En medio del revuelo generado en Madrid a cuenta de la fecha del encuentro de ida de las semifinales de Copa que enfrentará el miércoles al Atlético de Madrid y al Athletic en el Metropolitano, zanjado en el mediodía del jueves por el juez de Competición, que tiró de lógica para dejar las cosas como estaban, el conjunto rojiblanco volvió a reencontrarse anoche con su público en un partido de liga tras dos jornadas jugando a domicilio. Dos encuentros resueltos con una derrota, frente al Valencia, y un empate, contra el Cádiz, que dejaron un regusto amargo por cómo se desarrollaron ambos. Entre medias, eso sí, los leones apearon al Barcelona en los cuartos de Copa y ayer se volvieron a citar con el triunfo. La tónica habitual de sus últimos compromisos como local, pues entre el campeonato de la regularidad y el torneo K.O. los leones encadenan ocho triunfos consecutivos.

Fue una gran victoria, no cabe duda, aunque con un enorme pero. Doble ademas, pues los hermanos Williams, Nico e Iñaki, en ese orden, acabaron el partido lesionados y habrá que aguardar a ver cómo evolucionan en las próximas horas para ver si podrán ser de la partida en el choque de Copa del miércoles. Así las cosas, la alegría no pudo ser completa en una noche que arrancó de la mejor manera posible, con dos golazos de Yuri Berchiche; y pudo acabar en una especie de pesadilla. Se conoce la incidencia de los dos hermanos en este Athletic, el peso que tienen en un equipo que presume de muchas cosas, como la entrega y el sacrificio, pero en el que ambos marcan las diferencias gracias a su velocidad. Por si fuera poco, Alex Berenguer lleva ya tres partidos lesionado y su presencia en el Metropolitano está en el aire.

Cuando suceden este tipo de contratiempos, de los que nadie está exento, pues el fútbol tiene estas cosas, que vienen a ser riesgos por tratarse de un deporte de élite, uno siempre se pregunta si Ernesto Valverde pudo haber hecho antes los cambios para así minimizar riesgos. Es la eterna cuestión, pero como quiera que adivinar el futuro es imposible, ¿qué se le puede echar en cara al técnico que está dando forma a esta gran temporada del Athletic?

El desarrollo del encuentro ante el Mallorca, en el que los goles le llegaron al equipo antes que el juego, lo que sin duda facilitó mucho la empresa, demuestra que el equipo está muy vivo. Darle importancia a la liga sirve como un estímulo de cara a lo que está por venir y la chispa que tuvieron varios de sus futbolistas evidenció que los partidos frente al Valencia y el Cádiz fueron dos accidentes. Un hecho que se ha convertido en norma en la presente campaña, toda vez que hasta la fecha el Athletic no ha encadenado más de dos resultados negativos, entendiendo por negativo también un empate.

Como en el subcampeonato

De lo que no cabe ninguna duda ya a estas alturas del campeonato es que San Mamés se ha convertido en un auténtico fortín para el conjunto rojiblanco. Así lo corrobora que únicamente haya perdido un partido, el del estreno liguero frente al Real Madrid, y que con el de ayer haya enlazado seis triunfos consecutivos en La Catedral, que son ocho con los choques de Copa frente al Alavés y el Barcelona.

Esta gran racha del equipo ante su público no se daba desde la temporada 1997-98, en la que el Athletic, de la mano de Luis Fernández, se clasificó para la Liga de Campeones gracias a su segundo puesto en liga. También en las campañas 1984-85 y 1986-87 consiguieron los leones seis triunfos seguidos en liga.