Que pase el siguiente. Ni Madrid, ni Barça. Un cántico habitual en San Mamés que retrata la historia, que honra a los verdaderos clásicos en el fútbol estatal. O sea, el Barça y el Madrid no siguen en la Copa porque se han topado en su camino con un Athletic que se ha metido entre ceja y ceja hacer más historia y alcanzar su tercera final consecutiva en el torneo del K.O.. La fe, dicen, mueve montañas. Y cómo mueve cuando se entiende en clave Athletic, que vuelve a escribir una nueva página inolvidable en los últimos tiempos. Una fe que premió al grupo y a Alex Berenguer, angustiado por una sequía que le agobiaga y que recuperó la inspiración casi divina en una acción marca de la casa con la que superó a un Courtois que por fin tuvo que hincar la rodilla ante los leones, meritorios en todos los matices. Este mediodía el nombre de la entidad bilbaina asomará en el bombo que decidirá las semifinales de Copa, en la que no estarán ni el Madrid, ni el Barça... ni la Real. La historia es la que es.

Se trataba del cuarto enfrentamiento entre los dos equipos en un intervalo de dos meses. El Madrid se impuso en los tres anteriores y semejante frustración continuada pedía una revancha deportiva a lo grande. La historia pesa. La del Athletic y la de la propia Copa. Por ello, el partido generó una expectación enorme como lo exigía un clásico a la vieja usanza. El Athletic ya superó el match-ball ante el Barça dos semanas atrás en los octavos y la fortuna del sorteo no tuvo piedad al emparejarle con el equipo más en forma en el Estado y uno de los más temidos a día de hoy en Europa. Marcelino, amante de las grandes emociones, lo dijo en la víspera: “Somos capaces de vencer al Madrid”. La proclama se entiende obvia, expresar cualquier mensaje con tufo a timorato supondria tirarse piedras a su propio tejado. El entorno athleticzale pide precisamente eso, deseo de ganar y demostrarlo en el verde, sobre todo en citas tan emotivas como esta y después de venir de disfrutr de una noche mágica como la mencionada ante el equipo blaugrana. Luego es el juego el que dicta sentencia. Y tocó el placer.

El Madrid se presentó en Bilbao sin Benzema, el azote del Athletic, el equipo al que más ha batido en su carrera. Lo hizo, sin ir más lejos, en los tres partidos anteriores, en liga y en Supercopa. El dato es demoledor, el francés fue el autor de cuatro de los cinco goles de su equipo en esta tacada. Oihan Sancet, también ausente, fue el que firmó el único de los leones en esos 270 minutos. El impacto de estos, sin embargo, no es el mismo en sus respectivos equipos. El Madrid se esperaba que acusara la baja de su gran referencia y el Athletic podía notar la del navarro. Visto lo visto, la incomparecencia de Benzema fue determinante en su equipo. Para mal del Madrid, para bien del Athletic. El fútbol tiene estas explicaciones, por muy simples que parezcan. Como lo es que a Berenguer se le ocurra volver a marcar después de un montón de partidos sin hacerlo para tener su momento de gloria.

Que el Athletic se iba a manifestar como un libro abierto lo sabían de aquí a Brasil, por eso el Madrid movió sus influencias para que sus brasileños pudieran comparecer en La Catedral. Ancelotti, resignado a no contar con Benzema, necesitaba de todos sus recursos posibles para intentar desactivar a un colectivo rojiblanco decidido a meter watios por doquier, con la idea de fundir al Madrid y a sus futbolistas del jet lag. Ya lo hizo ante el Barça y le salió maravilloso. Es la marca Marcelino, que fuel fiel a lo que esperaba el personal, con la presencia de Yeray en lugar de Vivian como incógnita más acusada.A POR TODAS

El Athletic no lo dudó. Puso presión, ritmo y mucha presencia por los costados, argumentos que le propiciaron varias llegadas con fuste, si bien le faltó la decisión final. Dani García tuvo la más clara, pero Courtois, otro martirio hasta anoche, le hizo pequeña la portería, como después a Muniain. El Madrid se lo temía y recurrió a Modric y Kroos para poner templaza, mientras que Vinicius se peleaba con sus piscinazos, aunque el cuadro blanco solo inquietó en el primer acto a Agirrezabala con un disparo de Rodrygo que detuvo el joven meta. Nico Williams, muy insistente, tuvo su protagonismo, cortado de raíz por el infortunio de su lesión muscular a las puertas de alcanzar el descanso. Como diría Ancelotti, tiene 19 años y no 60. Es un pequeño consuelo.

El partido respondía al perfil de los viejos clásicos, que subió enteros a vuelta de vestuarios. Ya no había tregua. Cualquier detalle tenía que decidirlo. Tocaba gestionar la tensión. Cabeza fría en el césped y en el banquillo. El Athletic, que cambió de registro con la marcha del pequeño de la saga y la entrada de Berenguer, ya no presumió de la misma llegada, pero sí alerdeó de una buena lectura y de un blindaje defensivo espectacular. Iñigo y Yeray están a un nivel sideral. A ver quién cuestiona que no es una de las mejores parejas de centrales de Europa. Y, para poner la guinda, Agirrezabala se unió a la fiesta al evitar el 0-1 en un golpeo de Casemiro. Después llegó el éxtasis con el tanto de Berenguer en el epílogo. Como mejor se saborea. Todo un copazo.

LA FICHA DEL PARTIDO

ATHLETIC: Agirrezabala; De Marcos, Yeray, Iñigo Martínez, Berchiche; Nico Williams (Min. 46, Berenguer), Dani García, Vesga, Muniain (Min. 92, Balenziaga); Raúl García (Min. 78, Nico Serrano) e Iñaki Williams.

REAL MADRID: Courtois; Lucas Vázquez, Militao, Nacho, Alaba; Modric, Casemiro, Kroos (Min. 76, Camavinga); Rodrygo, Asensio y Vinicius (Min. 60, Isco).

Gol: 1-0: Min. 89; Berenguer.

Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Dani García (Min. 42), De Marcos (Min. 66) y Berchiche (Min. 68), por el Athletic; y a Kroos (Min. 23) y Modric (Min. 59), por el Real Madrid.

Incidencias: Más de 39.000 espectadores se dieron cita en San Mamés en encuentro correspondiente a los cuartos de final de Copa.