Rubén García, Rubén Peña (Min. 63, Aimar Oroz) y Raúl (Min. 76, Arnaiz).
Goles: 0-1: Min. 40; Raúl. 0-2: Min. 47; Rubén García. 1-2: Min. 58; Iñaki Williams. 2-2: Min. 96; Villalibre.
Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró tarjeta amarilla a los locales Yuri y Herrera, y a los visitantes Herrando, Ibáñez, Catena y Rubén García.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 35 de LaLiga EA Sports disputado en San Mamés ante 45.273 espectadores. En los prolegómenos se tributó un homenaje a Raúl García, con motivo de su retirada del fútbol a final de temporada, y salieron al campo los socios que cumplen 50 años como tales en el Athletic.
En el último suspiro evitó el Athletic la derrota ante un Osasuna que vendió carísima su piel. Ambos conjuntos brindaron una batalla plena de intensidad que desembocó en un acoso desesperado y enérgico de los rojiblancos que hasta acariciaron la remontada. Tres remates de Villalibre en el tiempo añadido pudieron haber volteado un resultado adverso, pero solo uno subió al marcador. El desenlace supone despedirse definitivamente de la opción de acceder a la Champions, pero valió para prolongar la tónica de toda la temporada en San Mamés, donde salvo el Madrid, en la jornada inaugural del campeonato, nadie ha sido capaz de llevarse los tres puntos.
El empate, por su génesis, sirvió además para refrendar esa imagen aguerrida, inconformista, que ha satisfecho plenamente las expectativas de la grada desde septiembre. Ver al Athletic lanzarse al ataque con el alma merece la pena, y mucho. Podrá jugar un fútbol más o menos acertado, bonito o eficaz; de hecho, ayer se observaron altibajos constantes en el rendimiento, pero el tesón a menudo suele traducirse en premio cuando impregna las evoluciones de un grupo que jamás se rinde. El punto, como se ha señalado, es una recompensa baldía en el plano clasificatorio, aunque su valor resulta innegable vistas las dificultades que hubo de gestionar.
Las notas de Aitor Martínez: Iñaki Williams y su gol número 100Aitor Martínez
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En este sentido, se ha de admitir que, por su comportamiento, Osasuna se hizo acreedor a alguna recompensa. Pese a carecer de alicientes desde hace muchas semanas, realizó un despliegue formidable. No se limitó a tutear al anfitrión durante amplios tramos del partido, asimismo se mostró ambicioso y así se explica que cobrase dos goles de ventaja. Acarició la victoria, pero acabó cediendo al ímpetu del Athletic.
Hubo nervio, alternativas, trabajo a paladas y búsqueda del gol por ambas partes, pero estos ingredientes que cabría catalogar como inherentes a un derbi estuvieron parcialmente lastrados por la precipitación y múltiples errores. En especial a cargo del Athletic, que intentó desde el comienzo marcar la pauta y percutir con la velocidad de sus delanteros contra una zaga que en bastantes fases se ubicó adelantada. Dio la impresión de que la iniciativa cundiría, pero el paso de los minutos reflejó los problemas del equipo local en la elaboración, la conexión con el ataque y el orden táctico.
Poco a poco las fuerzas se equilibraron, sobre todo porque Osasuna cargó la mano en la zona ancha con muchos elementos e impidió así que la pareja Herrera-Vesga dirigiese las maniobras con criterio. Tampoco la aportación de Muniain como enganche arrojó luz. Muñoz, Ibañez y Torró, con la persistente colaboración de Rubén García y Peña, más escorados, se mostraron firmes para cortocircuitar la distribución de un balón al que tampoco supieron sacarle excesivo provecho los hermanos Williams, en especial el mayor, ni Berenguer, quien a menudo anduvo por la franja central.
Lekue resolvió al límite una primera aproximación peligrosa de Rubén García favorecida por un error grueso de Berenguer. La réplica, en la fase más inspirada de los rojiblancos, corrió a cargo de Nico Williams, que se fue de Areso y obligó al portero en el primer palo. Al rechace siguió un centro a Berenguer que no apuntó bien en postura forzada. Estaba entonces animado el encuentro, con el Athletic más ágil, pero Areso no tardó en tomarle la medida al principal estilete de los rojiblancos y similar situación se repitió en el resto de los emparejamientos.
El espectáculo iba ameno, como lo demuestra que hasta tres balones acabaron en la red y fueran anulados por fueras de juego, dos del Athletic y uno de Osasuna. Solo el que culminó Muniain en boca de gol se prestaba a la duda, pero el VAR reveló que el servidor del pase decisivo, Berenguer, se hallaba mal colocado por centímetros. Y a punto de retirarse al descanso, con unas tablas que describían con bastante fidelidad lo que acontecía, Raúl desvió sutilmente una volea de Mojica.
El chasco no tardó en duplicarse. Iban tres minutos de la segunda parte cuando un envío larguísimo de Areso permitió a Rubén García plantarse delante de Simón y firmar el segundo tanto. Herrera midió mal, se quedó parado y su amago descolocó a los centrales, que ya no pudieron dar caza al goleador. Apretó el Athletic los dientes y enseguida, otro error grueso, en este caso de Mojica, propició que Iñaki Williams agarrase un obús que se coló por la escuadra opuesta.
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Llegó entonces un triple cambio que transformó la media al completo: Prados, Unai y Raúl García por Herrera, Vesga y Muniain. Se requerían piernas y pasión darle la vuelta a un derbi que se escurría. La fórmula no funcionó de inmediato, fue una tarea costosa porque Osasuna seguía enchufado y además no renunciaba a ganar metros guiado por Aimar. Ahí el Athletic se benefició de una omisión del árbitro y sus ayudantes de cámara, al no sancionar un clarísimo penalti de Yuri sobre Rubén García. Un pisotón de libro.
La cosa es que en el área rojilla apenas sucedía nada de fuste. También Osasuna refrescó su once con otro triple cambio. La pelea era durísima y el espíritu combativo del Athletic empezaba a resquebrajar el sistema defensivo diseñado por Arrasate. Vivian avisó con un cabezazo alto a la salida de un córner. Respondió Mojica con un venenoso centro que golpeó en Lekue, central de urgencia que cumplió con creces, y bien pudo sorprender a Simón.
El cronómetro amenazaba con frustrar al Athletic cuando al fin Villalibre pudo disponer de suministro decente. El portero tapó su primer cabezazo, en plancha y con escaso ángulo, pero en otro envío aéreo se le escurrió el balón al chocar con Catena y el ariete anduvo listo para empujar a la red. Un minuto después, templó Iñaki Williams y Villalibre, sin oposición, cabeceó centrado, fácil para Herrera. Fue el coletazo final, con Osasuna embotellado y el Athletic, exhausto por el gran esfuerzo invertido.
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