NO resulta muy complicado enumerar las veces en las que desde el inicio de la pretemporada, allá por el 13 de agosto, que suena muy lejano en el tiempo pero únicamente ha pasado mes y medio, Gaizka Garitano ha cuestionado la capacidad goleadora de su equipo. Una crítica hacia sus futbolistas, a los que ha señalado en un puñado de ocasiones por su escasa capacidad para asociarse con el gol.

Es cierto que nunca ha dado nombres, pero tampoco resulta muy difícil imaginar por dónde van los tiros. Ante el Cádiz, aunque lo intentó con hasta cuatro puntas distintos: Iñaki Williams de salida, Raúl García pasados los minutos, Asier Villalibre a la vuelta de vestuarios y Kenan Kodro en el último cuarto de hora, no le bastó para encontrar el premio del gol. Aunque Williams se topó con el palo a la hora de juego, el resto no estuvieron ni cerca de marcar. Y eso que el Cádiz jugó media hora con nueve.

Retirado Aritz Aduriz, de quien se ha acordado en un par de ocasiones, antes del inicio de liga en Granada aseguró que el equipo necesita más aportación anotadora de los futbolistas de banda, pero también de los mediocentros. Así, pidió a gritos el fichaje de Álex Berenguer, para cuya llegada a Bilbao se descuentan las horas, pero también apuntó a los atacantes puros. Concretamente, admitió sin tapujos que el Granada tiene más pegada que el Athletic.

Por si fuera poco, este miércoles, en la previa del duelo ante el Cádiz, recordó que Álvaro Negredo, camino de la retirada, ha marcado más goles que todos sus futbolistas y, para colmó, tras el choque, repitió aquello de que les cuesta marcar gol ante equipos que se cierran. La solución parece sencilla: entrenar, entrenar y entrenar. No hay otro camino. ¿O sí?

Eso es un hecho achacable al técnico, aunque también los jugadores tienen que poner de su parte. No es muy normal que tras haber disputado ya tres encuentros de liga solo Unai López haya sido capaz de ver puerta. El donostiarra, además, anotó sus dos tantos en el encuentro del pasado domingo en Ipurua. Un doblete que, eso sí, se tradujo en tres puntos que hicieron olvidar el mal arranque de Granada, aunque ayer el castillo de naipes se derrumbó de nuevo.

El gol es un problema grave en este equipo y el empeño y la insistencia del técnico en sus mensajes negativos no ayudan. "Williams tiene la obligación de hacer más goles y él lo sabe", ha llegado ha decir en alguna ocasión. Cierto es, pero tal vez señalar públicamente al futbolista sea lo más beneficioso para que el delantero bilbaino ponga fin a su racha. En el debe del futbolista, eso sí, está su mala temporada pasada, que cerró con un pobre bagaje de seis goles en liga. Por si fuera poco, hay que remontarse hasta el 8 de marzo para dar con su último tanto. Desde entonces, y tras haber participado en los 14 encuentros disputados por los rojiblancos, tres de ellos en la presente campaña, sigue negado de cara a gol. Ayer, tras sus buenos minutos ante el Eibar, donde ofreció su mejor versión en meses, el palo impidió que marcara. Pero poco más ofreció un futbolista llamado a marcar la diferencia en cada partido. Su sequía es preocupante, pero quizá más que ya no genera tantas ocasiones de gol como antaño.

Tampoco Raúl García estuvo cerca de marcar. Dispuso de un remate de volea en la primera parte, pero al margen de su generosidad en el trabajo y su garra, poco más ofreció el que fuera el máximo realizador del Athletic la pasada campaña, en la que se fue hasta los quince tantos en liga. El navarro es, junto a Williams, quien debe asumir la responsabilidad del gol y, de momento, como su compañero, sigue lejos de él.

En un segundo y tercer plano figuran Asier Villalibre y Kenan Kodro, respectivamente. El primero, a quien Garitano considera como el único delantero centro, pasó ayer totalmente desapercibido, aunque tampoco tiene que ser sencillo asumir el rol de revulsivo que parece otorgarle el técnico. En Eibar hizo méritos para ganarse un puesto en el once, pero volvió a ser suplente. Como el internacional bosnio, inédito este curso hasta el choque ante el Eibar. Entró con algo más de quince minutos por disputarse, pero apenas se le vio. El gol es un oasis en el Athletic.