Tarda un mundo en asomar por la ciudad deportiva del Mallorca, donde el club insular ha organizado el media day previo a la final de Copa y donde DEIA es el único medio vizcaino presente.
¿Cómo se encuentra?
—Bien. Contento, ilusionado con este partido tan especial para todos nosotros, para toda nuestra afición, para el club y para la isla. Sabemos la responsabilidad que tenemos, pero también estamos disfrutándolo mucho con la gente que viene a los entrenamientos, con los que nos paran por la calle…
Antes le hemos visto siendo aclamado por los chavales del campus del Mallorca, con quienes ha estado charlando un rato
—Hay ilusión en el entorno. No es un partido más. El Mallorca solo tiene una Copa en sus vitrinas. La ganó en el 2003 y fue la última vez que llegó a la final. Ha pasado mucho tiempo ya. Vamos con mucha ilusión, con muchas ganas de hacer un buen partido y de traer la Copa a casa.
¿Nota ya algo de nerviosismo o aún es pronto?
—Los nervios... no sé si llamarlo nervios o el ansia, están siempre, ¿no? Creo que si no sintiéramos eso no estaríamos viviendo el fútbol y tendríamos que dedicarnos a otra cosa. Hay ganas de que llegue ya el momento, pero hay que estar tranquilos, serios y concentrados en lo nuestro. Y bueno, preparar el partido como corresponde.
¿Cómo está viviendo la final la gente de la isla?
—Se percibe ilusión en la calle. Cuando voy al supermercado, a la gasolinera o a llevar a mi hijo al colegio la gente te para y te anima. Es normal y está bueno. A uno también lo llenan esas cosas, el apoyo, el cariño de la gente.
Abdón Prats y Sergi Darder son mallorquines los dos, de Artá. ¿Ellos lo están viviendo de otra manera más especial si cabe?
—Seguramente sí. Acá no lo demuestran de esa manera. Pero sí que seguramente con su gente, su familia, sus amigos, en su pueblo, deben estar haciendose notar, eso seguro. Y creo que para ellos es un partido aún más especial. Porque jugar con la camiseta de su club, del de la infancia, el de siempre, debe ser aún más especial.
¿El Athletic es el favorito en la final?
—No sé si llamarlo favorito. Es una final, este tipo de partidos son especiales. Más allá de que uno llegue en un momento o en otro. Me ha pasado también, por ejemplo, en Uruguay, cuando jugábamos los clásicos, que por ahí uno llegaba líder del campeonato, otro estaba un poco mal en cuanto a resultados y el partido lo ganaba el que estaba peor. Porque así son estos partidos. Puede pasar cualquier cosa. Si hay algo que no tengo duda es de que el equipo va a dar la cara, va a competir como lo hace todos los partidos. Porque si hay algo que nos caracteriza es eso. Ya lo hemos demostrado ante grandes rivales, en campos difíciles también.
El presidente del Mallorca sí tachó el lunes de favorito al Athletic…
—Algunos pensarán una cosa, otros pensarán otra. Pero bueno, también estamos un poco acostumbrados a que se nos subestime o se nos trate de menos favorito que el rival. Ya estamos adaptados a esas situaciones en que nos creen menos que el rival y después termina pasando otra cosa. Que los de afuera hablen lo que tengan que hablar.
¿Hay algo de juego psicológico en catalogar de favorito al rival?
—Decir que el rival es favorito a lo mejor es sacarse un poco la presión, pero somos conscientes de lo que nos estamos jugando y conscientes también de que nos enfrentamos a un gran rival, eso lo tenemos claro. En el último partido contra el Athletic nos trajimos un resultado muy adverso, la verdad.
Ya que lo menciona… qué partido espera en la final, ¿uno más parecido al 0–0 de Son Moix o al del 4–0 en San Mamés?
—Si hay algo que siempre tratamos es de corregir los errores que cometemos. El partido de San Mamés nos dejó cosas para aprender, como a no plantearlo de la misma manera. A cambiar un poco el método, digamos, y a cómo contrarrestarlos a ellos también. Sabemos que es un equipo muy intenso, que presiona arriba. Con nuestras armas vamos a tratar de hacerles daño.
En la final se verán las caras dos equipos que practican un fútbol de estilos muy distintos.
—Lo bonito que tiene el fútbol también es eso, ¿no? Que cada equipo tenga su manera de jugar, su estilo, su sistema... Si no, jugarían todos lo mismo y no tendría mucha gracia. Pero bueno, va a ser un partido lindo, disputado, intenso, duro, de mucho choque.
Es consciente de que el balón parado es una de sus principales armas del Mallorca para hacerle daño al Athletic, ¿no?
—Sí. Lo trabajamos mucho. Es una de las fortalezas que tenemos, tanto en ataque como en defensa. Y trataremos de aprovecharlo más allá de que ellos también son un equipo duro en los uno contra uno, en esa marca personal, en las pelotas paradas.
¿Conocía al Athletic antes de llegar a LaLiga?
—Sí, claro. Soy una persona a la que le gusta mucho el fútbol. Es un equipo que mantiene una base de futbolistas desde hace algunos años y a la que ha sumado gente joven de calidad. Es un equipo muy valiente, que no tiene miedo a presionar alto y que mantiene la intensidad los 90 minutos. Es algo muy bueno que tienen.
¿Cómo es Javier Aguirre en las distancias cortas?
—Igual de dicharachero. Parecido a lo que ustedes ven. Es bromista cuando se puede ser, pero es serio cuando hay que trabajar. Con él el grupo se ha fortalecido, sobre todo psicológicamente. En el tema de la unión en el vestuario, en el correr por el compañero, en el compromiso, en el compañerismo… Todo eso son aspectos que él pregona en el vestuario y que se notan en el campo también, porque se ve que cada uno se deja la piel por el compañero y eso la verdad que es de admirar.
Antes ha recordado que el Mallorca ganó la Copa por primera y última vez en 2003. Desde entonces, el Athletic ha estado en cinco finales del torneo del K.O. y las ha perdido todas. ¿Eso le dice algo?
—No, la verdad que ni siquiera me había fijado en eso, me estoy enterando por vos. Pero no soy mucho de creer en las estadísticas. Este es un partido único, especial.
A lo largo de su carrera usted ha ganado títulos con Peñarol. Ya sabe lo que es ganar, algo que muchos de sus compañeros y rivales en la final no. ¿Considera que eso es una ayuda para usted a la hora de afrontar el encuentro?
—Creo que sí. Pero así como me ha tocado ganar finales también me ha tocado perderlas. Es todo un aprendizaje, sumar experiencias. Y creo que sirve más que nada para saber cómo manejar el partido, tanto la previa, el momento en sí del partido, el calentamiento... Son cosas que uno ya ha vivido y entonces ya sabe cómo sobrellevarlo. Ayuda a estar anímicamente tranquilo, a manejar las emociones, digamos. Sí, obviamente esos aprendizajes y esas experiencias sirven para el futuro.
¿Sabe qué es la gabarra?
—He escuchado hablar algo de ella, creo que está relacionado con la celebración del Athletic en el agua…
Por lo que veo, no hablan mucho de ello, porque en Bilbao parece un tema tabú, del que se habla por cuestiones obligadas, pero poco más. Por lo que dice, no están tratando de aprovecharlo como si en Bilbao hubiera una euforia desmedida…
—No, no. La verdad es que no hemos hablado sobre ello.