La creciente polémica que rodea al 'caso Negreira' sobrevoló un encendido y caldeado San Mamés, donde la parroquia roijblanca, que firmó un nuevo récord de asistencia con 49.741 fieles en las gradas superando las 49.316 almas que se dieron cita contra el Real Madrid el pasado 22 de enero, se pronunció al respecto con el árbitro extremeño Jesús Gil Manzano en el centro de la diana y con Joan Laporta, presidente del Barcelona, presente en el palco de autoridades. La afición del Athletic, sin ganas de mirar hacia otro lado ante la sombra de una sospecha que daña la limpieza del deporte rey como consecuencia de los millonarios pagos que durante cerca de dos décadas (2001-2018) realizó el club blaugrana por supuestos informes arbitrales al excolegiado catalán José María Enríquez Negreira, quien ejerció durante aquellos diecisiete años como vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), no dejó pasar la oportunidad de manifestarse ante un caso por el cual la Fiscalía ha denunciado al Barcelona al observar claros indicios de corrupción continuada en el deporte. 

Lo condenó la Herri Harmaila a la media hora de partido lanzando al césped billetes con los colores blaugranas y el escudo del Barça acompañado del símbolo del dólar y la palabra 'Mafia', así como el resto de la masa social rojiblanca con un cántico claro, conciso y directo. “A Segunda, oe”, entonó San Mamés prácticamente al unísono tras la repulsa de Herri Harmaila y justo después de la primera gran pitada de la noche a Gil Manzano. Una inexistente falta de Iñaki Williams sobre Jules Koundé y la posterior amonestación al punta bilbaino crispó y puso en alerta a ‘La Catedral’, que se acordó irremediablemente del escándalo arbitral que salpica a un equipo que logró el 0-1 gracias al VAR. 

El remate final

Dio validez la tecnología al gol anulado previamente por fuera de juego al brasileño Raphinha al filo del descanso, lo cual lamentó con resignación la hinchada bilbaina mientras en la Herri Harmaila se lanzaban cánticos del tipo ‘¿Y Negreira, qué? o ‘Xavi saca a Negreira’. El ambiente, que terminó por caldearse en los minutos finales por el gol anulado con la ayuda del VAR a Iñaki Williams por una mano de Iker Muniain en el origen de la jugada, estuvo a la altura del guion desde la salida al campo de los futbolistas al calor de un himno que recordó la figura del recientemente fallecido Félix Ugarriza Aramendi, quien remató en 1983 el actual himno del Athletic con el inconfundible "Athleeeeetic, Athleeeeetic, Athleeeeetic, eup" y en cuyo asiento colocaron un ramo de flores los más allegados.

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Su voz, inmortal, volvió a elevar la temperatura en una entregada Catedral que despidió con música de viento al Barça y a Gil Manzano y con aplausos a los leones.

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