Se cumplen siete años de su debut procedente del filial, donde destacaba por su poderío ofensivo. Ha pasado por todo tipo de experiencias, pero las de signo negativo, en especial una serie de lesiones enlazadas, le habían desplazado en el escalafón por lo que llegó a barajar un cambio de aires. Con Marcelino, y coincidiendo con la baja de varios compañeros, accedió al once y ahora no hay quien le apee. Se siente seguro, admite que ha evolucionado como jugador y disfruta de su momento dulce.

Vaya con Lekue. A mediados de noviembre ya lleva más minutos jugados que en toda la temporada anterior.

—¿Qué te voy a decir? Son circunstancias que se dan. El año pasado tenía un rol hasta la llegada de Marcelino y con él cambió. Empecé a entrar un poco más en la rueda, sin demasiado protagonismo todavía, y ahora me está tocando entrar más y tengo minutos. Las sensaciones son muy buenas, así que a seguir sumando minutos y aportando para que el equipo saque puntos.

Ha estado largo tiempo como suplente y su vuelta a la primera línea se ha recibido como una novedad, pero hubo un año en que fue el cuarto jugador de la plantilla que más participó.

—Sí, con Ziganda. Me acuerdo que esa temporada no fallé en ninguna convocatoria, ni de liga ni de Copa ni de Europa. Y salía a jugar de inicio con asiduidad.

Sin embargo, no fue una temporada fácil para el equipo.

—Fue complicada. En liga fuimos de más a menos y acabamos sin opciones de ir a Europa y estar las últimas jornadas sin posibilidades es una faena. En Copa nos eliminó el Formentera, un gran palo. En Europa League avanzamos más, eliminamos al Spartak de Moscú en dieciseisavos y luego caímos con el Olympique de Marsella, un buen equipo. En conjunto no fue una temporada para rememorar.

Seguido empezó su calvario.

—Justo en el verano siguiente. Empezamos la pretemporada con Berizzo, llegaba la primera jornada, en casa con el Leganés, y en un entrenamiento me rompí el peroné derecho y el tobillo quedó afectado. Pasé por el quirófano, era una lesión de larga duración, se preveía que serían tres meses y en ese tiempo el tobillo quedó bien recuperado. Pero volví a entrenar y tuve molestias en la espalda. En diciembre me tuvieron que operar otra vez, ahora de hernia discal. Dos intervenciones en un mismo curso suponen pasarlo en blanco y cuesta mucho volver y coger la forma.

Tampoco luego le fue muy bien.

—En el siguiente año, para seguir con la buena racha, antes de vacaciones me rompí el cuádriceps derecho, pero pude empezar la pretemporada. Luego, ya con Gaizka Garitano, sufrí otra rotura, una recaída en realidad. Así que empecé otro año teniendo que remontar, sin haber hecho el trabajo con el grupo en verano, con lo que eso conlleva, y no tuve muchos minutos.

Todas las lesiones, de golpe. Por lo demás no ha sido un asiduo de la enfermería.

—Efectivamente, no he tenido más cosas, pero al ser las cuatro seguidas y dos de ellas de larga duración... Casi año y medio parado.

No todo el mundo logra superar una vorágine de desgracias como aquella. Algunos se quedan por el camino, pero ¿qué siente el afectado en ese contexto, cuando se está al margen de la competición?

—De entrada, de cara al exterior, desapareces del mapa. El entrenador es difícil que confíe y conceda minutos a un tío que lleva tanto tiempo de baja. Además, el equipo sigue con su dinámica, una muy diferente a la de uno. Todo esto afecta a nivel personal. No tienes confianza y tampoco rodaje.

Como para imaginar siquiera que las cosas acabarán dando un giro como el actual.

—Cuando estás lesionado para rato, el único objetivo que te marcas es recuperarte bien. Pensar en jugar es un error, la cabeza tiene que estar centrada en la rehabilitación y solo una vez que consigues estar en condiciones te pones a competir y a ayudar al equipo como puedes.

¿Cómo se hace eso?

—Cuando llevas tiempo sin participar, habitualmente te planteas el hecho de que esto es un juego en el que toman parte once, pero en realidad es mucho más. Y si te toca empujar desde otra posición, lo haces. En todos estos años he intentado aportar el máximo y he tenido la conciencia tranquila. He empujado porque es la mejor manera de trabajar y de ser uno mismo.

Ya, nadie cuestiona su disposición y generosidad, pero el ostracismo o jugar de Pascuas a Ramos es una losa, pasa su factura.

—Hombre, hay cosas que tú no puedes controlar. La situación no es agradable, lo que quieres es jugar, pero hay ocasiones en que no se puede y tienes que apoyar desde otro sitio. Esa es la fuerza del grupo, radica en que cada cual empuje desde donde esté.

En alguna oportunidad ha comentado que barajó salir del club.

—Tenía un contrato largo con el Athletic.

¿Cuándo lo firmó?

—En la temporada de Cuco, en diciembre. Firmé para cinco años. Como iba diciendo, ese contrato estaba en vigor y veía que eran ya varios años sin jugar demasiado. El club y yo hablamos al respecto, pusimos sobre la mesa cuál podía ser la mejor decisión para todos. No jugaba y era un activo del club que estaba perdiendo valor, pero se decidió que debía continuar. Marcelino me dijo que contaba conmigo y afortunadamente parece que he acertado quedándome.

Marcelino ha sido justo con usted. Entró, ha rendido y le mantiene en el once.

—Me dijo que contaba conmigo y que si cambiaba de opinión y dejaba de hacerlo, me lo diría, como ha pasado con otros compañeros. También yo confiaba en mí y tenía claro que quería seguir aquí, así que por qué no intentarlo. Me quedé sin ponerme más meta que hacer una buena pretemporada e intentar crecer en cada entrenamiento. A partir de ahí las cosas me han ido bien, pero si no hubiese sido así tampoco me hubiese arrepentido de la decisión porque creo que era la correcta.

Es su séptima temporada en el equipo y algunos le han descubierto ahora. Como si fuese un fichaje, alguien que acaba de venir de fuera.

—Ya, pero entiendo que es mucho tiempo sin jugar y la gente te pierde la pista. Pienso que siempre he sido el mismo, con mis virtudes y defectos.

Ha dispuesto de un margen suficiente para evolucionar.

—Claro que sí. Ese espíritu de tirar hacia arriba, aunque sea para chocarse contra una pared, es algo que con los años se va sosegando un poco. Lo que ahora pide el míster es concentrarse más en defensa, que es la faceta por la que más críticas he podido recibir o en lo que más he fallado. Intento aportar atrás y también tener llegadas, pero más seleccionadas, ya no es subir por subir. La experiencia te permite equilibrar ese balance entre atacar y defender y ahora me siento muy cómodo en el campo.

Se dio a conocer en el filial porque a la mínima corría la banda con potencia y recursos en la conducción. No era un defensa al uso. Le encantaba tirar caños; bueno, le sigue gustando.

—Ese tipo de cosas son las que con los años tratas de modular. Tratas de rebajar esa alegría desmedida de cuando eres más joven. Aprendes a saber elegir cuándo te puedes jugar un regate o un caño. Hay que priorizar, no perder el balón, al menos no hacerlo en zonas peligrosas.

Lo que le distingue este curso no es que ofrece un rendimiento notable en tal o cual día, si no que está en una línea muy regular, sostenida.

—Sí, lo que busco es ser fiable en todos los partidos y creo que lo estoy logrando, pero es una meta global, de todo el equipo. Tiene que ser así para estar arriba al final de temporada. Extrapolando el tema a mi situación, mi meta es ser lo más competitivo posible. Esa regularidad me está permitiendo gozar un montón.

Lo curioso es que empezó a jugar por la lesión de hasta tres compañeros, pero luego se ha ganado la continuidad.

—Es verdad que el míster me ha dado confianza, ha mantenido la apuesta por mí en lugar de alinear a otros compañeros y hablamos de un puesto muy solicitado. Yo me esfuerzo para corresponder a esa confianza.

Se le ve feliz.

—Al final, después de tanto tiempo no te voy a decir que se te olvida, pero viene muy bien recordarse a uno mismo, comprobar que puedo tener esa constancia en el comportamiento en el campo. Todo esto resulta muy satisfactorio en lo personal. Solo espero que siga así, seguir así, es lo que me impulsa. No bajar un ápice.

Este momento coincide con una edad también. Cada futbolista es una historia, pero ya tiene 28 años.

—Lo de la edad es algo circunstancial, creo yo, hay casos para todos los gustos, pero aparte de esta cuestión es evidente que tengo una trayectoria, diría que bastante experiencia en el primer equipo y cuenta también lo que me ha tocado vivir, triunfos y fracasos, las lesiones, todo. Esto es un bagaje que vas adquiriendo y ahora lo noto.

Vamos a hablar de equipo. Europa, ¿qué dice?

—Es un objetivo alcanzable, pero depende de que en cada partido el equipo sea regular y ambicioso. Si te vas dejando puntos por ahí, te alejas de la parte alta. Pienso que hemos cogido una inercia positiva que se ha reflejado en la forma de competir en casi todos los partidos, excepto un par de accidentes que hemos tenido. Diría que estamos en el buen camino.

El secreto del éxito es por tanto combinar regularidad y ambición.

—Prolongar las sensaciones positivas nos llevará arriba. La ambición se tiene que ver sea quien sea el rival.

¿El nivel general de la liga ha descendido o desmiente tal afirmación?

—Más que el hecho de que el nivel haya subido o bajado, lo que creo que ha cambiado es el fútbol. Ahora es muy difícil ganar un partido, el que sea. También a los equipos grandes les cuesta más, se dejan más puntos. La única forma de terminar la liga entre los primeros es ser regular.

Y es lo más complejo.

—Es lo más difícil que hay. Seguir una línea y eludir los resbalones. Ahí está la dificultad. Era lo que el equipo venía haciendo hasta que...

Cayeron con el Cádiz. Y ahora el Levante, otro que tal baila.

—Además de verdad. Esperemos que nos sirva la experiencia reciente, pero no para jugar con el Levante, sino contra cualquier rival que nos toque.

El calendario se comprime.

—Nos viene todo seguido, también el partido pendiente con el Madrid.

¿Qué opina de ese aplazamiento?

—Una maravilla, sí. Pero a todos nos gusta que haya movimiento, que haya muchos partidos, a pesar de que la exigencia se eleve y tengas que cambiar de chip en función de si es liga, Copa... Tenemos una plantilla amplia, válida para afrontar este calendario. Serán muchos partidos en poco tiempo. Solo espero que al final hagamos las cuentas y los números cuadren.

“Viene muy bien recordarse a uno mismo, comprobar que puedo tener esa constancia en el campo”

“El fútbol ha cambiado; ahora es muy difícil ganar, también los equipos grandes se dejan más puntos”

“Espero que nos sirva la experiencia reciente, no para jugar con el Levante sino contra cualquier rival”

“Si no juegas, debes apoyar desde otro sitio; la fuerza del grupo radica en que cada uno empuje desde donde esté”

“Cuatro lesiones, dos de larga duración, afectan en lo personal, desapareces, no tienes ni confianza ni rodaje”

“Ese espíritu de subir siempre se sosiega con los años, rebajas la alegría desmedida de cuando eres más joven”