Esta situación ya la conocimos con anteriores juntas en base a subidas de cuotas rechazadas. Hoy también podría identificarse como fundamental causa de rechazo por el actual compromisariado la decisión de cargar al socio con un 30% sobre su carnet, con independencia del prorrateo por la no asistencia a los partidos del primer equipo por motivo de la pandemia. De ser real esa esencial objeción, su corrección habría de facilitar la aprobación de las nuevas cuentas. ¿Cuáles son las concretas novedades que se presentan ante la asamblea y cuáles las perspectivas de reconsideración?

En principio, destaca la decisión de la junta directiva de someter a votaciones diferenciadas la gestión de la temporada anterior y las cuentas de ese período, separándose por fin de la tradicional interpretación de los estatutos del club. Se buscaría facilitar la aprobación de los números, y ello en base a una alteración beneficiosa para el socio cual es la devolución (compensación) proporcional de las cuotas pagadas sin aquella retención "estructural". Elizegi se baja pues del burro. La traducción, claro, es aumentar el déficit asignado al anterior ejercicio, echando mano de la hucha del club, con el paragüas de la salvaguarda covid de fondo en la posible responsabilidad directiva.

Lo fundamental, lo que necesita realmente ahora el club, es la aprobación del presupuesto 2020-2021, en un ejercicio económico ya muy avanzado, y para ello se excluye de entrada el cobro de toda cuota social, no ya solo del canon del 30%. Se nos explica que el cargo correspondiente al esperado fútbol presencial ya con la temporada 2021-22 se compensaría con las cantidades a devolver del ejercicio anterior, si bien no se descarta una cuota lineal covid, a aprobarse en la siguiente asamblea anual, presumiblemente renovada. Podría ser más claro el tema, pero en todo caso la nueva propuesta supone un alivio indudable para el bolsillo del socio, y debería ser suficiente para propiciar la aprobación. La exención social lógicamente traslada también a mayores números rojos previstos para el club, más tirar de fondos. Todo no puede ser. La previsión de gastos aumentaría también como consecuencia del relevo del equipo técnico y las primas por la reciente Supercopa. Por el contrario, se consignarían ingresos adicionales por tal logro deportivo, y la aportación de los jugadores vía acuerdo de rebaja salarial que se hizo público ayer.

El nuevo rumbo deportivo del club, con la consecución de un título y la posibilidad de otros dos, debería influir en la posición de la asamblea ante la junta directiva y su gestión, que ha conocido errores sí, pero que ha tenido que afrontar también una situación inédita de crisis que ha afectado de lleno a la entidad. No se justifica, estimamos, un nuevo castigo a los actuales regidores, que afectaría a todas y todos los socios, abocándonos a una situación desconocida de crisis institucional sin reales razones extremas para tal excepcionalidad.

Toca dar un voto de confianza a los rectores del club. Habrá tiempo de calibrar sus aciertos y desaciertos, cuando se consuma el período para el que fueron elegidos democráticamente por la masa social. Vivamos sin convulsiones innecesarias un tiempo que vuelve a ser ilusionante para el Athletic.