DICE una conocida ley de Murphy que si algo va mal, aún puede ir peor. Y el espectáculo circense que brindaron anoche Athletic y Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López iba encaminado a ello, al menos para el conjunto rojiblanco, que desde muy temprano se encontró con todos los elementos en contra. Un pase a la nada de Yeray Álvarez en el minuto dos de partido acabó con Iago Herrerín en la caseta tras ver la roja directa en una acción cuando menos discutible, lo que propició el debut de Jokin Ezkieta con la elástica zurigorri. El héroe de Elche se convirtió en villano tras una mala salida y su testigo lo recogió el guardameta navarro, héroe por accidente, que detuvo una pena máxima en la tanda de penaltis y a diez minutos para la conclusión del tiempo reglamentario se lució con una sensacional estirada a taconazo de Joselu. Lo que pareció un regalo envenenado para Ezkieta se convirtió en un dulce caramelo que el portero tardará mucho tiempo en olvidar.

Al margen del debut, todo fueron obstáculos para el guardameta titular del Bilbao Athletic, que en condiciones normales no habría entrado en la convocatoria, ya que aprovechó la baja de Unai Simón, a quien se le espera ya para medirse el domingo al Getafe. Así las cosas, el Helmántico aguarda este sábado a Ezkieta en el partido que medirá al Salamanca con el filial rojiblanco. Nada más saltar al campo, el navarro se encontró con una falta en la frontal del área que Luis Milla lanzó contra la mano de Iñaki Williams, que se encontraba dentro del área. Penalti. Un nuevo obstáculo. Joselu no perdonó y superó al navarro desde los once metros.

Trece minutos después, ya con empate a uno en el marcador, un nuevo despiste defensivo permitió que Joselu se encontrara con un balón muerto en el corazón del área. Pese a su estirada, no pudo evitar que el Tenerife se adelantara en el marcador por segunda ocasión. Así, se encontró con dos goles en sus primeros 17 minutos como león. Eso sí, el récord de goles más rápidos encajados por un guardameta rojiblanco en el día de su debut lo tiene Roberto Pampín, que recibió dos de la Real en menos de 10 minutos.

El debut de Ezkieta, del que sus compañeros en el primer equipo hablan bastante bien y que está cuajando una muy buena temporada a las órdenes de Joseba Etxeberria, trajo a la memoria de muchos una célebre frase de Rafa Alkorta, director deportivo del Athletic: "Un portero que ha estado en el Barça malo no será". Hubo que esperar hasta bien entrada la segunda mitad, a diez minutos para la conclusión, para que pudiera demostrar de lo que es capaz, ya que hasta entonces el Tenerife no le exigió en exceso. Y vaya que si lo hizo. Cuando el balón parecía colarse en el fondo de la portería tras un taconazo de Joselu apareció su mano, salvadora, para mantener al Athletic con vida en la eliminatoria.

El navarro desoyó la dichosa ley de Murphy y llevó a su equipo a la prórroga, aunque aún tendría que sortear otro puñado de obstáculos, todos en forma de penalti. El primero, en el último suspiro de la primera parte de la prórroga, tras una absurda falta de Iñigo Lekue dentro del área. Dani Gómez cogió el testigo de Joselu y batió a Ezkieta para poner el 3-2 en el marcador.

Yuri Berchiche obró el penúltimo milagro en el 118 y todos los focos se centraron entonces en la figura de Ezkieta. Tras encajar dos de los tres goles de la noche desde los once metros, se enfrentó a una tanda de penaltis en la que no tenía nada que perder pero sí mucho que ganar. Le esperaba el disfraz de héroe y, aunque fue Asier Villalibre el encargado de lanzar el último penalti y de clasificar al Athletic a los cuartos de final de la Copa, Ezkieta tuvo una actuación destacada al detener el disparo de Joselu. Adivinó las intenciones del delantero y, de paso, se tomó su particular revancha ante el futbolista que le había batido en dos ocasiones.

Héroe por accidente en la cálida noche tinerfeña, a Ezkieta le aguarda de nuevo su día a día. Ese que pasa por entrenarse a diario a las órdenes de Gaizka Garitano y jugar con el Bilbao Athletic los fines de semana. Por lo pronto, aprovechó la inesperada oportunidad que le cayó del cielo tras la expulsión de Herrerín.